MUD
DE
JEFF NICHOLS
Mud es un film sobre la
iniciación y el aprendizaje. Sobre la búsqueda y el descubrimiento. Sobre las primeras decepciones. En definitiva, sobre el proceso de maduración de los sujetos
y la trascendencia de los valores interiorizados en la
adolescencia para forjar la personalidad
adulta. Piaget no podría haberlo contado de forma más abreviada y
gráfica. Y entretenida.
El director conforma una
historia que gira alrededor del adorable personaje del joven Ellis, a través del
que nos muestra las claves de la construcción personal desde la
adolescencia. Y lo hace bajo la fórmula del relato de las correrías de dos amigos adolescentes ( Ellis y Neckbone, de 14 años)
cuya vida discurre alrededor de un río, el Mississipi, en una de cuyas islas encuentran a un
personaje, Mud, en el límite de la
marginalidad y con el que se embarcan en
una aventura común. El encuentro de Mud
y Ellis hace emerger unos fuertes lazos afectivos entre ambos. Bajo el formato de cine de acción, de “peripecias
juveniles”, se repasan los aspectos que configuran la personalidad de
los personajes del film y que ponen de manifiesto la cosmovisión del autor. Película de
numerosas aristas y múltiples lecturas perfectamente camufladas bajo el
envoltorio de cine de puro entretenimiento
que, sin embargo no es intrascendente ni frívola, para mi sorpresa. Lo que en principio parece ser un film sin
pretensiones, resulta ser una historia plagada de mensajes. Ellis reúne las cualidades
necesarias para la conversión en un adulto honesto. Así, desde su ingenuidad y
en un momento álgido de búsquedas y descubrimientos, resulta ser un adolescente
firme en sus convicciones; respetuoso
con las normas (claramente representadas por la figura en relieve del padre
severo que ensombrece la figura materna). Representa de forma magnífica el
valor y el coraje (así cuando sale en defensa de las
chicas agraviadas, no tanto para hacerse notar, como para defender la posición
del débil frente al poderoso – se atreve, sin ambages, con un corpulento matón que golpea brutalmente a la novia de Mud).
Simboliza el sentido de la lealtad, de la honestidad, de la entrega, de la
generosidad (además representada por otros personajes como el del “padre
adoptivo” de Mud que sale en su rescate cuando más se le necesita o en el propio Mud
que no duda en poner en peligro
su propia seguridad por salvar la vida del muchacho). La dignidad (también
representada por el padre, hombre rudo y
primitivo que a pesar de no ser capaz de comprender las causas del deseo de separarse de su
mujer, lo acepta con gallardía y resignación, aunque esa decisión implique
mucho más que un simple divorcio (supone también la pérdida de su único modo de
vida conocido, junto al río y del río). Y todo ello está relatado con una
sutileza y una sensibilidad extraordinarias, combinadas con un ritmo ágil y las
dosis necesarias de tensión. El director
adora a sus personajes y logra contagiar
su empatía a los espectadores con asombrosa
naturalidad. Pero el personaje más mimado
por Nichols, resulta ser , by far, el del niño Ellis, personaje del que quedé
verdaderamente prendada.
Y todo ello rezuma optimismo:
en un ambiente hostil como el descrito, con
escasez económica, austeridad afectiva y una
férrea disciplina, surgen personajes adorables como el de Ellis, circunstancia
que permite vislumbrar determinados posicionamientos del autor (por ejemplo, que las dificultades de todo orden favorecen
el surgimiento de personalidades fuertes). La ingenuidad y el entusiasmo del
personaje central y de otros personajes del film (el propio Mud no deja de ser
un niño crecido) te reconcilian con el género humano, con el mundo.
Ellis es un niño “íntegro” que anticipa un adulto “íntegro”. Y todo ello
sin el menor atisbo de sentimentalismo.
Fábula actual sin moralinas, película emocionante, de las que dejan huella, es una de las escasas bocanadas
de cine fresco que ofrece la cartelera actual. Muy recomendable.
Alicia dixit