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LA VIDA MISMA.GERMÁN

Si no puedes escribir, escribe

jueves, 10 de diciembre de 2015

EL CLUB
 DE
PABLO LARRAIN

Sumergirse en los problemas de la iglesia Católica es un ejercicio poco gratificante por lo desagradable que resultan los execrables crímenes cometidos a lo largo de los tiempos. Pablo Larrain expone una imagen fiel de esta atrocidad haciendo sentir al espectador incómodo todo el metraje de la película. No escatima recursos para conseguir su fin. Nos muestra la historia inmersa en una luz fría de color gris sucio como si observáramos a través de un velo para protegernos del asco que provocan todos y cada uno de los personajes. Desarrolla la trama en un espacio cerrado donde las miserias se puedan racionalizar. Aleja la residencia donde se producen los acontecimientos de cualquier posible contacto humano como si de una fosa aséptica se tratará. Describe un infierno cómodo para sus diabólicos moradores donde la ausencia de arrepentimiento les permita reescribir su historia personal. La narración está llena de tiempos muertos para que no pierdas la sensación de incomodidad. Pablo Larraín no sólo mete el dedo en la llaga sino que una vez dentro lo retuerce hasta impedir cualquier rasgo de debilidad y compresión de las aberraciones que han cometido a lo largo de su vida los protagonistas. 
El final es tan mísero como real. Hay que mantener en el exilio infernal a esos diablos faltos del más mínimo sentimiento de culpa y sin ningún ánimo de expiación. El motivo: salvar la institución. La gravedad de sus crímenes es tal que es mejor ocultarlos que juzgarlos para evitar la fuga masiva de fieles. El negocio es el negocio.
Es imposible no hablar de los actores y su soberbia interpretación. Su nivel es tan alto que será complicado que no queden identificados como esos psicópatas de la película “El club”. Un actor que se arriesgue a que se le identifique con esos personajes tiene que estar muy seguro de su capacidad. Ellos lo están y su calidad les permitirá afrontar otro sin fin de obras arriesgadas  y nos volveremos a quitar el sombrero con ellos.
Desde este momento seguiré con la misma devoción el cine chileno como ya hago con el cine argentino. Espero ansioso nuevos trabajos.
Germán.

OCHO APELLIDOS CATALANES
DE
EMILIO MARTÍNEZ-LÁZARO

Que era difícil que esta secuela estuviera al nivel de “Ocho apellidos vascos” era previsible. Que el efecto sorpresa se hubiera desvanecido y eso hiciera perder frescura a la cinta, estaba cantado. Que la chispa de los personajes originarios se pudiera mantener intacta  hasta el punto de convertir esta nueva entrega en una peli con el  punch de la anterior, era difícil visto el resultado de la primera (salvo las excepciones de Carmen Machi y del genial Karra Elejalde). En cambio, sÍ parecía razonable esperar que los guionistas supieran exprimir todo el jugo a los clichés del catalanismo en un momento álgido del independentismo que es una fuente inagotable de chirigotas. Pero los  sketches y los gags son escasos y poco agudos en esta ocasión. Gira la cinta alrededor de los ya conocidos personajes con el añadido de  los nuevos (poco ingeniosos, todo hay que decirlo) y el ambiente catalán parece un decorado de cartón piedra, secundario, sin vida propia. Siendo como era protagonista la idiosincrasia vasca en la primera película, no se logra el mismo virtuosismo con el seny catalán (desconozco las razones) y ni  el aire de retrato costumbrista ni el  desarrollo ocurrente de los acontecimientos se consiguen, any more. Fallida resulta la incorporación de los personajes autóctonos, y ni siquiera  Rosa Mª Sardá es capaz de compensar las carencias de los restantes papeles renqueantes. Especialmente pobre resulta el de Berto Romero, que en esta ocasión no dice nada,  para mi sorpresa, que soy una incondicional seguidora de sus intervenciones en los programas de Buenafuente y en el formato “monólogos”. Artificiosa, superficial, poco espontánea, nada genuina, en absoluto ingeniosa esta nueva entrega parece realizada por extraños  que nada conocen del seny catalán, salvo los tres estereotipos de rigor (la sardana, los castellets, la butifarra y la tacañería). Y se mete como con calzador el antiespañolismo reinante con algún  chiste poco logrado.
Película anodina que no termina de conectar con el gran público (yo no oí risas en la sala a pesar de estar llena, luego no era yo la única decepcionada…..).
En fin, que llevará recaudado más que ninguna película española anterior,  pero no merece, ni por asomo, el éxito del que está disfrutando. Ahora, eso sí,  la magnífica campaña de publicidad emprendida por Tele 5 (cada poco Pedro Piqueras  da cuenta de ella en su noticiario) junto con las ganas que todos tenemos de echarnos unas risas, han logrado lo planificado por los productores con esta película hecha de encargo: un taquillazo de record.
Pues eso, confío en que acabe aquí la serie porque el asunto ya no da más de sí……
Alicia dixit


