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LA VIDA MISMA.GERMÁN

Si no puedes escribir, escribe

domingo, 29 de diciembre de 2013

DOS POR UNA
“UNA FAMILIA DE TOKIO” Y “DE TAL PADRE TAL HIJO”

Mi fascinación por lo japonés aumenta con la edad. Trasciende  mi fervor juvenil, cuando  hacía mis pinitos merodeando alrededor de la colonia de japoneses que habitaba en Lavapiés, en un momento en que la presencia de extranjeros en Madrid era tan frecuente como la de ballenas  en la Gran Vía madrileña.   Y me plantaba ufana delante  del bar que frecuentaban llevada  por una admiración/devoción casi mística. En mi preadolescencia se sitúa, por tanto, el origen de este entusiasmo, desconozco por completo la causa.  Y ese entusiasmo  se ha ido incrementando y afianzando con el  paso del tiempo y el conocimiento de su cultura.  Japón, representa para mí, la máxima expresión de la convivencia entre tradición y modernidad, en un equilibrio asombroso. Es un  país que combina como ninguno el respecto ancestral por la tradición (el esmero  exquisito por las formas, el respeto al otro como base de la  convivencia, admirables)  con un desarrollismo  industrial y económico propio de las primeras potencias “occidentales”, que  acompañado de una vanguardia cultural  reseñable, lo convierten en un prodigio de civilización.  De la mezcla de tradición  e innovación,  resulta un país apasionante en todas sus facetas, en mi opinión.
Así, desde siempre, mi entusiasmo por lo japonés trasciende lo puramente estético. Ni el canon fidiaco, ni el modelo nórdico de belleza me  han llamado nunca la atención. Me rindo ante la delicadeza oriental   como máxima expresión de la belleza (masculina y femenina).  Sus niños  me enternecen  (y despiertan mi,  desde siempre, adormecido instinto maternal) como no me ocurre con ninguna otra criatura de la especie humana.  Pero  no queda ahí la cosa. Me fascina su comida;  mis preferencias en la literatura actual van por autores como Murakami, cuyos relatos fantásticos me subyugan  y, por último, recientemente descubro que  su cine actual  me emociona como ya apenas si me ocurre con el cine supuestamente más próximo. Y es el cine japonés, que no el chino ni el coreano, (dos potentes industrias cinematográficas) el que me llega. Porque si bien, el cine japonés  actual  participa de los tempos y los ritmos del relato cinematográfico oriental, (los acontecimientos en pantalla se reproducen en tiempo real)  plantea, sin embargo una perspectiva  sobre las cuestiones,  que me resulta más que familiar, plenamente coincidentes con mi percepción sobre ellas.
Me sorprende su mirada nítida y precisa, certera, sobre  las cosas cotidianas, que son las más universales. Su cine costumbrista me sorprende por lo cercano.  De no ser por el idioma y el aspecto de la gente, pensaría que la historia que estoy viendo en pantalla ha ocurrido en mi barrio o en la ciudad de mi vecina. Y nadie lo diría teniendo en cuenta la distancia que nos separa (geográfica  y cultural) No sé si mi identificación con el cine japonés tiene algo de extraordinario (estoy pensando en las espléndidas Still Walking y  despedidas      ) Voy a empezar a pensar que las conexiones entre nuestras formas culturales son más de las podría dictar la lógica dadas las circunstancias.
Pues bien, he visto en los últimos tiempos, dos magníficas películas japonesas: “Una historia de Tokio” y “De tal padre tal hijo”. Cualquier de ellas es  más ilustrativa que el mejor tratado de sociología de la familia en el Japón de  hoy. Las dos tratan el mismo asunto, desde diferentes puntos de vista: la familia.  La primera poniendo sobre la mesa las complejas relaciones padres-hijos, y hermanos entre sí, con una asombrosa agudeza. La segunda cuestionando el papel de la paternidad. La primera contándonos con la crudeza y a la vez la ternura necesarias las relaciones de una pareja de ancianos con sus tres hijos (el triunfador, la hija, supuestamente entregada a la causa de su cuidado, y el díscolo). Y refleja  de manera tan extraordinaria y verosímil  el rol que cada uno juega en el engranaje familiar, y la reacción de cada uno de los personajes prototípicos ante un acontecimiento extraordinario como es la muerte repentina de la madre,  que resulta francamente conmovedora.  Nadie es quien parece ser (como suele ocurrir en la vida real). El padre distante e inflexible  está prisionero de su propia incapacidad para   expresar sentimientos. La madre conciliadora y comprensiva siente debilidad por el hijo menos convencional, que es, casualmente, el hijo capaz del mayor afecto. Los hijos supuestamente “modélicos” son los que escurren el bulto sin miramientos, mientras que el hijo irreverente demuestra ser es más comprometido y el más afectado por la pérdida. El  papel de la madre, que representa de forma fidedigna la capacidad femenina  para propiciar la unión entre todos los miembros,  nos muestra el modelo de madre generosa que por común, no es menos universal. La madre que solo pretende  el bienestar de sus hijos;  la madre que intercede con el padre para limar las asperezas propias de las diferencias generacionales y de otro tipo;  la madre tolerante, comprensiva,  respetuosa con la vida de sus hijos;  la madre que muere feliz cuando confirma que su hijo pequeño ha encontrado la pareja con la que vivir una vida plena  a pesar de que lo hace al margen de todo tipo de convencionalismos (no están casados) refleja como nadie la idea de amplitud de miras, de tolerancia, de pragmatismo, tan maternales  (en una sociedad en muchos sentidos convencional) propias, por otra parte, de “las formas de vida actuales”. Y, en contrapartida,  la sensación de desvalimiento del menor de los hermanos ante la muerte  inesperada de la madre, expresa   a la perfección la sensación de pérdida irreparable, mientras el resto de hijos, más allá del schock inicial, muestran tener una gran capacidad de recuperación y de  desviar su atención sobre  sus propias vidas con enorme facilidad.

De igual modo me conmocionó “De tal padre tal hijo” por la crudeza con la que plantea el significado de la paternidad. Cuáles son las claves? Cuál el fundamento? Los vínculos de sangre o el vínculo afectivo que se crea con la convivencia? El planteamiento es el siguiente: dos parejas descubren , transcurridos unos cuantos años, que el hijo que están criando no es su hijo biológico, porque se produjo un intercambio en el hospital.  Y aquí surgen las dificultades, qué hacer una vez que tienen confirmación de que el que creían su hijo en realidad no lo es. No desvelaré el final, porque sugiero ver la película, pero he de decir que me ha impactado tanto el conflicto planteado como la manera de resolverlo. La delicadeza con que dibuja el retrato de cada  una de las familias es asombrosa: las peculiaridades de cada  matrimonio, los niños, ambos deseados (y los hermanos en uno de los casos, el otro es hijo único), el entorno afectivo, las distintas condiciones materiales, las diferentes  relaciones entre padres e hijos, el drama materno ante la pérdida del hijo querido a pesar de ser ajeno……… Todo contado con absoluta precisión. Película    conmovedora que deja sin aliento. Hecha con el corazón, no deja a nadie indiferente. Imprescindible.

