Sumergirse
en los problemas de la iglesia Católica es un ejercicio poco gratificante por
lo desagradable que resultan los execrables crímenes cometidos a lo largo de los
tiempos. Pablo Larrain expone una imagen fiel de esta atrocidad haciendo sentir
al espectador incómodo todo el metraje de la película. No escatima recursos
para conseguir su fin. Nos muestra la historia inmersa en una luz fría de color
gris sucio como si observáramos a través de un velo para protegernos del asco
que provocan todos y cada uno de los personajes. Desarrolla la trama en un
espacio cerrado donde las miserias se puedan racionalizar. Aleja la residencia
donde se producen los acontecimientos de cualquier posible contacto humano como
si de una fosa aséptica se tratará. Describe un infierno cómodo para sus
diabólicos moradores donde la ausencia de arrepentimiento les permita
reescribir su historia personal. La narración está llena de tiempos muertos
para que no pierdas la sensación de incomodidad. Pablo Larraín no sólo mete el
dedo en la llaga sino que una vez dentro lo retuerce hasta impedir cualquier
rasgo de debilidad y compresión de las aberraciones que han cometido a lo largo
de su vida los protagonistas.
El
final es tan mísero como real. Hay que mantener en el exilio infernal a esos
diablos faltos del más mínimo sentimiento de culpa y sin ningún ánimo de
expiación. El motivo: salvar la institución. La gravedad de sus crímenes es tal
que es mejor ocultarlos que juzgarlos para evitar la fuga masiva de fieles. El
negocio es el negocio.
Es
imposible no hablar de los actores y su soberbia interpretación. Su nivel es
tan alto que será complicado que no queden identificados como esos psicópatas
de la película “El club”. Un actor que se arriesgue a que se le identifique con
esos personajes tiene que estar muy seguro de su capacidad. Ellos lo están y su
calidad les permitirá afrontar otro sin fin de obras arriesgadas y nos volveremos a quitar el sombrero con
ellos.
Desde
este momento seguiré con la misma devoción el cine chileno como ya hago con el cine argentino. Espero ansioso nuevos trabajos.
Germán.
OCHO
APELLIDOS CATALANES
DE
EMILIO
MARTÍNEZ-LÁZARO
Que era difícil que esta
secuela estuviera al nivel de “Ocho apellidos vascos” era previsible. Que el
efecto sorpresa se hubiera desvanecido y eso hiciera perder frescura a la
cinta, estaba cantado. Que la chispa de los personajes originarios se pudiera
mantener intacta hasta el punto de
convertir esta nueva entrega en una peli con el punch de la anterior, era difícil visto el
resultado de la primera (salvo las excepciones de Carmen Machi y del genial
Karra Elejalde). En cambio, sÍ parecía razonable esperar que los guionistas supieran
exprimir todo el jugo a los clichés del catalanismo en un momento álgido del
independentismo que es una fuente inagotable de chirigotas. Pero los sketches y los gags son escasos y poco agudos
en esta ocasión. Gira la cinta alrededor de los ya conocidos personajes con el
añadido de los nuevos (poco ingeniosos,
todo hay que decirlo) y el ambiente catalán parece un decorado de cartón
piedra, secundario, sin vida propia. Siendo como era protagonista la
idiosincrasia vasca en la primera película, no se logra el mismo virtuosismo
con el seny catalán (desconozco las razones) y ni el aire de retrato costumbrista ni el desarrollo ocurrente de los acontecimientos se
consiguen, any more. Fallida resulta la
incorporación de los personajes autóctonos, y ni siquiera Rosa Mª Sardá es capaz de compensar las
carencias de los restantes papeles renqueantes. Especialmente pobre resulta el
de Berto Romero, que en esta ocasión no dice nada, para mi sorpresa, que soy una incondicional
seguidora de sus intervenciones en los programas de Buenafuente y en el formato
“monólogos”. Artificiosa, superficial, poco espontánea, nada genuina, en
absoluto ingeniosa esta nueva entrega parece realizada por extraños que nada conocen del seny catalán, salvo los
tres estereotipos de rigor (la sardana, los castellets, la butifarra y la
tacañería). Y se mete como con calzador el antiespañolismo reinante con algún chiste poco logrado.
Película anodina que noterminade conectar con el gran público (yo no oí risas en la sala a pesar de
estar llena, luego no era yo la única decepcionada…..).
En fin, que llevará
recaudado más que ninguna película española anterior, pero no merece, ni por asomo, el éxito del
que está disfrutando. Ahora, eso sí, la
magnífica campaña de publicidad emprendida por Tele 5
(cada poco Pedro Piqueras da cuenta de
ella en su noticiario) junto con las ganas que todos tenemos de echarnos unas
risas, han logrado lo planificado por los productores con esta película hecha
de encargo: un taquillazo de record.
Pues eso, confío en que
acabe aquí la serie porque el asunto ya no da más de sí……
Alicia dixit
miércoles, 9 de diciembre de 2015
SPECTRE
DE
SAM
MENDES
Flojita la última entrega de James Bond, que tras las
expectativas creadas por Skyfall resulta especialmente decepcionante. Y ello a pesar del crédito con que cuenta Sam
Mendes, que con la anterior dirección
logró un ejemplar perfecto de la serie de Bond. Y a pesar, también, de la gran
interpretación que del personaje ejecuta Daniel Craig –yo diría que tras el
escocés Sean Connery, Daniel es quien mejor encarna al agente 007.- Correcta
también es la interpretación del villano que corre por cuenta del sobrio Cristoph
Waltz. Sin embargo, ninguna de estas cosas impide que la película resulte
anodina y por momentos aburrida por lo que acaba uno revolviendo el trasero en
el asiento, impaciente por terminar con el trámite. El personaje más insulso, en mi opinión, es el
de la protagonista femenina (Lèa Seydoux)
a años luz de las más altas cotas alcanzadas por alguna de sus
predecesoras (muy alto el listón de una espectacular Ursula Andress surgiendo
del mar embutida en lo que ha sido uno de los bikinis más emblemáticos de la historia del
cine de todos los tiempos, p. e. ). Solo se salvan las escenas de acción que
siempre resultan trepidantes.
Trama sin gancho que,
en fin, hace de Spectre una película del montón.
Alicia
dixit.
lunes, 7 de diciembre de 2015
NOBODY WANTS THE NIGHT
DE
ISABEL COIXET
Mi reconciliación con
Isabel Coixet parece duradera, y eso que
“Nobody wants the night” no presagiaba lo mejor. Aun así mi “idilio
cinematrográfico” con ella se mantiene firme.
