SESIONES
DE
BEN
LEWIN
“Sesiones” pertenece a ese tipo de películas
que vas a ver a la sala con un cierto nivel de desconocimiento escéptico y terminas
saliendo con la satisfacción de haber asistido a la narración de una bella
historia muy bien contada. La película está muy alejada de los estereotipos que
nos presentan otras obras que, si bien pueden ser de un gran entretenimiento,
no abandonan el mundo de lo predecible y
de la sonrisa fácil, aunque esto tampoco debe despreciarse y como muestra,
podemos recordar los buenos momentos que nos procuró recientemente “Intocable”
Durante su visionado aprendes que la
discapacidad, no sólo nos enseña a ser más humanos y solidarios -algo muy
diferente a ser compasivos- sino también a entender cómo frente a situaciones
como la que nos presenta el director, comprendemos mejor la naturaleza de los
hombres. Así nos preguntamos ¿Qué sentido tiene oponerse a la naturaleza de
nuestros comportamientos y en particular a nuestros impulsos sexuales? Incluso
muy a pesar de nuestras convicciones y principios, algo que interpreta
magistralmente William H. Macy, un sacerdote más humano que próximo a la
teología de la liberación y otras tendencias de la Iglesia Católica
que pretenden su modernización.
El papel de gran minusválido que
únicamente puede vivir unas horas diarias, y digo vivir y no sobrevivir, porque
el resto del tiempo tiene que estar
atado a un pulmón de acero, lo interpreta John Hawkes. No solamente se
mete en la piel del personaje sino que nos hace a todos los espectadores partícipes
de su vitalidad, que lo traduce en una enorme coquetería y en su firme deseo de
abandonar la virginidad ¿Por qué no?
A Helen Hunt, actriz ni guapa ni fea,
el director le asigna el papel de terapeuta sexual y lo encarna haciéndonos
disfrutar de un personaje profesional, dotado de una sensibilidad propia de
vocaciones difíciles de entender si no se tiene ese don de la naturaleza. ¡Cuánto
tenemos que aprender sobre dependencia…..! Quizás no sería mala idea que en
estos tiempos de recortes, algunos de los adalides de las eliminaciones de las ayudas
a la dependencia viesen la película y entenderían en qué consiste. Personalmente
creía entender la necesidad de las ayudas a la dependencia, después de ver esta
película me he reforzado en mis convicciones. ¡Cuánto nos queda por desarrollar
en este terreno!
El final de la película coincide con un
sentimiento de enamoramiento del protagonista, tanto por parte de los actores
como de los espectadores. No por su tesón, ni por su fortaleza de ánimo, dos de
las característica a las que generalmente se recurre para ensalzar a las
personas con alguna discapacidad, sino porque todos, dentro y fuera de la
película, le admiran sin considerar su minusvalía. La suya es una personalidad
que te hace olvidar completamente su discapacidad.
Germán.