Alicia dixit  


lunes, 16 de diciembre de 2013

Blue Jasmine
De
Woody Allen


Como cada año, cumplo con el rito de asistir al más reciente estreno de Woody Allen, con ilusión renovada y  con  idénticas expectativas de éxito.  Me resisto, esta vez, a leer las críticas por anticipado, aunque me soplan que no es del gusto de Boyero.  No quiero dejarme influir por ninguna opinión, por certera que me parezca o por coincidente que pueda ser con las mías. Prefiero llegar “virgen” al cine y dejarme sorprender. En lo que a Allen respecta me importan un comino las opiniones ajenas porque  yo no variaré mi entusiasmo inicial ante una nueva película suya.  Soy una incondicional, no voy a negarlo a estas alturas. Ni voy a cambiar, me confieso una alleniana irredenta. Incluso en las peores ocasiones  (y podría enumerar unas cuantas cintas que me han parecido directamente malas) las pelis de Allen rara vez me resultan insoportables. Si me gustan,  me divierto a rabiar, y si no me gustan, al menos, no me resultan aburridas por lo que son una apuesta segura.
En estas circunstancias voy al cine sin apenas información sobre la película, excepción hecha de la participación  y  el buen hacer de la magnífica Cate Blanchet, actriz prodigiosa donde las haya. Y me encuentro con una comedia dramática nada al uso. Digo comedia porque en cualquiera de sus películas, digamos serias, yo siempre veo ocasiones para el humor, momentos hilarantes, (desconozco si por voluntad del autor o si por defecto mío, que estando predispuesta a la risa, encuentro siempre la ocasión para dejarla aflorar) y esta vez no es diferente del resto. A pesar de que la historia no tiene ninguna  gracia, sí hay elementos humorísticos muy del estilo de su autor. La película, que trata sobre el conflicto de clases, representadas por dos hermanas que se reencuentran con motivo de la ruina (económica y de todo tipo) de la triunfadora,  tiene sus momentos para la carcajada. No sé muy bien lo que quiere decirnos Allen, si es que hay algún mensaje subliminal en la historia, más allá de las  cuestiones planteadas de forma expresa (como que la felicidad no  se puede basar exclusivamente en el dinero ni en la posición social,  o cómo determinadas posiciones favorecen la “incapacidad” de las personas para sobrevivir en cualquier medio hostil  o en circunstancias más adversas a las para ellos “habituales”; o la de la importancia de la lealtad y el afecto incondicional en las relaciones interpersonales y en el logro de la “felicidad” personal que poco o  nada  tienen que ver ni con  la fortuna ni  con los múltiples privilegios de los más favorecidos en la escala social). Tiendo a pensar que no, que no hay más mensaje que lo que allí se observa. Y si lo hay tampoco me preocupa. Sólo veo la historia (por otra parte frecuente en otras  muchas latitudes) de la debacle personal causada por la pérdida de los recursos cuando éstos han sido desorbitados. Y para contarnos una historia tan frecuente (especialmente en tiempos como los actuales), nos adentra en los entresijos de las siempre complejas relaciones familiares. Si ya la naturaleza humana es indescifrable con frecuencia, mucho más sorprendente resulta expuesta a las vicisitudes de los vaivenes de las relaciones familiares. Para rizar el rizo de lo complejo, y  no contento con plantear una relación normal de “hermanas”, nos pone ante la relación de unas “hermanas adoptadas” que se reencuentran muchos años después de su separación,  que han emprendido y llevado vidas absolutamente contrapuestas y que por causas ajenas a su voluntad se unen nuevamente. El mensaje que podría parecer que subyace a lo largo de la cinta  de que  la familia es lo único que nos queda en los momentos críticos  se desmorona desde el minuto uno: ni la una soporta tener que recurrir a la otra (pero no tiene, literalmente, donde caerse muerta) ni la otra lleva con alegría los cambios e imprevistos que supone, en su rutina cotidiana, la aparición de la hermana rica venida a menos, ausente por otra parte en épocas de bonanza. De hecho, finalmente se vuelven a separar (como no podía ser de otra manera), con el convencimiento de que no tienen nada que compartir. En las desgracias personales uno siempre está solo. La soledad es intrínseca al ser humano, como nos muestra Allen en cada una de sus cintas, y es la  lucha por evitarla lo que le permite crear historias.  Y  el empeño constante por eludirla lo que  condena a  muchos a la miseria moral de ciertas relaciones personales. Pero la soledad es inevitable, tanto como la muerte.  Aquí es donde veo la mano de Allen con su hobbesianismo endémico. Enhorabuena Woody, y gracias por regalarnos tu última película.
Alicia dxit

viernes, 13 de diciembre de 2013

THE COUNSELOR
DE
RIDLEY SCOTT

         Ir al cine a ver una película de Ridley Scott ha sido siempre una garantía de éxito. Quizás por esta idea predeterminada mis expectativas en cuanto a esta su última obra estaban un tanto sobredimensionadas. Con esta esperanza comencé a ver la película. Nada más empezar la impresión que me llevo es que me estaba enfrentado a una historia y a una narrativa lo suficientemente complicada como para no permitirme ni la mínima distracción, ni tan siquiera con la belleza de alguna de las imágenes iniciales, para poder seguir el argumento. En efecto, esta es una película en la que se produce un exceso verbal de tal magnitud que incluso llega a coordinar mal diálogos e imágenes.

         El guión de Cormack McCarthy está basado en el mundo de la droga y se desarrolla en la frontera entre México y USA. Con este entorno no es difícil imaginar que la violencia sin sentido, de la que nos informan cada día, va a impregnar toda la película. Esto te pone en una situación de tensión ante posibles escenas descarnadas y desagradables, como así fue. Sin embargo, no es a partir de esta idea sobre la que se construye esta narración, sino sobre una reflexión acerca del bien y del mal trufado con la religión y el pecado. Para poder dar sentido al concepto que se quiere transmitir, se adorna excesivamente toda la película con diálogos sentencioso-filosóficos verbalizados por unos personajes que el espectador no puede llegar a imaginarse que sujetos de esa baja talla moral vayan a pronunciar. Parece como si el mundo en el que se desarrolla la historia tuviese la capacidad de pensar en el largo plazo, como si los profesionales de ese universo de delincuencia y de extrema violencia no tuviesen la necesidad de vivir rápido, sino que se pudiesen tomar su tiempo. Es obvio que no es así y así nos lo han mostrado más acertadamente otras imprescindibles obras del género.