Nuevamente me ha conquistado con una película en las antípodas de mis
géneros favoritos, lo cual tiene su mérito. Las aventuras extremas, ni en la vida ni en
la ficción, me han seducido jamás lo más mínimo. Y me aventuré a verla a pesar de
ello, porque mi renovado entusiasmo por su cine (gracias a “Learning to drive”)
me inspiraba plena confianza. Que no se ha visto defraudada. A pesar de la
dureza de las condiciones de vida descritas en el film (que me resultan cada
vez menos agradables en la pantalla) y de algún truco de guion que se perdona por el conjunto, por el resultado
final (el arranque de la historia parece poco verosímil) me ha conmovido la
relación de las dos mujeres protagonistas. Dos mujeres que nada tienen en común
más que el amor por el mismo hombre, lo que las convertiría en enemigas
irreconciliables, y que dadas las
circunstancias las transforma en su apoyo mutuo imprescindible. Unos lazos más
fuertes que cualesquiera otros los que produce la lucha por la supervivencia.
Lazos que rompen con todos los antagonismos existentes en la vida de las
mujeres: las opuestas condiciones de vida, la diferente moral, la diferente
actitud ante las adversidades, ante la vida…… Con una excelente ambientación,
unos sugerentes paisajes y unas imágenes cadenciosas e impactantes, se nos
relata el devenir de una relación que
viaja desde la rivalidad más recalcitrante hacia una simbiosis casi total.
Una historia de amor generoso, milagroso,
inimaginable. Y siendo ficción (como apuntan los créditos, que informan de que
los inspirados en personas reales son los protagonistas pero nada dice de los
hechos) a mis ojos, parece posible. Me creo esta historia de amor entre mujeres en el límite, llena de ternura y de delicadeza que me eriza el vello y me conmueve hasta el llanto.
Y mi admiración por Isabel
Coixet crece sin fin. Sintonizo con su cine de manera inexplicable.
Es una cuestión de piel que no alcanzo a
expresar. Siento sus películas como un regalo y espero que
este estado de ensoñación se prolongue indefinidamente.
Grandes, también, Rinko
Kikuchi y Juliette Binoche, sin cuya presencia no hubiera resultado tan
fácil modelar estos personajes.
Grandes todas. Gracias, Isabel……
Alicia dixit
lunes, 9 de noviembre de 2015
REGRESIÓN
DE
ALEJANDRO
AMENÁBAR
La última película de Amenábar
debería titularse decepción, en vez de regresión. No es la primera vez que
termino de ver una de las últimas películas de este director y no encuentro al
supuesto genio con el que tan gratuitamente hemos identificado a este cineasta.
Reconozco sus méritos en “Tesis”, cómo no, pero esas rentas están más que
amortizadas y ya no se puede vivir de ellas. La industria debería revisar
detenidamente sus proyectos, sobre todo si estos tienen el mismo nivel que sus
últimas producciones. Mejor sería invertir en nuevos talento, que tienen
difícil incorporarse a esta complicada industria, mientras personajes como
Amenábar sigan ocupando un lugar que no les corresponde por la calidad de sus
obras. Parece que en la industria cinematográfica española (una organización
muy burocratizada) se hubiese instalado “la ley de hierro de la oligarquía”
formulada por Robert Michels. Esta se sustenta en la idea de que en toda
organización existen tendencias oligárquicas ya que hay individuos que acaban
haciéndose necesarios y se perpetúan en las corporaciones impidiendo su renovación.
La película “Regresión” no
tiene ningún elemento que la haga tan atractiva como para cosechar el éxito
comercial del que ha disfrutado. Ni siquiera es una película que se haya
realizado con competencia profesional. El director necesita un baño de humildad
además de corregir cuanto antes el exceso de soberbia que demuestra al intentar,
nada más y nada menos, que hacer un thriller. Este es un género especialmente
difícil si no se quiere incurrir en el riesgo de hacer una peliculilla de serie
B de las que están inundadas las parrillas de las televisiones generalistas los
sábados a la hora de la siesta. El guion está mal enfocado, desde el principio
sabemos cuál va a ser el siguiente movimiento del protagonista. Los giros que
va introduciendo la trama los mete con calzador. La narración empieza lenta y llegado
un momento sufre una importante aceleración, algo así como si quisiera resolver
cuanto antes la historia porque no tuviera claro por dónde seguir. Para
mantener un cierto nivel de angustia en el espectador y como el guion es tan
pobre tiene que abusar de la música y del susto fácil. El exceso es de tal
nivel que más que tensión provoca hilaridad en el espectador. Lo abusivo es
fruto de exigir a los actores un alto
nivel de sobreactuación. La situación llega a tal límite que el escaso papel
que Emma Watson realiza pudiera poner en cuestión su imagen para próximas películas.
No me extraña que ninguno de los protagonistas quisieran acompañarle al
festival de San Sebastián, visto el resultado final.
No es una película fallida,
es un director que o bien ha perdido la inspiración, o bien “Tesis” fue un
simple destello de genialidad que tal y como tal como vino se fue.
Magnífico debut de Dani de la
Torre con un thriller de acción que te mantiene agarrado a la butaca hasta la
escena final como si del más trepidante cine de la fábrica Hollywood se
tratara. Capaz de sostener el ritmo y
la tensión en todo momento a pesar del reducido espacio en el que se desarrolla la trama, no pierde
nunca la fuerza ni la habilidad para producir
adrenalina en el espectador, lo cual da muchas pistas sobre el talento
emergente de este nuevo director.
El guion de Alberto Marini
ofrece excelentes mimbres para que Dani de la Torre inicie su andadura en
el cine español con buen pie. Pero sin la mano certera de una
dirección precisa, no hay garantía de que un buen guion concluya en un buen film.
Curiosamente, la inexperiencia de los directores noveles a cuyos estrenos he asistido recientemente no les hace perder
el menor atractivo. Más bien al contrario, el cine más interesante con que me he encontrado en los
últimos tiempos, es, sorprendentemente, obra de principiantes. Voy a tener que
dar la razón a mi buen amigo Julio que siempre ha sostenido que es
frecuente en el cine – y no solo en el
cine, también en literatura- que los creadores
queden agotados tras su opera prima,
como si todo su talento, sus ideas y sus
habilidades se desvanecieran una vez concluido
un primer trabajo elogioso, que supone a
la vez el inicio y el fin de una carrera brillante, porque todo lo que sigue a continuación no está a la altura.