miércoles, 9 de diciembre de 2015

SPECTRE
DE
SAM MENDES

Flojita  la última entrega de James Bond, que tras las expectativas creadas por Skyfall resulta especialmente decepcionante.  Y ello a pesar del crédito con que cuenta Sam Mendes, que con  la anterior dirección logró un ejemplar perfecto de la serie de Bond. Y a pesar, también, de la gran interpretación que del personaje ejecuta Daniel Craig –yo diría que tras el escocés Sean Connery, Daniel es quien mejor encarna al agente 007.- Correcta también es la interpretación del villano que corre por cuenta del sobrio Cristoph Waltz. Sin embargo, ninguna de estas cosas impide que la película resulte anodina y por momentos aburrida por lo que acaba uno revolviendo el trasero en el asiento, impaciente por terminar con el trámite.  El personaje más insulso, en mi opinión, es el de la protagonista femenina (Lèa Seydoux)  a años luz de las más altas cotas alcanzadas por alguna de sus predecesoras (muy alto el listón de una espectacular Ursula Andress surgiendo del mar embutida en lo que ha sido uno de los  bikinis más emblemáticos de la historia del cine de todos los tiempos, p. e. ). Solo se salvan las escenas de acción que siempre resultan trepidantes.
Trama sin gancho que, en fin, hace de Spectre una película del montón.
              Alicia dixit.

lunes, 7 de diciembre de 2015

NOBODY WANTS THE NIGHT
DE
ISABEL COIXET

Mi reconciliación con Isabel  Coixet parece duradera, y eso que “Nobody wants the night” no presagiaba lo mejor. Aun así mi “idilio cinematrográfico” con ella se mantiene firme.  Nuevamente me ha conquistado con una película en las antípodas de mis géneros favoritos, lo cual tiene  su mérito.  Las aventuras extremas, ni en la vida ni en la ficción, me han seducido jamás lo más mínimo. Y me aventuré a verla a pesar de ello, porque mi renovado entusiasmo por su cine (gracias a “Learning to drive”) me inspiraba plena confianza. Que no se ha visto defraudada. A pesar de la dureza de las condiciones de vida descritas en el film (que me resultan cada vez menos agradables en la pantalla) y de algún truco de guion que  se perdona por el conjunto, por el resultado final (el arranque de la historia parece poco verosímil) me ha conmovido la relación de las dos mujeres protagonistas. Dos mujeres que nada tienen en común más que el amor por el mismo hombre, lo que las convertiría en enemigas irreconciliables, y que  dadas las circunstancias las transforma en su apoyo mutuo imprescindible. Unos lazos más fuertes que cualesquiera otros los que produce la lucha por la supervivencia. Lazos que rompen con todos los antagonismos existentes en la vida de las mujeres: las opuestas condiciones de vida, la diferente moral, la diferente actitud ante las adversidades, ante la vida…… Con una excelente ambientación, unos  sugerentes paisajes y unas  imágenes cadenciosas e impactantes, se nos relata  el devenir de una relación que viaja desde la rivalidad más recalcitrante hacia una simbiosis casi  total.  Una historia  de amor generoso, milagroso, inimaginable. Y siendo ficción (como apuntan los créditos, que informan de que los inspirados en personas reales son los protagonistas pero nada dice de los hechos) a mis ojos, parece posible. Me creo esta historia  de amor entre mujeres en el límite,  llena de ternura y  de delicadeza que me eriza el  vello y  me conmueve hasta el llanto.
Y mi admiración por Isabel Coixet  crece sin fin.  Sintonizo con su cine de manera inexplicable. Es una cuestión  de piel que no alcanzo a expresar. Siento sus películas como un regalo y espero  que  este estado de ensoñación se prolongue indefinidamente.
Grandes, también, Rinko Kikuchi y Juliette Binoche, sin cuya presencia no hubiera resultado tan fácil  modelar estos  personajes.
Grandes todas. Gracias,  Isabel……