         De entre los intérpretes destaco a Javier Bardem que hace de lo que mejor sabe hacer y lo hace muy bien aunque no termina de convencerme la estética personal a la que recurre el director. Penélope Cruz interpreta un papel más que digno, dudo si por la brevedad o igualmente porque la están encasillando en una imagen de latina buenorra de barrio de la periferia. Quizás debería ser más selectiva al escoger sus películas. Michael Fassbender resulta demasiado decepcionante. No transmite al espectador la sensación de estresante agobio que su papel exige. Brad Pitt ejerce de secundario de lujo con una simplemente discreta interpretación, también de lo que sabe hacer. Por último me resultó muy destacable el papel de Cameron Díaz que es quien mejor entiende la obra. Únicamente añadir que no aporta nada al conjunto de su interpretación la tan comentada escena de sexo con el coche, que no es una obra de arte, ni una novedad sino simplemente una idiotez sin sentido. Esta escena es la típica tontuna fácilmente prescindible que me temo que se ha incluido como una operación de marketing. Un recurso que me sorprende que alguien como Ridley Scott necesite.

         No es una película que aporte ningún valor a un director como Ridley Scott sin embargo, está bien para cubrir un hueco televisivo un sábado por la tarde. Para eso sí.


Germán.


sábado, 26 de octubre de 2013

GLORIA
DE
 SEBASTAN LELIO

         Una de las cosas que más tiempo ocupan a los humanos es la de lidiar con sus sentimientos. Esta actividad nos acompaña en cualquier etapa de nuestra vida. En ocasiones nos empeñamos en mostrar y demostrar que cuando ya somos adultos, maduros e incluso cuando ya vivimos contando hacía atrás, somos capaces de controlar nuestras pasiones. En realidad lo que hacemos es o buscar mecanismos de defensa para no tener que enfrentarnos a ellos, o poner por delante la capacidad de raciocinio que hemos desarrollado con la edad para que no nos conduzcan – las pasiones- por el camino de la infelicidad.
         Gloria es una película sobre muchas cosas: sobre mujeres adultas, sobre la madurez de la actual sociedad chilena, sobre el ruido de los silencios cuando te confunde una relación apasionada y sobre la capacidad que te otorga la edad para matar los malos rollos para así poder reinventarte y continuar viviendo. A ciertas edades no es momento de llorar por la leche derramada, únicamente te lo puedes permitir durante un corto periodo de tiempo, es momento de mirar adelante, no desaprovechar ninguna oportunidad que pueda sobrevenir y sobre todo no dejarse derrotar para seguir siendo libre, feliz e independiente.
         Por fin, una película que se aleja de los cánones de belleza al uso y nos presenta a unos personajes con el mismo aspecto e idéntica estética que las personas con las que nos toca convivir y compartir nuestros espacios cotidianos en el trabajo, en el vecindario, en los transportes públicos, etc. Paulina García, su protagonista, interpreta esta narración de mujer mayor de forma magistral y todos los personajes que necesariamente la rodean y con los que el director trenza esta historia hacen todavía más grande su personaje.
         El ciclo vital en el que se desarrolla la película no es un guiño a un nicho determinado del mercado. El film no se dirige a espectadores de determinada edad, la que representa la protagonista. La vitalidad y la valentía de Gloria, el no negarse a poder volverse a enamorar apasionadamente y su capacidad para matar definitivamente una mala experiencia para poder no privarse de futuras oportunidades, hacen que esta película pueda ser vista por amantes del cine sea cual sea su edad.
         Una verdadera obra de arte que no se debe dejar pasar.

Germán.      

jueves, 19 de septiembre de 2013

MUD
 DE
JEFF NICHOLS


Mud es un film sobre la iniciación y el aprendizaje. Sobre la búsqueda y  el  descubrimiento. Sobre las primeras  decepciones.  En definitiva,  sobre el proceso de maduración de los sujetos y  la trascendencia  de los valores interiorizados en la adolescencia para forjar la personalidad  adulta. Piaget no podría haberlo contado de forma más abreviada y gráfica. Y entretenida.
El director conforma una historia que gira alrededor del adorable personaje del joven Ellis, a través del que  nos muestra las claves de  la construcción personal desde la adolescencia. Y lo hace bajo la fórmula del relato de  las correrías de dos amigos  adolescentes ( Ellis y Neckbone, de 14 años) cuya vida discurre alrededor de un río, el Mississipi,  en una de cuyas islas  encuentran   a un personaje,  Mud, en el límite de la marginalidad  y con el que se embarcan en una aventura común. El encuentro  de Mud y Ellis hace emerger unos fuertes lazos afectivos entre ambos.  Bajo el formato de cine de acción, de “peripecias  juveniles”, se repasan  los aspectos que configuran la personalidad de los personajes del film  y que  ponen de manifiesto  la cosmovisión del autor. Película de numerosas aristas y múltiples lecturas perfectamente camufladas bajo el envoltorio de cine de  puro entretenimiento que,  sin embargo no es  intrascendente ni frívola, para mi sorpresa.  Lo que en principio parece ser un film sin pretensiones, resulta ser una historia plagada de  mensajes. Ellis reúne las cualidades necesarias para la conversión en un adulto honesto. Así, desde su ingenuidad y en un momento álgido de búsquedas y descubrimientos, resulta ser un adolescente firme en sus convicciones;  respetuoso con las normas (claramente representadas por la figura en relieve del padre severo que ensombrece la figura materna). Representa de forma magnífica el valor   y el  coraje (así cuando sale en defensa de las chicas agraviadas, no tanto para hacerse notar, como para defender la posición del débil frente al poderoso – se atreve,  sin ambages, con un corpulento  matón que golpea brutalmente a la novia de Mud). Simboliza el sentido de la lealtad, de la honestidad, de la entrega, de la generosidad (además representada por otros personajes como  el  del “padre adoptivo”  de Mud  que sale en su  rescate cuando más se le necesita o en el  propio Mud   que  no duda en poner en peligro su propia seguridad por salvar la vida del muchacho). La dignidad (también representada por el padre,  hombre rudo y primitivo que a pesar de no ser capaz de comprender  las causas del deseo de separarse de su mujer, lo acepta con gallardía y resignación, aunque esa decisión implique mucho más que un simple divorcio (supone también la pérdida de su único modo de vida conocido, junto al río y del río). Y todo ello está relatado con una sutileza y una sensibilidad extraordinarias, combinadas con un ritmo ágil y las dosis necesarias de tensión.  El director adora a sus personajes y  logra contagiar   su empatía a los espectadores con asombrosa naturalidad. Pero  el personaje más mimado por Nichols,  resulta ser , by far,  el del niño Ellis, personaje del que quedé verdaderamente  prendada.
Y todo ello rezuma optimismo: en un ambiente hostil como el descrito, con  escasez económica, austeridad afectiva   y una férrea disciplina, surgen personajes adorables como el de Ellis, circunstancia que permite vislumbrar determinados posicionamientos del autor (por ejemplo,  que las dificultades  de todo orden  favorecen  el surgimiento de personalidades  fuertes). La ingenuidad y el entusiasmo del personaje central y de otros personajes del film (el propio Mud no deja de ser un niño crecido) te reconcilian con el género humano,  con el mundo.  Ellis es un niño “íntegro” que anticipa un adulto “íntegro”. Y todo ello sin el menor atisbo de  sentimentalismo.
 Fábula actual sin moralinas,  película emocionante, de las  que dejan huella, es una de las escasas bocanadas de cine fresco que ofrece la cartelera actual.  Muy recomendable.
Alicia dixit