Confío en que este no sea el caso de Dani de la Torre, que ya se ha ganado con este estreno un puesto entre
los mejores cineastas del país, al máximo nivel y en buena lid con otros directores avezados en el género como Daniel Monzón o Alberto Rodríguez, por citar algún autor
destacado.
Las brillantes interpretaciones,
fundamentalmente la de Luis Tosar, son imprescindibles para dar credibilidad a
la impactante acción y el descubrimiento
de la niña protagonista es un verdadero hallazgo de fuerza interpretativa a
celebrar además de un complemento necesario para el mayor lucimiento de la
actuación del protagonista. Porque hasta los grandes actores requieren de una
buena dirección para sacar lo mejor de sí mismos. Y todo buen actor brilla más cuanto más
rodeado de talento se encuentra. Así, Paula del Río apunta maneras de actriz con solera
porque hace gala de una naturalidad infrecuente en alguien de su edad, por lo que me propongo seguir sus pasos, si prosigue
por la senda de la interpretación.
En fin, esta vez ha sido gratificante mi visita al
cine. Y más gratificante resulta comprobar cómo una película sin alardes consigue derribar alguno de mis
muchos prejuicios. Películas como esta
me convencen de que cualquier tema y
cualquier género pueden resultar atractivos
cuando se trata de buen cine,
como es el caso.
Me siento capaz de invitar a todos a ver
“El desconocido” sin miedo a
equivocarme y con independencia de los gustos personales, porque este es cine hecho con verdadero oficio. Así que bienvenido al olimpo de los
cineastas, Dani de la Torre, porque
seguro que ya cuentas con un montón de
seguidores, entre los que me encuentro
gozosa.
Alicia dixit.
domingo, 25 de octubre de 2015
LOREAK
DE
JOSE
MARIA GOENAGA Y JON GARAÑO
Cuando
alguien se empeña en reflexionar sobre algo que no necesita de especulación
alguna, lo más usual es que aburra a
cualquiera o consiga que este se ponga en off mientras el especulador insiste
en su matraca. Esto y nada más que esto es lo que me provocó la película
Loreak, una adaptación cinematográfica de la canción de Cecilia “Un ramito de
violetas” ¿Quién le mandaba flores………?
Este
intento de convertir en obra de arte una nadería insustancial narrada de la
forma más lenta posible para poder alargar el metraje me ha producido un
aburrimiento supino. El intento de convertir la intimidad en extimidad por
medio de un simulacro de thriller en el que no se persigue a un serial killer sino a un adornador de
puntos negros de tráfico, es un experimento que mejor se hubieran guardado para
sí los directores del film.
Y
todo esto lo digo sin dejarme influir por mi natural aversión a cualquier tipo de
nacionalismo y de ensalzamiento de lo
étnico. El tiempo narrativo es muy prolongado para la historia que se pretende
relatar, lo que la hace tremendamente
lenta. Los planos eternos te inducen a desconectar de la trama. El intento de
retratar un mundo femenino, además de ser cansino, es un fiasco. No hay
comparación con el mundo masculino, no hay contrastación con las diferencias
generacionales, tampoco plantea las habituales demandas de sumisión de los hombres
Reduce el examen a las relaciones madre-suegra; marido-mujer con años de rutina
y traslada el mundo del amor platónico al entorno masculino haciendo que el
desdichado protagonista desarrolle su papel en una grúa para situarlo más cerca
de las nubes. Vamos, que el tema no da
ni para un corto, muy corto. El uso de recursos de mal gusto como la exposición
de un cadáver o apelar a una oveja misteriosa (tomando al espectador por tonto
que no comprende los mensajes encubiertos que nos quiere transmitir), no
consigue, a pesar del intento, que te internes en la narración.
En
fin, una muy mala película de la que únicamente salvaría, siendo muy magnánimo,
la banda sonora.
No
comprendo los motivos por los que nos va a representar en los Óscar. En
ocasiones siento que los académicos toman algo que no tomamos los demás.
Germán.
martes, 13 de octubre de 2015
IRRATIONAL
MAN
DE
WOODY
ALLEN
Asisto inconsolable a la
agonía del cine de Allen sin poder contener la
melancolía. Me resulta del todo incomprensible esa fascinación suya por
determinadas transgresiones que pueblan de forma reincidente su cine de los
últimos tiempos. Me resulta incomprensible e indiferente por no decir que me
provoca una cierta desazón, un creciente hastío y hasta una repentina
crispación. Es tal el enfado que me ha
provocado “Irrational man” que no siento
ni el menor deseo de relatar el despropósito. Puedo compartir con el autor la
curiosidad por determinadas formas de maldad de la amplia gama que nos ofrece
el género humano, pero las propuestas por Allen sobre el crimen frívolo y su vis adictiva, me
resultan pueriles además de irreales, producto de la mente calenturienta de un
octogenario que ha perdido la inspiración. El Allen brillante que me ha
embelesado durante tantos años se ha desvanecido, me gustaría pensar que no
para siempre, y es tal la decepción que siento, que me he hecho el firme propósito de no
participar del desaguisado y de no
seguir presenciando la debacle de la deriva tomada por su cinematografía. Si no
se opera un milagro y se da un giro de 180º en el rumbo hace tiempo emprendido
o, por evitar rodeos, si no hay una vuelta a los orígenes, a las señas de
identidad que constituyen el verdadero genio del autor, esta será la última
película suya que soporte. Aunque he de decir que en la próxima ocasión estaré deseosa, cual amante agraviada, de
darle una nueva oportunidad, porque la esperanza, dicen, es lo último que se
pierde.
En
otro caso, prefiero conservar el recuerdo del Woody Allen que tan excelentes
momentos me ha proporcionado.
Alicia dixit
lunes, 21 de septiembre de 2015
A
PERFECT DAY
DE
FERNANDO
LEÓN DE ARANOA
Excelente cambio de registro
de Fernando León de Aranoa, que hace su
primera incursión en el cine rodado en inglés con un excelente resultado.
Siguiendo los pasos de otros cineastas que se desenvuelven en ese terreno como pez en el agua - Isabel
Coixet, Alejandro Amenábar o J. A. Bayona- elige, con buen criterio, rodar en inglés su film sobre la vida de los cooperantes en los conflictos
bélicos. Dadas los características cosmopolitas
de este tipo de “organizaciones”, elegir el inglés que sirve como medio de
comunicación en estas circunstancias (y casi en todas) parece más que pertinente. Y claro, con las
posibilidades que ello ofrece, la elección
del elenco ha sido inmejorable. Un poderoso Benicio del Toro, haciendo gala de su
particular magnetismo, llena la pantalla
de veracidad con cualquier personaje que interprete, pero éste, en particular, parece escrito para
él. Tim Robbins, por su parte, le da una
perfecta réplica con su personaje dislocado. Las actrices –para mí
desconocidas- están correctas.
