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LA VIDA MISMA.GERMÁN

Si no puedes escribir, escribe

viernes, 8 de enero de 2016

EL PUENTE DE LOS ESPIAS
DE
STEVEN SPIELBERG

Ir al cine a ver una película de Spielberg es garantía de asistir a una obra en la que primará la elegancia en su ejecución. “El puente de los espías” no defrauda. Sobre este director siempre planean críticas por una supuesta blandura o por ser deudor de su factura netamente americana. Por mi parte, ni lo afirmo ni lo niego. Aunque la verdad cada vez que veo un film suyo a la salida se me queda una sonrisa tonta de haber pasado un buen rato ¿quién puede pedir más en los tiempos que corren?
La historia, basada en un hecho real, nos muestra las tensiones de la guerra fría con una perfecta ambientación. Esa etapa de la historia de la humanidad, siempre se nos ha presentado como la confrontación de dos principios, el de la libertad y el de la igualdad. En la industria cinematográfica se ha reducido a una organización maniquea del mundo: los buenos contra los malos (los buenos siempre son los yanquis, claro está). Y, en efecto, hasta cierto punto el argumento está estructurado manteniendo esa  dualidad, pero solo en su estructura. Spielberg ha encargado el guion a los hermanos Coen y estos introducen importantes matices que hacen que la obra tenga esenciales diferencias respecto de las clásicas obras de la guerra fría. Así, dan una especial relevancia al mundo civil frente al militar. El protagonista, un abogado de prestigio de vida ordenada, el mejor representante del “American way of life”, se ve envuelto en una situación que fundamentalmente, le incomoda. Tanto es así que su mayor deseo es resolverlo cuanto antes, quitarse el abrigo y tenderse en la cama de su confortable casa. Cero sentimientos patrióticos. A medida que se ve implicado en resolver el encargo, el personaje va tomando una dimensión cada vez más humana, de forma que ignora el lenguaje de la patria -ese en el que lo más importante es salvar a la reina del tablero aunque haya que sacrificar un peón- además de defenderlo desde su personal sentido de las libertades individuales y de su interpretación de la democracia. Los Coen construyen una historia de espías que no tiene nada que ver con lo que conocíamos hasta ahora. Además, reelaboran las relaciones de la guerra fría,  sin dinamismo, casi sin intriga, con un toque de elegancia y sobriedad propias de los verdaderos momentos heroicos.
En cuanto a la interpretación, nada que no esperásemos de Tom Hanks, un maestro. Este no solo está siempre dispuesto a seguir a Spielberg sino que la relación entre ambos es siempre perfecta. Parece como si se necesitaran el uno al otro para culminar cualquier narración.
En definitiva, sí, es una película netamente americana con toques específicos para su mercado, es decir que incluye alguna que otra ñoñería pero que en su desarrollo nos pone al descubierto una serie de matices muy interesantes. Si lo que buscas es cine atractivo y formal Spielberg nunca desilusiona.

Germán.

miércoles, 6 de enero de 2016

UNA PASTELERÍA EN TOKIO
DE
NAOMI KAWASE


“Una pastelería en Tokio” nos deleita con la delicadeza propia del cine nipón. Con su ritmo pausado, sus tempos tan peculiares te abduce from the very beginning y consigue tocar la fibra del espectador de manera casi inadvertida. La aproximación a las relaciones entre los personajes se realiza a través del relato en tiempo real de los acontecimientos. Pero no por ello resulta aburrido, sino que más bien al contrario, te sitúa de tal manera en la historia que pareciera como si el espectador fuera otro protagonista más de la trama: conoces a los personajes al tiempo que ellos se descubren a sí mismos; anticipas sus acciones en la misma medida en que ellos lo hacen; descubres sus secretos mientras se los revelan los unos a los otros; observas sus conductas en el momento mismo de producirse; les tomas afecto de la misma forma en que ellos comienzan a sentirlo. Película sobre los afectos de la gente corriente que lucha contra las más crueles de las estigmatizaciones. Gente al margen que se reconoce y se busca como el animal busca a su semejante, con la inocencia de un niño y el hambre de un solitario. Gente resistente en la que mirarnos en los momentos de abatimiento. Gente que nos enseña que en nuestras manos está nuestro destino, por muy determinado que éste pueda parecer de antemano. Naomi Kawase hace gala de una gran habilidad para empatizar con personajes atormentados, ya sea por sus duras experiencias vividas, ya sea por unos rasgos de su personalidad que los alejan del común de los mortales. Y asombra la capacidad de la autora de mostrar sentimientos a flor de piel de forma que no te está permitido sentirte ajeno a lo que acontece en la pantalla. Y sorprende esa facilidad para provocar la emoción que parece tan natural, tan espontánea en su cine, porque proviene de una cultura caracterizada por la contención afectiva, la ausencia de expresión de los sentimientos, por una malentendida frialdad, fruto de un arraigado respeto por el otro como base de toda conducta. En esa contradicción puede que resida su encanto. O al menos, es ahí donde yo lo encuentro.  Esta mirada concienzuda sobre gente aguerrida en multiples batallas y numerosos sufrimientos, esa vision incisiva de una realidad que con frecuencia nos rodea pero que nos pasa inadvertida, convierten en una pieza única a la vez que valiosísima, esta película.
No apta para los adictos a la acción, pero muy recomendable para los amantes de emociones fuertes, que son las que tienen que ver con los sentimientos más universales.
Cine delicioso, en una palabra…….