MUD
 DE
JEFF NICHOLS


        En los últimos tiempos tenía la sensación de que este blog se estaba convirtiendo en una especie de permanente lamento y denuncia de las malas prácticas cinematográficas. La industria del cine además de ser un boyante negocio tiene como esencia la creación de arte, la capacidad de contar historias con unos recursos propios. En ocasiones conjugar estos dos elementos (negocio y arte) resulta difícil y empezaba a tener la sensación de que el negocio se estaba imponiendo al arte.

         No se debe desesperar y como en cualquier actividad hay que tener confianza y nunca pensar que todo está perdido. Esta constancia me ha  ayudado a ir a ver la película objeto de este post y, ¡por fin! he conseguido ver algo que encaja, en mi opinión, con el concepto del séptimo arte. Una película poco común y que, preveo, va a ser un gran éxito de taquilla y en consecuencia un buen negocio. Ojalá sirva para alimentar el círculo virtuoso (creación-negocio-creación) y nos permita seguir disfrutando de bellas historias.

         Mud es un relato en torno a un río, con protagonistas adolescentes, con héroes y antihéroes, con historias de amor,  con búsquedas de amor verdadero. Todos estos ingredientes conforman un hermoso cuento con final feliz. Está muy bien llevada y correctamente interpretada –es difícil descubrir quién de todo el elenco, realiza mejor su papel-. Te sientes francamente bien cuando la película termina, aun a pesar de su longitud. Obras de arte como esta te dan aire para seguir insistiendo en que ir al cine tiene sentido, mucho sentido.

         Mud no es un remake de Huckleberry Finn. El único punto en común  que tienen es que su acción se desarrolla en torno a uno de los grandes ríos de Estados Unidos. No permitáis que nada os disuada  de perderos este buen film.  Simplemente id  y disfrutad, merece la pena.


Germán. 

lunes, 29 de julio de 2013

HANNAH ARENDT
DE
MARGARETHE VON TROTTA

         En el momento en el que vivimos hay etapas de la historia y personas que la han vivido que conviene que recordemos. Uno de estos casos es el de la filósofa política alemana de origen judío Hannah Arendt. Esta, hizo grandes aportaciones a la teoría del totalitarismo y en concreto al desarrollo de la idea de la banalidad del mal, una conclusión a la que llegó tras asistir como corresponsal de un periódico estadounidense al juicio del criminal nazi Eichmann y que plasmó en su libro “Eichmann en Jerusalén”.
         Una vez centrado el tema del personaje y sobre todo la vigencia de su pensamiento en la actualidad – la banalidad de los ciudadanos ante la crisis, ante el poder de los mercados, ante la desaparición del poder de cambio de la política, etc.- no parece que reivindicar a esta figura del pensamiento de la postguerra mundial de 1940-45 por medio de una película sea lo más acertado. Existen otros medios más acordes para conseguir de manera más correcta el fin que pretende esta obra. Se me ocurren dos en particular, un documental o un libro. Probablemente la directora piense que en este momento es necesario realizar una película, en lugar de publicar un libro sobre la obra de esta pensadora, quizás porque la enseñanza de la filosofía está tan desfigurada que se la confunde con la autoayuda.
         La película no es más que un intento fallido. Se hace demasiado densa y pesada, tanto que en ocasiones te ves forzado a desconectar. Pero esto, no es lo peor, lo preocupante es que en el ánimo de no convertir la narración en una permanente clase magistral la directora se ve obligada a recurrir a suavizarla con pinceladas de su vida personal. Este forzado recurso, necesario por la dificultad de transmitir un pensamiento con imágenes, hace que en ocasiones pase a segundo plano el verdadero leitmotiv del film: enseñarnos la vigencia de las ideas de Hannah Arendt.
         La fuerza y la capacidad narrativa del cine no parecen las más adecuadas para mostrarnos el pensamiento de grandes autores de la filosofía. Para esto existen otras formas de narración más apropiadas. La directora Margarethe Von Trotta comete un error conceptual digno de un merecido suspenso.
Germán.