Alicia dixit

lunes, 9 de noviembre de 2015

REGRESIÓN
DE
ALEJANDRO AMENÁBAR

La última película de Amenábar debería titularse decepción, en vez de regresión. No es la primera vez que termino de ver una de las últimas películas de este director y no encuentro al supuesto genio con el que tan gratuitamente hemos identificado a este cineasta. Reconozco sus méritos en “Tesis”, cómo no, pero esas rentas están más que amortizadas y ya no se puede vivir de ellas. La industria debería revisar detenidamente sus proyectos, sobre todo si estos tienen el mismo nivel que sus últimas producciones. Mejor sería invertir en nuevos talento, que tienen difícil incorporarse a esta complicada industria, mientras personajes como Amenábar sigan ocupando un lugar que no les corresponde por la calidad de sus obras. Parece que en la industria cinematográfica española (una organización muy burocratizada) se hubiese instalado “la ley de hierro de la oligarquía” formulada por Robert Michels. Esta se sustenta en la idea de que en toda organización existen tendencias oligárquicas ya que hay individuos que acaban haciéndose necesarios y se perpetúan en las corporaciones impidiendo su renovación.
La película “Regresión” no tiene ningún elemento que la haga tan atractiva como para cosechar el éxito comercial del que ha disfrutado. Ni siquiera es una película que se haya realizado con competencia profesional. El director necesita un baño de humildad además de corregir cuanto antes el exceso de soberbia que demuestra al intentar, nada más y nada menos, que hacer un thriller. Este es un género especialmente difícil si no se quiere incurrir en el riesgo de hacer una peliculilla de serie B de las que están inundadas las parrillas de las televisiones generalistas los sábados a la hora de la siesta. El guion está mal enfocado, desde el principio sabemos cuál va a ser el siguiente movimiento del protagonista. Los giros que va introduciendo la trama los mete con calzador. La narración empieza lenta y llegado un momento sufre una importante aceleración, algo así como si quisiera resolver cuanto antes la historia porque no tuviera claro por dónde seguir. Para mantener un cierto nivel de angustia en el espectador y como el guion es tan pobre tiene que abusar de la música y del susto fácil. El exceso es de tal nivel que más que tensión provoca hilaridad en el espectador. Lo abusivo es fruto de exigir  a los actores un alto nivel de sobreactuación. La situación llega a tal límite que el escaso papel que Emma Watson realiza pudiera poner en cuestión su imagen para próximas películas. No me extraña que ninguno de los protagonistas quisieran acompañarle al festival de San Sebastián, visto el resultado final.
No es una película fallida, es un director que o bien ha perdido la inspiración, o bien “Tesis” fue un simple destello de genialidad que tal y como tal como vino se fue.

Germán.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

TRUMAN
DE
CESC GAY

Soberbia, espléndida, magnífica. Sencillamente deliciosa.


Alicia dixit.