Al margen de la valoración de
las interpretaciones del film, brillantes en líneas generales, la película sabe
introducirnos en la violencia, la barbarie y la irracionalidad de las guerras pasando
todo ello por el tamiz de ese sarcasmo
tan característico del cine de León de Aranoa que nos permite sobrellevar la
dureza de la narración, independientemente de las historias, más o menos
personales que se utilizan como coartada. El conflicto de los Balcanes es una
excusa próxima en el tiempo y en el
espacio, para enfrentarnos a lo
irracional de cualquier guerra y, por ende,
a lo desolador de la labor de los cooperantes en su empeño por asistir a
sus víctimas.
No hay escenas de violencia
explícita, ni bombardeos, ni batallas ni escenas gore de ninguna clase. Aun
así, algunas de ellas son tan demoledoras que producen una conmoción más
efectiva que si de “acciones bélicas convencionales se tratara”. El
descubrimiento en la casa abandonada del niño protagonista es un claro ejemplo
de cómo impactar sin recurrir a la sangre ni a las vísceras. Historias
tan aparentemente secundarias como la de
la venta de un balón, nos presentan en
la pantalla la crudeza de lo irreparable de las pérdidas inevitablemente
sufridas en cualquier guerra. Todo ello
aderezado por una situación rocambolesca
en torno a la que se desarrolla toda la historia (las dificultades para limpiar un pozo contaminado por la presencia
de un cadáver, para que la población del lugar pueda disponer de agua potable)
no es más que una simple muestra de las
múltiples situaciones “surrealistas” que constituyen la normalidad en la vida
de las personas en guerra. Por otra
parte, resulta particularmente grotesca
la burocracia, que incluso en este contexto, hace acto de presencia para
dificultar, por no decir que para impedir, la resolución de los problemas más cotidianos
y en apariencia más sencillos. La
avaricia humana desprovista de toda humanidad se hace especialmente repugnante
cuando se trata de sacar provecho de las
situaciones más dramáticas (los traficantes de agua). Y para hacernos el relato
más creíble, hacen su aparición, igualmente, los conflictos interpersonales,
que lejos de distraer del tema central – el conflicto bélico, en cuestión- nos aproximan a la “normalidad” de
los personajes que viven en estas circunstancias, y que son, al fin y a la
postre, personas de carne y hueso.
Sabor agridulce el que nos
deja la película de León de Aranoa, que aunque parezca mentira, es capaz de
arrancarnos sonrisas de entre tanta desolación.
Maestría inigualable la
mostrada por el director tanto en el empleo de las elipsis como en el sabio manejo del humor del que impregna el desgarro
de sus historias (ya sea el paro en “Los
domingos al sol”; la inmigración en “Princesas”; la marginalidad causada por la pobreza en
“Barrio” o la soledad en “Familia”). Y su efecto es demoledor. Uno
solo se apercibe del horror con una cierta distancia, transcurrido un cierto
tiempo. Es lo que podríamos denominar cine de efecto retardado.
Enhorabuena, Fernando porque
nos estremeces sin hacernos perder la sonrisa. Nos remueves la conciencia sin que apenas nos demos cuenta, sutilmente, con exquisita delicadeza. Más que cine lo que tú haces es magia!!!!!
Alicia dixit
lunes, 7 de septiembre de 2015
SIN
HIJOS
DE
ARIEL
WINOGRAFD
El
cine argentino ha demostrado hace mucho tiempo su gran capacidad para el difícil oficio de hacer
cine. El gran talento que derrocha le permite atreverse con todo. Así con la película “Sin
hijos” su director se ha decantado por un género que hasta la actualidad
parecía reservado al cine típicamente de Hollywood, basada en una trama que de puramente compleja es
completamente absurda. No se prescinde de ninguno de los recursos a los que no
tienen acostumbrados las películas que solemos ver por televisión los fines de
semana con guiones completamente previsibles de principio a fin: una niña
repelente con vocabulario y madurez más propias de un adulto; un padre
sobrepasado que no sabe cómo resolver una situación en la que él solito se mete
por no saber refrenar sus deseos; una chica guapa con las ideas muy claras que
al final acaba resultando tal y como
prevé el espectador.
Con
estos mimbres, tan tópicos, consiguen trabar una historia entretenida que te
hace mantener una sonrisa tonta durante toda la proyección y, en más de una
ocasión, soltar alguna carcajada.
Seguro
que esta película es considerada una aberración por aquellos cinéfilos que se
erigen en defensores de un modelo de cine que se identifica con los cánones
europeos (no sé muy bien en qué sentido europeos) pero que resulta bastante
entretenida por intrascendente e imaginable. Además ha sabido jugar con la
fecha del estreno, el verano, un momento fantástico en el que estamos bastantes
más abiertos a eludir esas complejidades que parece que tienen que ir unidas al
cine de autor.
En
cuanto al elenco nada que objetar. El ideal para una comedia como esta
Guadalupe Manent, la niña redicha, está
muy bien seleccionada, hasta el punto de que se
duda si realmente está actuando. Diego Peretti en su papel, en este film
no podía hacer otra cosa diferente a lo que nos tiene acostumbrados. Finalmente,
Maribel Verdú a la que el tiempo y el peso de la púrpura le van enseñando día a
día, en esta interpretación está particularmente bien. Por poner un pero yo
diría que el director desaprovecha, en cierto modo, a todo el elenco de
secundarios que tienen una vis cómica estupenda y pasan un tanto desapercibidos
por el magnetismo de Maribel Verdú y el torrente interpretativo de Diego
Peretti.
Una
película desenfadada, sencilla, previsible, de estilo americano pero ideal para
una tarde de domingo de agosto, que aconsejo
rematar con un buen vaso de horchata fresca a la salida del cine.
Germán.
viernes, 28 de agosto de 2015
MI
FAMILIA ITALIANA (LATIN LOVER)
DE
CRISTINA
COMENCINI
Los efectos de la canícula han causado estragos en mi olfato
cinematográfico este verano. Por ello, y
porque mi mayor deseo al ir al cine ha
sido el de encontrarme con cualquier refrescante y desenfadada comedia me
decidí por “Mi familia italiana”. No
buscaba nada sofisticado, ni sesudo, ni denso. Ni dramático, ni trágico, ni scary, que para eso ya tenemos bastante con las noticias diarias. Me valía cualquier cosa liviana y divertida
para pasar una tarde de verano al frescor del aire acondicionado (muy
acondicionado, en general) de las salas
de cine. Y por eso esta fue una opción a considerar. El visionado del tráiler
con ocasión de una anterior visita al cine, me llamó la atención sobre una
película, que en otras circunstancias me habría pasado del todo inadvertida.