jueves, 30 de mayo de 2013

LA CAZA
 DE
THOMAS VINTERBERG

Desconocía la obra de Thomas Vinterberg, y he de decir que ha resultado ser un magnífico descubrimiento. El hecho de que fuera, junto con Lars von Trier, fundador del movimiento Dogma, no le hacía más atractivo a mis ojos. Pero una entrevista a su autor publicada en un diario de cabecera, la temática tratada o simplemente el olfato del ávido sabueso en busca de su pieza, me atrajeron hasta “La caza”. Me llamó la atención el interés mostrado por el autor por un  asunto tratado con su psicoanalista en alguna de las conversaciones mantenidas al margen de la terapia. La perspectiva psicológica y social de las  fatídicas  consecuencias de una falsa acusación de pederastia, me parecía un asunto lo suficientemente inquietante para llevarme hasta el cine.  Y al encontrarme la sala llena, a una hora intempestiva y en un día inhabitual, confirmé mi primera intuición: funcionaba el boca a boca, porque la cinta, a falta del marketing que precede a las películas del circuito comercial, y en ausencia de premios –solo obtuvo el galardón al mejor protagonista masculino en Cannes 2012- no venía precedida por ningún reclamo más allá del de  su propia calidad. No tanto lo novedoso del tema,   como su magnífica ambientación y su peculiar escenario,  convierten  esta película en una opción más que sugerente.
La película comienza con una escena, en la que los personajes masculinos de la historia, celebran  algún acontecimiento poco relevante,  de una manera significativa: saltando a las aguas gélidas de un  noviembre cualquiera  en  un lago danés. Esa inocente  escena nos sitúa de lleno en el ambiente rural de la Dinamarca profunda, que podría pensarse, no es propio de un país que simboliza la máxima  expresión de la civilización y el progreso. Pues nada más lejos de la realidad. Dentro del ambiente hostil de las tierras nórdicas, se sitúan unos personajes ancestrales  más propios de culturas primitivas. La sociedad sexista descrita, donde hombres y mujeres comparten pocas de sus  más arraigadas tradiciones, se manifiesta en una práctica  tan común como universal, la caza. La elección del simbolismo de la caza; las fiestas alrededor del alcohol y la tolerancia con los excesos, no son sino vehículos a través de los que  se nos muestra una  visión pesimista del hombre y su permanente disposición para el juicio prematuro e inculpatorio del otro. Nos presenta la debacle del daño causado y lo irreparable de sus consecuencias. Lejos de resultar morbosa,  es sencillamente auténtica. De ahí su capacidad para removernos.  Las interpretaciones ponen la guinda a un magnífico relato. Desde la perversión inocente de la niña que miente, hasta el   padre de la criatura que tiene más de vikingo del medioevo, que de ciudadano de la Dinamarca del siglo XXI, pasando por la madre, la directora del colegio, el hijo del sospechoso y por supuesto el protagonista que  nos regala con un virtuosismo poco común, el abatimiento, la frustración y la rabia del inocente que no puede reivindicar su condición ante una colectividad que le ha estigmatizado.
Película que conmociona por su verisimilitud, pero que reconforta porque nos reconcilia con el cine.
Alicia Dixit


viernes, 24 de mayo de 2013


DOS + DOS

DE

DIEGO KAPLAN

         El cine argentino ha dejado de ser un descubrimiento para pasar a ser algo que hay que seguir regularmente. Desde hace tiempo nos deleita con muy buenas obras cinematográficas de distintos géneros y con un elenco de actores más que destacables. Tiene una especial habilidad para construir comedias. Es en este género en el que son especialmente brillantes y con el que consiguen hacer pasar momentos memorables al espectador.

         Con esos antecedente fui a ver “Dos + Dos”. El tema me interesaba, intercambio de parejas,  por lo transgresor que podía llegar a ser y, sin lugar a dudas, por las equivocas situaciones que puede provocar lo que ayudaría a construir escenas de gran comicidad.

         La película se deja ver pero no llega al nivel esperado. La verdad es que otras comedias argentinas han puesto el listón muy alto: “Nos sos vos soy yo”, por ejemplo. De hecho tuve que esperar a que transcurriera una parte importante del metraje para que me provocase la primera y muy ligera sonrisa. Si, es agradable pero no es desternillante ni mucho menos.

         Además el entorno en el que el director enmarca la historia está lleno de tópicos. Lo desarrolla en un mundo trufado de triunfadores que tienen de todo y que no encuentran nada que les satisfaga. Una vida en la que la rutina y el aburrimiento conducen a sus personajes a introducirse en nuevas y diferentes interpretaciones del sexo, en este caso intercambio de parejas. En resumen, un poco carca la manera de enfrentar la historia. Todas estas nuevas experiencias, no se deben más que a la decadencia de la civilización.

         Si se salvan todos estos aspectos, no se tienen muchas expectativas y consigues aislarte del entorno en el que se desarrolla la historia, esta película es una buena propuesta para sustituirla por uno de los horrible telefilmes con los que nos deleitan las televisiones un sábado por la tarde. Dadas esas circunstancias sí, como una representación del buen cine argentino no.

Germán.


EL GRAN GATSBY

DE

BAZ LHURMANN

         Se ha presentado recientemente en el festival de Cannes una nueva versión del libro de Scott Fitzgerald. Ya está en las salas españolas. Por una debilidad personal que realmente no llego a entender he vuelto a caer en mi propia trampa y he ido a verla. Cumplido este incomprensible comportamiento, sigo sin moverme ni un ápice de mis posiciones, ya expresadas reiteradamente en otros post de este Blog. Cada arte tiene su fuerza narrativa y lo que se construyó como un libro, es muy difícil conseguir adaptarlo a los recursos narrativos que ofrece otro arte, en este caso el cine. Esta película únicamente tiene realmente sentido si no has leído previamente el libro.

         La película tiene todos los ingredientes de una gran producción en busca de beneficios económicos en el mercado global. Esto lo consigue el director, y supongo que el productor también, trufando la obra de números musicales grandiosos, de movimientos de cámara que no vienen a cuento e incluso como intentando darle un aire entre diferente y moderno, incrustando estilos musicales actuales que no es necesario indicar están metidos con calzador. Hasta se atreve con una carrera urbana de coches de época, similar a las que estamos hartos de ver en películas de un estilo similar a las que recurrentemente protagoniza Tom Cruise.

         Lo realmente destacable de la obra son sus protagonistas. Hacen un papel magnifico, no cabe ninguna duda al respecto. No podía ser de otra manera con la profesionalidad y el sentido artístico que posee Carey Mulligan; consigue que nos olvidemos de la envarada Mia Farrow de la versión de 1974. Igualmente es destacable, la interpretación de Tobey Maguire. La gran sorpresa, es la soberbia actuación de Leonardo DiCaprio, un actor que si sabe escoger bien sus papeles y los directores le permiten expresar toda la potencialidad artística que posee es posible que podamos disfrutar de interpretaciones memorables, algo más que una grata sorpresa.

         Este film no es muy recomendable pero si te dejas llevar por los reclamos del mercado y ante la ausencia de mejor oferta, es un buen entretenimiento. Siempre y cuando hagas una abstracción de cómo ha planteado la historia el director y te centres en el buen trabajo que realizan sus protagonistas.

