EN LA
CASA
DE
FRANÇOIS
OZON
El director de la película “En la casa”,
tiene una gran capacidad de trabajo. Cada año hace una nueva lo que supone añadir
dificultades a la ya ardua tarea de hacer cine. Si reunir todos los requisitos
para hacer una buena obra es complicado, hacerlo casi por obligación en tan
corto espacio de tiempo, tiene un mérito notable. No voy a extenderme mucho más
sobre aspectos como éste para ser fiel al principio que inspiró la creación de
este Blog: “hablar con pasión y no con erudición”, por lo que a continuación me
centro en lo que me sugirió el film.
La historia es sobresaliente, basada en
una obra de teatro del dramaturgo español Juan Mayorga. Genera gran inquietud y
no se pierde, en ningún momento, la concentración. Aunque sólo sea por este
motivo ya la convierte en una obra muy recomendable.
El guión es de rabiosa actualidad,
trata sobre la clase media. Una clase social que se ha puesto de moda en los
últimos tiempos por ser la gran sufridora de los errores y de las decisiones
intencionadas que nuestros supuestos líderes, tanto de izquierdas como de
derechas, están adoptando. Entre los que forman parte de este segmento social
los hay que sienten añoranza; los hay que sienten, sin saberlo, hastío vital
perteneciendo a ella y, por último
están, los que no saben ni interpretar ni expresar su sentimiento de
pertenencia de clase e impulsan a alguien hacia un voyeurismo malsano que les
ayude a sobrellevar su triste mediocridad.
Todas estas circunstancias están muy
bien construidas en el conjunto de la obra. Todos los actores han entendido, dudo si
consciente o inconscientemente, su papel y lo interpretan estupendamente,
especialmente Ernst Umhauer (Claude) y Kristin Scott Thomas (Jeanne), ésta con
un dominio del idioma francés asombroso.
En la ficción es fácil imaginar que
el comportamiento humano responde a patrones muy definidos y que esto permite
manejar a las personas casi al antojo
del manipulador, sobre todo si este se sitúa en una posición intelectualmente
dominante. En la realidad, es otra cosa: en el comportamiento humano siempre
hay variables inmanejables que impiden las manipulaciones absolutas. La
cuestión es que en el mundo hay muchas personas que, en aspectos como estos, no
distinguen entre ficción y realidad. Esta película y su gran guión nos lo
muestran de manera inmejorable.
Germán