Y sí, tal como era de
esperar, es una comedia intrascendente,
sin pretensiones y lamentablemente, sin gracia.
En torno a la muerte (la
celebración del décimo aniversario de la defunción, mejor dicho) de Saverio Crispo, insigne galán del cine italiano y reconocido
mujeriego, se congregan en su pueblo los hijos dispersos del
fallecido latin lover, algunas de sus ex, y un viejo compañero y amigo que resulta haber sido algo más que eso.
Reunión en la que además de glosarse el
pasado glorioso del ausente, se pasa
revista a múltiples episodios de su vida
y brotan los conflictos familiares como
prende la yesca al menor contacto con el fuego. Saltan a la palestra envidias, rivalidades,
conflictos latentes, rencillas, viejas querellas, líos de faldas y
descubrimientos sorprendentes. Todos los enredos previsibles se producen como
consecuencia del encuentro de las ramas italiana, española, nórdica y americana
de la familia del difunto. Historias que se entrecruzan en un vaivén incesante
de flash-backs donde se nos presenta al famoso personaje, para, finalmente, dejar caer el mito de apasionado
amante que lo acompañó, por el
descubrimiento de una ya sospechada, si no conocida por muchos, culminada homosexualidad.
Pues bien, nada hay de reseñable en la película, salvo que se ha
desperdiciado una historia que podría haber proporcionado buenos momentos al
espectador, si se hubiera sabido aprovechar la idea original, que no siendo en nada original, sí ofrecía muchas posibilidades.
Desconocía a su directora,
Cristina Comencini, antes de ver la película, y sigo igual después de verla,
porque nada me aclara de cuáles sean sus intenciones al colocarse tras la
cámara salvo las noticias sobre su notoria falta de gracejo. La
película solo se sustenta en el buen trabajo de los actores, yo diría que de la
mayoría, incluidos los del elenco
español. Mágnifica está la recientemente fallecida Virna Lisi, que sin duda, en
uno de sus últimos trabajos, da muestras de su gran clase como actriz de raza,
además de lucir espléndida como mujer. Dándole la réplica, por el lado español
Marisa Paredes está correcta. Pero espectacularmente espontánea, como es
habitual en ella, está la excelente Candela Peña, que interpreta su papel con un
desparpajo tal que siempre te hace dudar
si está actuando o está ejerciendo de sí misma.
Bien Lluís Homar y Jordi Mollá, al que hacía tiempo que había perdido la
pista (debe andar haciendo las américas, desconozco con cuánto éxito). Y con la presencia de Valeria Bruni Tedeschi,
hermana de la ex primera dama francesa,
a la que no había tenido oportunidad de ver con anterioridad y que está irreprochable en
su papel.
En fin, que esta película no ha dejado huella alguna en mí. Y en estos
casos renuncio a escribir la reseña para que no se me tache de exigente, pejigueras
y hasta de un tanto desaboría –de picky
como dirían los anglosajones- pero dado
que me he tropezado en el fondo de mi bolso con la entrada del cine y aprovechando una pausa laboral, he decidido
saltarme mis principios a la torera. Eso sí, lo hago mecánicamente,
sin ningún entusiasmo, con la misma
frialdad con la que salí del cine el día de autos, por efecto de la película y
del aire acondicionado.
Que si me entretuvo?
Supongo que sí, pero siendo ésta razón
necesaria, nunca es suficiente para hacerme ir al cine. Porque entretenerme, entretenerme, también me
entretiene el Pasapalabra………
Como eximente diré que
estábamos a 40º y quería echarme unas risas a toda costa. Ya me tomaré la revancha…….
Alicia dixit
jueves, 20 de agosto de 2015
THE CUT (El padre)
DE
FATIH AKIN
Divulgar la causa armenia,
saldar deudas emocionales y ser capaz de mirar el conflicto turco-armenio con serenidad y rigor histórico, parecen haber sido los retos asumidos por
Fatih Akin al abordar esta película.
Proveniente de una tradicional
familia turca, no parece haberle resultado fácil distanciarse de la versión “oficial”
de los acontecimientos, para presentarnos un sencillo y común relato del horror. Pero lo ha conseguido y así, ha situado la trama, en el lado del pueblo
masacrado. No escatima recursos para relatarnos el drama desde la perspectiva
de una apacible familia de artesanos que
sufre la separación primero, el
sufrimiento más descarnado e
irreversible seguidamente, la exterminación de buena parte de sus
miembros después, y finalmente el éxodo, la huida del horror, de las dos hermanas gemelas e
hijas del protagonista, en un largo y
accidentado peregrinar hacia tierras americanas.
Esta es la historia de la
película, la de un hombre que padece innumerables sufrimientos para acabar despojado de todo aquello
que daba sentido a su vida de hombre bueno. Hasta
que un buen día descubre que sus hijas, supervivientes del exterminio en el que
perecieron sus más allegados, abandonaron el país, sanas y salvas con destino a
Cuba. Y decide emplear sus más que
diezmadas fuerzas en su búsqueda.
Otra road movie de las que tanto gustan a Fatih Akin. Todas sus
películas contienen ese algo de búsqueda emocional y física, de heridas abiertas que tratan de cerrarse mediante el
acercamiento a los mundos diferentes que luchan por convivir pacíficamente y que configuran su identidad. La búsqueda que representa la salvación. Este hombre, muerto en vida, no tiene más esperanza que el
reencuentro con sus hijas. Y emprende el viaje.
Se adentra el autor en la historia del genocidio armenio, a partir de un relato que bien podría ser real
y que pretende, según palabras del propio director, estremecer a los espectadores sin importar el
lado en el que se sitúen.
Pero en mi opinión, este
film épico, rodado con esmero y con la delicadeza que define el cine de Akin,
resulta un tanto excesivo. Para describir el sufrimiento del personaje del
padre no eran necesarias 2 horas y 18
minutos de metraje. La búsqueda resulta agotadora, pero de puro detallista.
Hubiera podido abreviarse el relato y no se hubiera permitido que el espectador
se disipara y acabara exhausto de tanta frustración. El exceso, en casi todo,
acaba resultando estragante y produciendo el efecto contrario al buscado. Te acaba distanciando del dolor, y provocando
una cierta indiferencia.