Germán. 

lunes, 13 de mayo de 2013


AYER NO TERMINA NUNCA

DE

ISABEL COIXET


Este film debería cambiar su titulo y pasar a ser: “Esta película no se acaba nunca”. Eterna, se te hace eterna, pero lo más grave del caso es que cuando por fin termina sales a la calle, guiñas un poco los ojos por efecto de la luz del día, sientes el aire fresco en la cara y empiezas a caminar incorporándote a la vida de la ciudad y lo inmediato que te preguntas es ¿Qué nos ha querido contar Isabel Coixet?
Hacía tiempo que no asistía a algo tan alejado del séptimo arte. La pretenciosidad e incluso me atrevo a decir que el desprecio hacia los espectadores lo ha llevado, la directora, hasta sus últimas consecuencias. No señora Coixet, esto no es cine es un invento suyo, fallido por cierto.
Lo peor del caso es que ha arrastrado a su sucio juego a dos fenomenales actores que no pueden sacar adelante, y eso que interés ponen ante la casi ausencia más absoluta de dirección, un esperpento como este.
La historia no tienen sentido, la ambientación directamente no existe, el encuadre espacio/temporal esta desubicado. El intento de enmarcarlo en una profundización de la crisis económica actual no viene a cuento y no es, ni predictiva, ni reivindicativa, ni nada de nada. Los flash back, utilizando el blanco y negro, en lugar de notas aclaratorias oscurecen la trama. Quizás por ello ha elegido una cueva como ambientación de los mismos.
Por favor, señora Coixet, vuelva a construir las bellas historias con las que nos ha deleitado en el pasado. Dirija a los actores como usted nos ha demostrado que sabe hacer - incluso con actores de calidad tan cuestionable como Penélope Cruz (Elegy)-. Por esas obras la queremos recordar. A usted le sobra creatividad y talento para hacerlo. No se pierda en experimentos frustrantes que no conducen a nada salvo a poner en entredicho su bien merecido prestigio.
No quisiera finalizar sin el siguiente apunte: al menos en la película se encuentra sentido al correo tradicional y por ende a la supervivencia (al menos hasta 2.017) de la empresa que lo gestiona. Gracias por su optimismo, pero dado el interés que en la actualidad están poniendo en terminar con ella los pseudopolíticos, con piel de gestores técnicos, que la  dirigen, ya es un alivio que alguien como usted crea que en 2.017 el correo seguirá funcionando. Puede que sea otro fallo más de la película y para esa fecha ya hayan conseguido que únicamente se hable de lo postal en los libros de historia y también en eso se habrá equivocado usted. El tiempo nos lo dirá.
Germán.

sábado, 13 de abril de 2013



INDIRIZZO
DE
DAVID P. SAÑUDO
         Todos los Post que se han publicado, hasta ahora, en este Blog están relacionados con largometrajes porque la manera más fácil de aproximarse a este arte es acudir a las salas comerciales. Pero el cine es más que lo que el mercado y sus distribuidores del mismo nos ofrecen en los cines. Desconozco los circuitos de los cortometrajes. Una especie de subgénero (al que Youtube no sé si le beneficia o le perjudica)  del cine al que no le prestamos la atención que merece. Hacer un cortometraje es un trabajo difícil hay que enganchar al espectador desde el primer minuto, no hay tiempo que perder, y hay que trabar una narración con todos los elementos que necesita, en un pis pas. Conseguirlo tiene mucho mérito y hay profesionales, buenos profesionales que lo consiguen de manera brillante como el corto que podéis ver clickando el enlace que hay al final de este post. Lo que vais a ver es un corto por su duración y al mismo tiempo una obra de arte porque consigue que te afloren los sentimientos que tienen que brotar cuando ves un Thriller: algo de miedo, cierto desconcierto, ternura, etc. y que en ningún caso te deje indiferente.
         Recientemente he almorzado con dos amigos a los que aprecio, admiro y me enorgullezco de mantener una excelente relación con ellos. No tenemos muchas ocasiones para vernos y tampoco le podemos dedicar el tiempo que estoy seguro a los tres nos gustaría dedicar. Lo que provoca que mantengamos conversaciones en ocasiones un tanto atropelladas. Queremos aprovechar tanto el tiempo y nos tenemos que contar tantas cosas que al final no profundizamos en ninguna y siempre nos quedan asuntos pendientes. Para concluir lo que hemos tratado durante la comida tenemos que recurrir a otro tipo de comunicaciones como el correo electrónico. Ha sido por este medio por el que uno de mis amigos, A.S.T. me ha enviado este cortometraje, del que su hija es productora, que yo ya he disfrutado y estoy seguro que vosotros también disfrutareis.
         El corto tiene una factura, para mí, impecable parece que para más gente también porque ha sido premiado. Pero hay algunas aspectos que me gustaría destacar: la crisis socioeconómica que está azotando a nuestro país y especialmente a los jóvenes no va a acabar con su talento, su preparación y su capacidad de entender el mundo que les ha tocado vivir;  cortometrajes como este demuestran que por mucho interés que pongan algunos no van a conseguir detener la inteligencia y el buen saber hacer de nuestros jóvenes; que es preciso potenciar la industria cinematográfica española y empezar a dar paso a nuevos creadores como los que han realizado este corto (la industria cinematográfica española es algo más que Pedro Almodóvar, y lo que pulula alrededor suyo, si abandonase su divismo y se hiciese a un lado no nos sentiríamos torturados por sus insoportables bodrios y ayudaría a que nuevos creadores ocupasen el lugar que les corresponde por talento y capacidad);  por último, resaltaré que tiene mucho mérito que unos padres, en los tiempos que corren, apoyen incondicionalmente a sus hijos para que desarrollen sus vocaciones, como es el caso de mi amigo. Enhorabuena A.S.T. en  parte por tu empeño y el de la madre de la criatura, podemos disfrutar de este corto.  
Germán