Alicia dixit

domingo, 3 de enero de 2016

A WALK IN THE WOODS
DE
KEN KWARPIS

Como suele ser habitual, encuentro opiniones contradictorias sobre el último trabajo de Robert Redford (en la interpretación y en la producción), lo cual no me desanima  de mi propósito de verlo. Me siento inexplicablemente atraída por la película, por lo poco que conozco del argumento y por el cartel de actores que la interpretan. Aunque  he de confesar que nunca he  tenido una especial predilección por Robert Redford, no puedo por menos que reconocerle el  mérito y los logros de algunas  de sus magníficas interpretaciones que por numerosas no voy a enumerar aquí. Y lo que sí le admiro  es su condición de gran cineasta en todas sus facetas (hay que recordar que además de  su actividad como actor, productor y director, Redford ha sido el promotor de algún prestigioso festival de cine independiente y en definitiva un mecenas para más de algún talentoso principiante). Así, además de su cuota de responsabilidad en algunos grandes hitos de la historia del cine, puede predicarse de él un indiscutible criterio en la selección de las películas que interpreta, que dirige o que produce y un incuestionable buen hacer que  dignifica  todo lo que toca.  
Dándole la réplica, su partenaire,  el  maldito Nick Nolte, siempre me ha resultado un actor de indudable garra.
Es esta una película sobre el crepúsculo de la vida de dos antiguos compañeros de andanzas que se reencuentran  tras años de distanciamiento.  En la recta final coinciden en el proyecto de emprender la senda de Los Apalaches, ruta de más de 3.000 km a lo largo de la costa este de los EEUU, lo que les permite ahondar en sus sentimientos además de compartir la retrospectiva de sus vidas.
Algunos atribuyen a la película un exceso de blandura que yo no comparto. Y sí, esta aventura tardía emprendida por estos amigos tan dispares para exorcizar la vejez y la muerte, me parece tierna y divertida.
El tono de comedia empleado por Ken Kwarpis, hace del relato,  que bien podría  haber tenido tintes melodramáticos, una historia desenfadada y cálida.
El viaje les permite rememorar las diferencias que los han mantenido alejados durante años, y que, sin embargo,  evidencia la complicidad necesaria para sobrellevar sin sobresaltos las aventuras que comparten. Y hace aflorar el afecto latente que un día les unió en las ya lejanas aventuras de juventud.
Canto a la amistad, que resalta la superación de las divergencias cuando se comparten unas circunstancias que finalmente nos igualan a todos en la adversidad de afrontar el tramo final de la vida. 
De cada uno de los personajes se obtiene una enseñanza. Cada uno de los protagonistas resulta enternecedor por diferentes razones, pero la peripecia de ambos resulta, además de                 reconfortante -porque nos presenta la idea del milagro de la amistad-  cercana.
He leído algún reproche por la participación de dos figuras como las de Redford y Nolte en una película menor, alejada  de sus verdaderos talentos. No puedo por menos que discrepar. Esta película tierna y conmovedora (inspirada en hechos reales que son la base de un best seller) se engrandece y gana en calidez y proximidad con la participación de estos dos grandes actores que encajan perfectamente en los personajes que encarnan, pareciendo  más que nos hallamos ante una interpretación de sí mismos que ante una buena actuación.
No dudaría en volver a verla, porque me ha servido para recrear, con las dosis de humor necesarias,  la muy extendida dificultad del ser humano de  aceptar el fin de la propia existencia. Y lo bueno de contar con amigos, incluso cuando todo parece amortizado...........
 Alicia dixit.

sábado, 2 de enero de 2016

SUFRAGISTAS
DE
SARAH GAVRON

El mundo de los derechos civiles sólo ha avanzado por la valentía y determinación de algunas gentes. Estas se han enfrentado a injusticias manifiestas que no se veían como tales en su momento.
Película necesaria porque faltaba en la filmografía universal. Se han hecho muchas otras obras sobre los diferentes tipos de discriminaciones que han existido  y existen pero yo no recuerdo ninguna sobre la igualdad  entre hombres y  mujeres.
La batalla por la igualdad de derechos es una lucha que nunca se acaba por lo que es obligado mantener la memoria viva de sus orígenes. Es preciso entender las dificultades a las que se enfrentaron, en su momento, las pioneras de la equidad de derechos entre hombres y mujeres y nada mejor que la capacidad narrativa del cine para mostrárnoslo.
La necesidad de recordarnos la lucha por este logro no afecta, en los tiempos que vivimos, únicamente a los hombres (los primeros responsables  de impedir que no se desarrolle la igualdad entre ambos sexos). También incumbe a esas mujeres que deslumbradas por el éxito laboral desprecian derechos que tanto esfuerzo ha habido que emplear para conseguir.
La película tiene un guion sencillo pero sí muy efectivo que nos muestra de una forma muy realista las condiciones de vida de las mujeres a principios del siglo XX. Todo comienza con una obrera de una lavandería de Londres  que se ve envuelta en un incidente en el que participa una compañera suya. A partir de ese momento  la protagonista toma contacto con el colectivo de mujeres activistas y se va implicando cada vez más en un movimiento con el que día a día se va sintiendo más identificada. Una causa que es sistemáticamente despreciada por una sociedad patriarcal y, en consecuencia, brutalmente reprimida. La directora para que la historia no pierda vigor la enriquece mostrando la burla general a la causa de las sufragistas y cómo estas se ven  obligadas a recurrir a acciones muy llamativas para que se visualice su revuelta.
La interpretación de Carey Mulligan es perfecta aportando una fortaleza a un  guion que por sí mismo no tiene. Sorprende por su brevedad el papel de Meryll Streep. Desconozco si su presencia se debe a una operación de marketing promocional aunque yo, personalmente,  prefiero pensar que se debe más a que esta magnífica actriz ha entendido la necesidad de que esta película exista y ha prestado su nombre y su imagen al elenco para que no se olvide que la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres está plenamente vigente.
Germán.