Yo llegué un tanto
fatigada al desenlace, quizá por exceso de puntillismo, quizá porque no se nos
da una tregua. Ni siquiera al final.
El tema da para mucho y no ha sido explotado en
el cine lo suficiente, por lo que podría
haberse esperado algo diferente, especialmente si proviene del
gran Fatih Akin. Y sí, en mi opinión, es un film impropio de
su autor. Me explico, había momentos en
los que me parecía encontrarme ante el cine grandilocuente de superproducción
de la fábrica Hollywood, al más puro estilo
Steven Spielberg. Luego he sabido que el autor del guion, junto con el propio
Akin, es Mardik Martin, afamado
guionista americano de origen iraní (son suyos los guiones de “Malas calles”
“Toro salvaje” o “Valentino”, por citar algunos ejemplos) por lo que su inconfundible sello de “American movie” no es
producto de mi imaginación.
Ajena a su autor, con una
cierta pérdida de su personal impronta, así me ha resultado la película, a pesar
de contar con muchos de sus rasgos inconfundibles. Entre estas señas de
identidad se encuentran la multitud de simbolismos que plagan la película. Así
el protagonista, pierde el habla y hasta la fe, como expresión de la más
absoluta de las devastaciones en que puede sumirse el ser humano. Con la
descripción del dolor del padre quiere mostrarnos el dolor de todo un
pueblo. Y bajo el minucioso relato asolador
de acontecimientos, siempre subyace un poso de esperanza, un rayo de luz, un atisbo de optimismo, representados por la
bondad de algunos de los personajes con los que tropieza el protagonista.
Anyway, fallido resulta el casting. El protagonista, Tahar
Rahim (joven actor francés de origen argelino) no se hace con el personaje. No consigue
transmitirnos (o al menos a mí) con
nitidez la amargura que el personaje acumula a lo largo del film, ni los
estragos del paso del tiempo, que
añadido al mucho dolor deja secuelas inevitables en el aspecto de cualquiera.
Sin embargo, el protagonista aparece joven (lo es, tiene 34 años) por no decir
jovial, en todo momento. O no se han
esmerado en su caracterización o esta
apariencia juvenil es algo premeditado.
Cualquiera que sea el caso me resulta francamente chocante.
No sabría si recomendarla.
Me escabulliré diciendo que hay multitud de películas imprescindibles en el haber de Fatih Akin, por lo que siempre
habrá otras opciones antes que “El
padre”.
Alicia dixit
viernes, 14 de agosto de 2015
REQUISITOS
PARA SER UNA PERSONA NORMAL
DE
LETICIA
DOLERA
Qué
gusto da estar desplazado y disfrutando de vacaciones y además encontrar la película
perfecta para complementarlas. Esta ha
sido mi sensación cuando en medio de mi descanso estival he visto el típico cine de pueblo, sí de los
que ya no quedan, con una cartelera que muchas salas de Madrid querrían para sí y ¡oh! sorpresa allí estaba, “Requisitos para ser una persona normal”.
Una comedia de lo más refrescante, el tipo de cine que en no pocas veces
añoramos, sencillo, romántico, alegre,
tierno, vitalista y que además se permite hacer guiños a determinados
comportamientos humanos. Así nos muestra
nuestra capacidad para articular frases
sin sentido sobre el arte moderno y, lo peor, que sean escuchadas. También para
ponernos frente al espejo sobre la conducta que adoptamos al elevar a liturgia
casi espiritual el consumo de algún producto, que no requiere mucha elaboración
que digamos, como es el “gin tonic”. Por no mencionar la eterna realidad de que
con frecuencia es mucho mejor ser feliz con una persona con la que te
entiendes que con la que representa la pareja ideal. Esto último es algo que
parece indiscutible pero que no se practica con tanta asiduidad como nos creemos.
Una película que también refleja desde un punto de vista vitalista y sin
tapujos, para esto están las comedias, la situación de la juventud de nuestro
país, esta que es la mejor preparada de nuestra historia. Tampoco elude el
conflicto familiar sobre todo el que se produce cuando se pretenden mantener las
relaciones fallidas a costa de lo que sea, sí esto sucede todavía ahora después
de 34 años de ley del divorcio. Igualmente plantea magistralmente el concepto
tener una discapacidad frente al de ser
discapacitado.
Sobre
el elenco de actores elegidos para acompañar a la protagonista, sólo cabe un
comentario, son perfectos: Camen Machi hace una pequeña aportación simplemente
magistral; Manuel Burque, desconocido para mí, al que espero verlo mucho más
después de este más que notable trabajo; Miqui Esparbé representando al novio
que toda madre quiere para su hija y Alexandra Jiménez que muestra como nadie a
la chica que ha conseguido ser una madre y pareja digna de aparecer día sí y
día también en la revista TELVA.
Acertado, todo muy acertado en una película
muy ligera pero que se puede permitir pegar unos cuantos zascas con una elegancia similar a la imagen que traslada su
directora y protagonista ante la que no te queda más remedio que caer rendido.
Mira
tú por dónde resulta que contamos en España con una Audry Tautou y la tenemos
relegada a hacer cortos y cosas muy menores a pesar de su evidenciado talento tanto como guionista como directora y actriz. Esto sería impensable en
Francia. Esperemos que nuestra industria lo entienda, lo acepte y le permita ocupar el puesto que ya le corresponde después de
esta obra. Leticia Dolera es un regalo para la cámara.
Germán.
martes, 7 de julio de 2015
LEARNING
TO DRIVE
DE
ISABEL
COIXET
Cuando el viernes me puse a revisar los
estrenos de la semana, me encontré con
la agradable sorpresa del último film –
El padre- de Fatih Akin, del que no hacía más de ocho días -curiosa
coincidencia- tuve el placer de ver “Im
Juli”, después de años sin noticias suyas.
Cuando ya creía firme la decisión de no
esperar ni un día más de lo necesario para ir a verla, me sorprendió,
asimismo, el estreno de la última de Isabel Coixet.
A pesar de sus últimos trabajos, francamente
decepcionantes, nunca me resigné a aceptar que
la directora catalana hubiera perdido la capacidad de emocionarme, como hizo con sus primeras
películas (“Cosas que nunca te dije” “A
los que aman”, la extraordinaria
“Mi vida sin mí”, “La vida secreta de
las palabras” o “Elegy”). De manera que me surgieron las dudas. Y finalmente
opté, impulsada por mis deseos de reconciliación, por “Aprendiendo a conducir” que parecía,
sobre el papel, más ligera de ver. (Dejo el genocidio armenio para mejor ocasión).