martes, 9 de abril de 2013


TESIS SOBRE UN HOMICIDIO
DE
HERNÁN GOLDFRID


Asisto a la sesión de “Tesis sobre un homicidio”, sin haber leído nada sobre ella. He pospuesto la lectura de las críticas, intencionadamente, porque tengo un  buen presentimiento que no quiero perturbar con  opiniones  ajenas.
Y, efectivamente, mi instinto, otra vez, ha sido certero.  Me gusta la película en su conjunto por numerosas  razones: posee un buen guión y unos agudos  diálogos propios de los mejores autores clásicos  del género (estoy pensando en Chandler y Hammet) que hacen de  la película una obra  con  personalidad propia,   a pesar de responder al más tradicional esquema  de  duelo psicológico entre  asesino e  investigador.
La cadencia de sucesos es perfecta. El ritmo, adecuado. La atmósfera está perfectamente descrita, como si de un autor experimentado se tratara (es, sin embargo, su segundo largo, si bien atesora una larga experiencia en publicidad). El retrato de los dos personajes  centrales es preciso, y el duelo entre ambos, soberbio.   Tanto el  perfil del atormentado profesor de derecho penal  metido a investigador  por azar (perfectamente encarnado por  Darín) como el del alumno aventajado y presunto psicópata/asesino (representado por Ammann) están muy logrados. Del virtuosismo de Ricardo Darín en pantalla (o en escena, que yo he tenido el placer de disfrutarlo en teatro)  hay suficiente literatura  y  no me   extenderé  más, pero  sí diré que, como es habitual en él, logra la excelencia en la construcción de su personaje, lo que contribuye a  incrementar la tensión de la trama en todo momento.  Nos transmite la sensación de vértigo de manera constante y nos hace creíble todos y cada uno de  los acontecimientos del relato. No así, Alberto Ammann, que no da de sí todo lo  que de  su atractivo papel de frío y calculador  serial killer cabría  esperar, quizá por el gran nivel de su oponente (es difícil rivalizar con Darín y salir indemne). A pesar de este cierto desequilibrio, el  juego audaz de los protagonistas es impactante y el conjunto muy satisfactorio, porque, además, el resto de secundarios viene a completar  la historia sin dejar cabos sueltos. Me complace el descubrimiento de  la joven actriz Calu Rivero  que  nos regala un  personaje tan frágil como vital,  gracias a una expresividad y una sutileza ante  la cámara que convierte en conmovedora   cada escena con su sola presencia y  que infunde la sensación de  permanente  peligro que sobre ella se cierne con absoluta naturalidad.  Respecto del final  de la película, criticado por algunos,  me parece una opción muy en sintonía con la historia. El final  no es definitivo,  ni esclarecedor, si bien se proporciona  al público información  suficiente para que cada uno se cree su juicio  sobre quién sea el  autor de los crímenes. Y lo que resulta más audaz,  deja la puerta abierta a un inquietante  e incierto futuro,  de inquietantes duelos  y de nuevos  crímenes efectuados por la certera mano y la sangre fría  del criminal, sea éste quien sea. Es, por tanto, un thriller, que trasciende el mismo film. En mi opinión no podría haberse resuelto mejor. Es más, me decepciona que espíritus críticos y heterodoxos, (todo el mundo sabe en quién estoy pensando) reivindiquen para este tipo de cintas  finales convencionales donde dos y dos son siempre cuatro.
Los amantes del thriller  hallarán en “Tesis sobre un homicidio”, una buena muestra del género que deja un buen sabor de boca, y la sensación de haber  hecho un buen empleo  del tiempo y del dinero. Y que confirma, una vez más, la abundancia de talento existente  en todos los ámbitos del cine argentino.  Que ya es mucho.
Alicia dixit.
              

jueves, 21 de marzo de 2013


LOS AMANTES PASAJEROS
DE
PEDRO  ALMODÓVAR

Bien podría ahorrarme estas líneas  y remitir a los seguidores de este blog a la crítica firmada por Boyero y publicada por El País el día del estreno, porque coincido absolutamente con todas las opiniones allí vertidas, (y no podría expresarlo mejor) pero no puedo resistirme a la idea de manifestar mi estupor. Y no tengo nada personal con Almodóvar, como insinuaba el otro día un amigo sobre la relación Boyero/Almodóvar. Pero, en mi caso  podría llegar a convertirse en algo personal, de  seguir asistiendo a semejante esperpento.
Todo lo que hay que decir sobre “Los amantes pasajeros” se puede resumir en que es una película mala.
No querría tener que remontarme  a los más recientes bodrios de Almodóvar (“La Mala Educación”, o “Todo sobre mi madre”, por citar alguno de los más  sonados ejemplos) para tratar sobre las sensaciones que el cine  de Almodóvar me provoca, pero no resulta fácil valorar cualquiera de sus películas sin traer a colación las anteriores porque, lamentablemente, es más de lo mismo, o incluso peor. Creo que  con esta última  ha retrocedido en el tiempo, pero no solo para devolvernos al Almodóvar más grosero, sino además para  ofrecernos  la obra  menos elaborada de toda su filmografía. Incluso las interpretaciones están flojas, cuando hasta ahora había dado buena muestra de  saber sacar lo mejor de cada actor.  Parece una obra de principiante. Llegados a este punto, Almodóvar se repite como el ajo y no ofrece nada distinto de lo ya visto, ya trate el melodrama, o la comedia, por mucho que se empeñe en   cambiar el guión ( bueno, si es que esto tiene guión).  Y aun siendo de justicia echar definitivamente semejantes engendros en el olvido, me vuelven a la memoria con cada nuevo film que veo, como una maldición. Y como un reproche:  ¿quién me manda a mí….?
Así los “Amantes pasajeros”,  lejos de pertenecer al género “comedia”, raya lo grotesco, o  el más genuino astracán. Excede los límites de lo inverosímil y resulta excesiva y reincidente. Y de mal gusto. Y es que a fuerza de ver historias surrealistas sobre las peripecias de toda suerte de mariconas, travestidos y sidosos, yo ya estoy saturada. Ni me resulta gracioso, ni  me parece fresco (adjetivo atribuible, si acaso,  al más inicial de su cine), ni rompedor (atufa a reiterativo), ni, por supuesto, inteligente.  Hace tiempo que el cine de  Almodóvar perdió  todo interés para mí y ello a pesar de que creo que tiene madera de cineasta. Pero cuenta con un público  de incondicionales que le consienten todo. Y no es nada personal, aunque pudiera parecerlo. No me molesta lo que  su cine tiene de irreverente, ni hiere mi sensibilidad la sobreexposición de lo gay más extravagante y hortera. Que va, es sencillamente que lejos de parecerme simpático me resulta chusco. Y no tiene que ver con la pacatería ni la homofobia porque esto ni es cine “gay”, según  definición del propio Pedro, ni cine transgresor,  ni nada que se le parezca. Es simple y llanamente cine malo. Es como si hubiera querido hacer una mala película y le hubiera salido.  O es eso o  es una burla al espectador. No queda ya ni rastro  del ingenio  que se atisbaba en muchas de sus películas (cuyos destellos se han dejado ver  de una u otra forma, con más o menos intensidad). Este  universo suyo tan peculiar ha dejado paso a la grosería más descarnada, desprovista de toda sutileza,  ha degenerado en una expresión de lo burdo, de lo  obsceno. Tanta comedura de  polla y tanta mamada, resultan verdaderamente estragantes (y nunca mejor dicho). Y su recurrente recurso a personajes caricaturescos es ya  insufrible (desfilan por la pantalla toda suerte de fauna ibérica: el asesino a sueldo mexicano (este es hispano);  la flamante actriz venida a menos  y que atesora amantes ilustres como el que colecciona sellos e información privilegiada;  el pichabrava incólume con pareja suicida; la bonachona virgen más salida que el pico de una plancha que además es vidente; el político corrupto  con mujer del Opus e  hija en el negocio del porno;  la portera cotilla……. Por no mencionar la colección de maricones politoxicómanos que pueblan la tripulación de la  aeronave) ……. Y yo me pregunto, le hace gracia –a estas alturas de la película- a alguien la colección de despropósitos   que componen “Los amantes pasajeros?  Desde luego en la sala yo no oí ni una risa, y la gente que asiste a sus películas espera poder reírse. Qué, si no, espera la  gente de una película de Almodóvar? 
Si esto es lo más exportable del cine patrio, no me sorprende que algunos piensen   por ahí  que las españolas vestimos peineta y los hombres se clasifican en toreros o maricas.
Mala, francamente mala y de mal gusto. A mí ya  todo me parece patético, bochornoso, de vergüenza ajena en su cine. Espero que sepa cambiar de registro y reinventarse. …….. Yo, de seguir por estos derroteros,  me borro  definitivamente de la lista de potenciales espectadores. Nunca más.
Alicia dixit.



