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LA VIDA MISMA.GERMÁN

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sábado, 23 de mayo de 2015

LA FAMILIA BÉLIER
DE
ÉRIC LARTIGAU

He tomado la  firme decisión de  no leer con anticipación  las críticas de las películas que planeo ver. Decididamente prefiero dejarme llevar por el olfato, dejarme sorprender, porque no hay nada más decepcionante que ver frustradas las  propias expectativas.
 Y eso exactamente me ha ocurrido con “La familia Bélier”  sobre la  que todo el mundo contaba  las mil maravillas.
Sin más prolegómenos, y yendo al grano diré que me ha parecido una película ñoña, sentimentaloide  y repleta de clichés sin gracia alguna. Podía esperarse  por razón de la historia (y en mi caso así era)  una propuesta original  sobre las tan manidas relaciones familiares. Pero para mi desgracia nada ha resultado ser como esperaba: el  planteamiento inicial (familia de sordomudos con la única excepción de  la hija mayor, de 16 años) que hacía presagiar algo novedoso y fresco, sin embargo   resulta ser una colección  de tópicos planteada con una  emotividad más que naif, pueril.

Se dan todos y cada uno de los lugares comunes imaginables: familia que se apoya en la hija mayor, la que por tanto, soporta un exceso de responsabilidad en la  gestión de  la granja familiar, y en definitiva en el sostenimiento de todos.  Una supuesta organización del trabajo (el padre se ocupa de  las tierras, la madre elabora los quesos, la hija atiende los animales y  el tenderete donde se venden los productos elaborados en los mercadillos locales, actúa de interlocutora en la gestión del negocio, etc……..) oculta una evidente   posición  desequilibrada de la  balanza, que se inclina sobre el  lado de la  joven protagonista. Además de todo lo anterior   asiste a clase, tiene amigas, y se interesa por los chicos, como es natural,  y  se descubre poseedora de una voz prodigiosa.

Un profesor de canto detecta en ella  un gran talento vocal  por lo  que se propone prepararla para  unas exclusivas pruebas selectivas en París. De manera fortuita se abre  ante la joven una expectativa  de futuro  imprevisto, estimulante  y prometedor pero que implica  el abandono de la casa familiar.

Y en torno a la posibilidad de  su ida a París  giran los emergentes conflictos personales y familiares: el deseo de la joven por aventurarse a una vida “distinta”  contrapuesto a su  sentido de  la responsabilidad, que la liga a su familia de forma irremediable. Por su parte, la  familia  se enfrenta, asimismo,  al dilema de la pérdida de apoyo que supone la ida de la joven,  y la oportunidad del  futuro  plagado de  sugerentes perspectivas  que se presenta ante sus ojos.  

Lo dicho,  si  a que sobre el papel el guion ya  apuntaba maneras, le añadimos  la tradición del buen cine francés hecho con solera y solvencia, tal combinación de elementos parecerían avocar a un acierto seguro, pero salvo la frescura de la interpretación de la protagonista (que sorprendentemente se estrena en el cine) el resto es melífluo. Los personajes caricaturizados de los padres granjeros resultan más que cómicos, grotescos; se ridiculiza el ambiente rural  en contraposición con el “aire  exclusivo de la ciudad” encarnado por  el chaval venido de la capital;  los números musicales no me parecen  la mejor elección (lo cual sorprende especialmente dada la gran tradición de música popular francesa);  el desenlace final más que conmovedor resulta verdaderamente lacrimógeno, en fin.  

El éxito que la precede, puede tener que ver con el carácter chovinista de nuestros vecinos del norte- del que, por otra parte, tendríamos mucho que aprender en la defensa de lo autóctono - más que con las cualidades objetivas del film.

Pretendiendo emular la gran película del género “Los niños del coro”, no le llega ni a la suela de los zapatos.

Película mediocre en el planteamiento aunque digna en el resultado, porque el oficio de los cineastas franceses obra milagros, como  el que aquí ocurre.  Por ello y solo debido a esa profesionalidad que les avala, la película se deja ver. El  potencial, en mi opinión desaprovechado del film  me hace desconfiar de la audacia del director. Je suis  sincèrement désolée,  mais hay demasiada oferta en el mercado  como para dar segundas oportunidades.  No reincidiré con este  director.

Alicia dixit