En todo caso, la elección fue más que
acertada (sin menospreciar la película de Akin, que será, sin duda, la
siguiente). He recuperado a Isabel Coixet para mi lista de imprescindibles y
eso ya es suficiente gratificación. Me he reencontrado con una de
las directoras que mejor es capaz de contar, con tono apacible, sosegado, armonioso las historias épicas de
los héroes de la vida cotidiana (en general heroínas). Gente capaz de
sobreponerse a las constantes adversidades de la vida con dignidad, con
entereza. Gente honesta, decidida, de
esa con la que nos encantaría cruzarnos
por el camino más a menudo.
Y esta es, como bien se ha dicho, una historia de segundas oportunidades. Una historia real como la vida
misma, con la que cualquiera puede sentirse identificado en alguna medida. Y
como es habitual en su cine, esta película rezuma optimismo por cada uno de sus
fotogramas.
Siendo una historia corriente (Wendy,
neoyorquina madura, independiente e inteligente a la que abandona su marido por
irse con una jovenzana) parece como si fuera la primera vez que nos la
contaran.
Las otras vidas que se entrecruzan con la de
Wendy son igualmente verosímiles (las sorpresas en los matrimonios concertados
que no difieren tanto de las que se
producen en los matrimonios “convencionales” tras años de vida en común; la dureza de la inmigración; los, con
frecuencia, patéticos encuentros amorosos entre personas talluditas……) de manera que juntas conforman una historia de
coincidencias y desencuentros creíbles.
Mención especial merece la extraordinaria
interpretación de los grandísimos
Patricia Clarkson y Ben Kingley, actores que repiten con Isabel, después de Elegy. Su sola presencia justificaría la visita al
cine. Nos hacen creer sus personajes, hasta el punto de que pareciera que los conocemos de toda la
vida.
Ben Kingsley borda el papel de hindú sij (y
no solo el acento, sino los movimientos, una forma de andar peculiar….) hombre
de honor y fuertes convicciones, que aunque fiel a sus principios no puede resistirse al atractivo de la personalidad arrolladora de Patricia Clarkson.
Patricia Clarkson, por su parte, en
apariencia desorientada y perdida tras el abandono del marido, es capaz de,
con firmeza, valentía y clarividencia, salir airosa de la ruptura y
enfrentar su nueva vida con bríos renovados.
El encuentro fortuito de los dos personajes
protagonistas, pone sobre la mesa lo que
es obvio, por mucho que algunos se empeñen en negarlo: son siempre más las cosas que nos acercan a los humanos que aquellas
que nos diferencian, por muy culturalmente alejados que estemos unos de otros.
Ambas interpretaciones están de lujo y la propia “Learning to drive” es una de las
películas más redondas de su autora. Película inclasificable, pero fácilmente
descriptible: impecable. Sin ir más lejos, la escena del sexo tántrico pasará a
los anales del cine como una de las más divertidas jamás rodada (haciendo gala
de un humor mucho más sutil e inteligente que el de otras escenas míticas como
la del orgasmo fingido por Meg Ryan en “Cuando Harry encontró a Sally”, por ejemplo).
He disfrutado, en definitiva, todo lo que el cine puede hacerme disfrutar.
Bienvenida de nuevo, Isabel. Esta vuelta a los
orígenes (cine rodado en EEUU, con actores anglosajones y en inglés) nos ofrece lo mejor de ti.
Espero que sigas así por mucho tiempo.
Alicia dixit.
martes, 30 de junio de 2015
IM
JULI
DE
FATIH
AKIN
Para
rematar el curso de alemán, la profe (desde aquí mi homenaje a su buen hacer) nos
ha puesto la impresionante “Im Juli”,
película que fue en su momento (2000) un éxito de crítica y taquilla en su país
de origen (desconozco si circuló fuera del circuito germanófilo). Y ha sido,
sin duda, un magnífico colofón para un curso divertido y estimulante. Cuando nos comentó su intención de traer a
clase este film del turco-alemán Fatih Akin,
me vinieron a la memoria las
películas vistas de este autor (Gegen
die Wand, Auf der anderen Seite y Soul kitchen, en sus títulos originales) y el
buen sabor de boca que cada una de ellas me dejó, en su momento.
Fatih
posee un don para contar historias. Su cercanía, su
naturalidad, su gran capacidad para
transmitir emociones me han convertido
en una fiel e incondicional admiradora desde siempre. Pero lo había olvidado.
“Im
Juli” me ha erizado el vello. Me ha sacudido
(de satisfacción) y me ha refrescado las emociones ya sentidas con la sencillez con la que ya lo había logrado en
las anteriores ocasiones.
Película
previa a las ya vistas por mí, “Im Juli” anticipa perfectamente lo que ha sido,
a continuación, su universo fílmico: la confluencia de dos mundos
supuestamente antagónicos (el alemán y el turco) pero que resultan a los ojos
del espectador perfectamente ensamblados. Sentimientos como el amor “romántico”
planteado sin florituras ni prejuicios.
El itinerario que siempre recorren sus protagonistas a lo largo de las
distintas geografías y los distintos paisajes humanos, como símbolo de la
búsqueda de la identidad y en último término de la felicidad, acompañados por
otros múltiples simbolismos que le
permiten explicarnos su peculiar visión
del mundo.
Por
si faltaba algo, las peripecias y
aventuras de sus protagonistas
transforman cada película en una perfecta obra
para el entretenimiento.
Pero
llaman especialmente la atención la dulzura que impregna cada relato y la
ternura de cada uno de sus personajes, y le convierten en un maestro de su tiempo, en
un rara avis del cine alemán tan escueto y tan poco generoso (o al menos la mayor parte de lo que de él se deja ver
por estos lares).
Fatih
Akin nos habla sobre lo verdaderamente importante de la vida cotidiana con una sencillez inaudita. Cada obra suya es turbadora y a la vez
ingenua. “Im Juli” rebosa optimismo y entusiasmo.
Una
road movie colorida y chispeante como hacía tiempo que no veía en el cine, con
el sabor característico de las películas del autor, relatada como si de un
cuento oriental se tratara, es, sin duda, una obra imprescindible de su filmografía.
Cine
lírico por excelencia que no dejará a nadie indiferente. Si no lo conocéis ya
es hora de que lo hagáis. Yo, por mi parte, prestaré más atención a la
cartelera por si nos llega alguna de sus más recientes creaciones.