lunes, 18 de marzo de 2013


ANNA KARENINA
DE
JOE WRIGT

         Desde este Blog he mantenido recurrentemente que cada expresión artística tiene sus cualidades y ofrece diferentes capacidades narrativas. Es complejo trasladar estas capacidades de un arte a otro. La película de Anna Karenina es uno de los máximos exponentes de esta dificultad. El intento de adaptación cinematográfica de esta grandiosa novela no es más que un tremendo fracaso.
         El director utiliza el truco de narrarnos la historia en formato teatral lo que genera aún más confusión. Resulta que el original es una obra maestra de la literatura, de la misma el director pretende hacer una adaptación cinematográfica y para resolver esto, le añade otro obstáculo, consistente en desarrollarla como si de una obra de teatro se tratara. Una de dos, o el director tiene un ego muy desarrollado y cree poseer la capacidad de trabajar con tres técnicas narrativas (literatura, teatro y cine) o como no sabía cómo resolver el lío inicial en el que se había metido -adaptación cinematográfica de una obra cumbre de la literatura universal- ha decidido complicarlo hasta lo inverosímil para que, de esta manera, el espectador se distrajera y fuese benévolo con el resultado.
         Finalmente resulta un folletín de amor más propio de las novelas radiofónicas españolas de los 60 del tipo, nuestro amor es imposible nuestros padres no nos dejan……... Olvidándose por completo de lo que realmente el genial Tolstoi nos mostró de manera impecable en su libro, que debía ser de obligada lectura, junto a otras, para todos los estudiantes universitarios fuese cual fuesen los estudios que realizasen. La película no profundiza en las tribulaciones psicológicas que atenazan hasta la destrucción a Anna Karenina. Tampoco refleja la feroz crítica que León Tolstoi hace de la aristocracia rusa durante el largo periodo previo a la revolución de 1917. Igualmente se olvida de las reflexiones sobre la economía agraria que realiza Tolstoi a lo largo de su genial obra, no hace falta mencionar la importancia del sector primario ruso en ese momento de la historia de ese país.  
         Por no acertar ni tan siquiera acierta con los personajes. Todos ellos mantienen un fenotipo plenamente sajón cuando la historia se desarrolla en la Rusia. Aaron Taylon Johson (Vronsky) más parece un maniquí que el oficial arrogante y pendenciero que consigue cazar la pieza más preciada del momento. Keira Knightley, a la que hay que reconocer su belleza, no se corresponde, ni por asomo con el cánon de belleza del momento en el que se desarrolla la historia y además resulta envarada en un personaje que confunde y que no ha sabido identificar. Jude Law (Karenin) ni siquiera se aproxima al papel de marido representante de la alta burocracia imperial al que el abandono de su mujer le destroza su particular sentido de la jerarquía y de la organización social sobre el que en ese momento histórico se configuraba la sociedad rusa. Por último, Domhadall Gleeson que encara el papel de Levin (personaje autobiográfico de León Tolstoi, en la novela) más parece un explorador del lejano oeste que un aristócrata terrateniente ruso, que con una gran dosis de sagacidad consigue hacernos sentir hacia dónde caminaba la aristocracia rusa del momento y la importancia que el mundo rural tuvo, y  el que tendría en el devenir de la historia de Rusia. Podría continuar pero creo que es suficiente. Me evito comentar la adaptación, que el director realiza, del capítulo de la carrera de caballos.
         Esta película no es un intento fallido, es algo más grave, es la viva demostración de la dificultad de adaptar una obra literaria (un arte con reglas de expresión propias) al cine y la arrogancia del director, que después del éxito de su adaptación de la novela “Orgullo y prejuicio”, se ha creído capaz de hacerlo.
Germán.

domingo, 17 de marzo de 2013


EL LADO BUENO DE LAS COSAS
DE
DAVID O. RUSELL

         He dejado pasar algo más de tiempo del habitual desde que ví la película para escribir este post, porque no quería que mi indignación, cuando salí del cine, contagiara lo que iba a escribir. Después de varias semanas y transcurrido un lapso razonable de tiempo sigo igual de irritado, sobre todo porque es habitual que me relacione con otros amantes del séptimo arte, lo que hace inevitable la pregunta ¿Qué película has visto últimamente? Y en ese mismo momento se apodera de mí una sensación de arrebato que difícilmente controlo y me lanzo a explicar mi visión sobre este film. Una tomadura de pelo y no están los precios del cine como para que se queden con uno.
         Lo que yo he visto, quizás otros hayan percibido cosas que a mí se me han escapado, es una historia deslavazada, sin hilo narrativo y llena de tópicos. El catálogo de estos últimos es bastante completo,  desde el negro simpático pasando por el policía de obediencia ciega, continuando por un psiquiatra que necesita un colega de apoyo, una supuesta historia de amor que no terminas de distinguir si es cómica o dramática, un final “Dirty dancing” patético y para rematar este disparate buscan y consiguen el apoyo incondicional de un Robert de Niro con sus ya más que vistos tics que causan cada vez más rechazo en el espectador.
         A día de hoy, todavía no sé si el director nos quiere mostrar la historia de la solución a un desengaño amoroso, cuernos incluidos, of course, que se resuelve con un nuevo amor, todo ello enmarcado en un transfondo de graves problemas psicológicos consecuencia del mencionado desengaño o que la sociedad americana está enferma en su totalidad y cada personaje refleja una parte del catálogo de chifladuras que forman parte de su cultura. Realmente, lo que pienso es que no nos quiere decir nada sino que ha escrito un guión infumable y ha conseguido dos cosas, por un lado que los productores se lo compren y por otro que crítica y público lo consideren una buena película. Tiene mérito este señor.
         No puedo terminar este Post sin mencionar que, aún a pesar de ser un fiel seguidor de los Oscars, voy a tener que empezar a relativizar mi criterio acerca de los mismos. Esto último no es en sí mismo relevante sino que lo realmente importante es empezar a descubrir que lo que tienen en mente los académicos de estos premios cada día se aleja más de mis conceptos sobre el cine y todo lo que representa. El grave significado de esto es que voy a tener que darle la razón a demasiada gente, y eso duele después de tantos años manteniendo mi irreductible posición.
Germán.