Imperdonable
perdérselas.
Alicia
dixit
sábado, 27 de junio de 2015
NUESTRO
ÚLTIMO VERANO EN ESCOCIA
DE
GUY
JENKIM
El humor británico goza
de un merecido prestigio que tiene, como no podía ser de otra manera, su correlato
en su cinematografía. Yo aprecio casi por igual
su cine “satírico” (del que son auténticos maestros) y lo que
podríamos denominar como de cine
“social”. De la combinación de ambos
resultan las comedias más hilarantes que uno pueda disfrutar. “What we did on holiday” mezcla a la
perfección elementos de ambos estilos para conformar una comedia –que resulta no serlo tanto- verdaderamente
conmovedora.
La pareja formada por un escocés y una inglesa
en franca crisis matrimonial, con sus tres hijos de edades comprendidas entre los 5/6
y 10/12 años con muy marcadas personalidades, componen una entrañable
familia, que ensambla perfectamente con el ambiente estrambótico de la rama
familiar escocesa a la que van a visitar a propósito del 75 cumpleaños del abuelo, que padece un
cáncer terminal.
La personalidad arrolladora
del abuelo (espléndido Billy Connolly) incluso en las peores circunstancias, es
una lección de vida para todos. Su personal visión del mundo y sus extravagantes maneras lo convierten en un freespirit que hace las delicias de los
más jóvenes. Esta singular relación entre nietos y abuelo propiciará
una rocambolesca situación que va a suponer un catalizador para las
relaciones familiares.
Un manejo inteligente
del humor “negro” británico tan característico y una cierta sátira social planteada desde la
perspectiva de los niños protagonistas, hacen reír y emocionarse a partes
iguales. .
Su frescura, agilidad,
magníficas interpretaciones (todos están impecables en sus respectivos papeles) y excelente remate (se mantiene, al final, el tono jovial reinante a lo largo de todo el
film, cuando podría presagiarse un final lacrimógeno) convierten a “Nuestro
último verano en Escocia” en una de las mejores opciones que ofrece la
cartelera estival. Y por qué no decirlo, el cantarín acento escocés y el siempre sugerente escenario de las High Lands (cuando se vive en el sur,
claro) son otros más de sus múltiples alicientes.
Película hecha para el agrado de todos los públicos, es un valor
seguro. No hay, además, mucha oferta de interés en las salas. Todo son razones
para no perdérsela.
Alicia dixit
sábado, 23 de mayo de 2015
LA
FAMILIA BÉLIER
DE
ÉRIC
LARTIGAU
He
tomado la firme decisión de no leer con anticipación las críticas de las películas que planeo ver. Decididamente
prefiero dejarme llevar por el olfato, dejarme sorprender, porque no hay nada
más decepcionante que ver frustradas las propias expectativas.
Y eso exactamente me ha ocurrido con “La
familia Bélier” sobre la que todo el mundo contaba las mil maravillas.
Sin
más prolegómenos, y yendo al grano diré que me ha parecido una película ñoña,
sentimentaloide y repleta de clichés sin
gracia alguna. Podía esperarse por razón
de la historia (y en mi caso así era) una propuesta original sobre las tan manidas relaciones familiares.
Pero para mi desgracia nada ha resultado ser como esperaba: el planteamiento inicial (familia de sordomudos con
la única excepción de la hija mayor, de
16 años) que hacía presagiar algo novedoso y fresco, sin embargo resulta
ser una colección de tópicos planteada
con una emotividadmás que naif, pueril.
Se
dan todos y cada uno de los lugares comunes imaginables: familia que se apoya
en la hija mayor, la que por tanto, soporta un exceso de responsabilidad en
la gestión de la granja familiar, y en definitiva en el sostenimiento
de todos. Una supuesta organización del
trabajo (el padre se ocupa de las
tierras, la madre elabora los quesos, la hija atiende los animales y el tenderete donde se venden los productos
elaborados en los mercadillos locales, actúa de interlocutora en la gestión del
negocio, etc……..) oculta una evidente posición desequilibrada de la balanza, que se inclina sobre el lado de la joven protagonista. Además de todo lo anterior
asiste a clase, tiene amigas, y se
interesa por los chicos, como es natural, y se
descubre poseedora de una voz prodigiosa.
Un
profesor de canto detecta en ella un
gran talento vocal por lo que se propone prepararla para unas exclusivas pruebas selectivas en París. De
manera fortuita se abre ante la joven una
expectativa de futuro imprevisto, estimulante y prometedor pero que implica el abandono de la casa familiar.
Y
en torno a la posibilidad de su ida a
París giran los emergentes conflictos
personales y familiares: el deseo de la joven por aventurarse a una vida “distinta”
contrapuesto a su sentido de la responsabilidad, que la liga a su familia
de forma irremediable. Por su parte, la familia se enfrenta, asimismo, al dilema de la pérdida de apoyo que supone la
ida de la joven, y la oportunidad del futuro plagado de
sugerentes perspectivas que se presenta
ante sus ojos.
Lo
dicho, si a que sobre el papel el guion ya apuntaba maneras, le añadimos la tradición del buen cine francés hecho con
solera y solvencia, tal combinación de elementos parecerían avocar a un acierto
seguro, pero salvo la frescura de la interpretación de la protagonista (que
sorprendentemente se estrena en el cine) el resto es melífluo. Los personajes
caricaturizados de los padres granjeros resultan más que cómicos, grotescos; se
ridiculiza el ambiente rural en
contraposición con el “aire exclusivo de
la ciudad” encarnado por el chaval
venido de la capital; los números
musicales no me parecen la mejor
elección (lo cual sorprende especialmente dada la gran tradición de música
popular francesa); el desenlace final
más que conmovedor resulta verdaderamente lacrimógeno, en fin.
El
éxito que la precede, puede tener que ver con el carácter chovinista de
nuestros vecinos del norte- del que, por otra parte, tendríamos mucho que aprender
en la defensa de lo autóctono - más que con las cualidades objetivas del film.
Pretendiendo
emular la gran película del género “Los niños del coro”, no le llega ni a la
suela de los zapatos.
Película
mediocre en el planteamiento aunque digna en el resultado, porque el oficio de
los cineastas franceses obra milagros, como el que aquí ocurre. Por ello y solo debido a esa profesionalidad
que les avala, la película se deja ver. El
potencial, en mi opinión desaprovechado del film me hace desconfiar de la audacia del
director. Je suis sincèrement désolée, mais hay demasiada oferta en el mercado como para dar segundas oportunidades. No reincidiré con este director.