domingo, 1 de noviembre de 2015

EL DESCONOCIDO
DE
 DANI DE LA TORRE

Magnífico debut de Dani de la Torre con un thriller de acción que te mantiene agarrado a la butaca hasta la escena final como si del más trepidante cine de la fábrica Hollywood se tratara.   Capaz de sostener el ritmo y la tensión en todo momento a pesar del reducido espacio  en el que se desarrolla la trama, no pierde nunca la fuerza ni la habilidad para  producir  adrenalina en el espectador,  lo cual da muchas pistas sobre el talento emergente de este nuevo director.  
El guion de Alberto Marini ofrece excelentes mimbres para que Dani de la Torre inicie su andadura en el  cine español  con buen pie. Pero sin la mano certera de una dirección precisa, no hay garantía de que un buen guion concluya en un buen film. Curiosamente, la inexperiencia de los  directores  noveles a cuyos estrenos  he asistido recientemente no les hace perder el menor atractivo. Más bien al contrario, el cine más interesante  con que me he encontrado  en  los últimos tiempos, es, sorprendentemente, obra de principiantes. Voy a tener que dar la razón a mi buen amigo Julio que siempre ha sostenido que es frecuente  en el cine – y no solo en el cine, también  en  literatura-  que  los  creadores queden agotados tras su opera prima, como si todo su talento, sus ideas  y sus habilidades se desvanecieran una vez  concluido un primer  trabajo elogioso, que supone a la vez el inicio y el fin de una carrera brillante, porque todo lo que  sigue a continuación no está a la altura. Confío en que este no sea el caso de  Dani de la Torre, que ya  se ha ganado con este estreno un puesto entre los mejores cineastas del país, al máximo nivel y en buena lid con otros  directores avezados en el género  como Daniel Monzón o  Alberto Rodríguez, por citar algún autor destacado.
 Las brillantes interpretaciones, fundamentalmente la de Luis Tosar, son imprescindibles para dar credibilidad a la impactante acción  y el descubrimiento de la niña protagonista es un verdadero hallazgo de fuerza interpretativa a celebrar además de un complemento necesario para el mayor lucimiento de la actuación del protagonista. Porque hasta los grandes actores requieren de una buena dirección para sacar lo mejor de sí mismos.  Y todo buen actor brilla más cuanto más rodeado de talento se encuentra.  Así,  Paula del Río apunta maneras de actriz con solera porque hace gala de una naturalidad infrecuente en alguien de su edad,  por lo que me propongo seguir sus pasos, si prosigue por la senda de la interpretación.
En fin,  esta vez ha sido gratificante mi visita al cine. Y más gratificante resulta comprobar cómo una película  sin alardes consigue derribar alguno de mis muchos prejuicios.  Películas como esta me convencen de que cualquier tema  y cualquier género pueden resultar atractivos  cuando se trata de  buen cine, como es el caso.
Me siento capaz de invitar a  todos a ver  “El desconocido”  sin miedo a equivocarme y con independencia de los gustos personales, porque este es cine  hecho con verdadero  oficio. Así que bienvenido al olimpo de los cineastas, Dani de la Torre,  porque seguro que  ya cuentas con un montón de seguidores, entre los que  me encuentro gozosa.  

Alicia dixit.

domingo, 25 de octubre de 2015

LOREAK
DE
JOSE MARIA GOENAGA Y JON GARAÑO

Cuando alguien se empeña en reflexionar sobre algo que no necesita de especulación alguna, lo más usual es que aburra  a cualquiera o consiga que este se ponga en off mientras el especulador insiste en su matraca. Esto y nada más que esto es lo que me provocó la película Loreak, una adaptación cinematográfica de la canción de Cecilia “Un ramito de violetas” ¿Quién le mandaba flores………?
Este intento de convertir en obra de arte una nadería insustancial narrada de la forma más lenta posible para poder alargar el metraje me ha producido un aburrimiento supino. El intento de convertir la intimidad en extimidad por medio de un simulacro de thriller en el que no se persigue a un serial killer sino a un adornador de puntos negros de tráfico, es un experimento que mejor se hubieran guardado para sí los directores del film.
Y todo esto lo digo sin dejarme influir por mi  natural aversión a cualquier tipo de nacionalismo y  de ensalzamiento de lo étnico. El tiempo narrativo es muy prolongado para la historia que se pretende relatar,  lo que la hace tremendamente lenta. Los planos eternos te inducen a desconectar de la trama. El intento de retratar un mundo femenino, además de ser cansino, es un fiasco. No hay comparación con el mundo masculino, no hay contrastación con las diferencias generacionales, tampoco plantea  las  habituales demandas de sumisión de los hombres Reduce el examen a las relaciones madre-suegra; marido-mujer con años de rutina y traslada el mundo del amor platónico al entorno masculino haciendo que el desdichado protagonista desarrolle su papel en una grúa para situarlo más cerca de las nubes. Vamos,  que el tema no da ni para un corto, muy corto. El uso de recursos de mal gusto como la exposición de un cadáver o apelar a una oveja misteriosa (tomando al espectador por tonto que no comprende los mensajes  encubiertos que nos quiere transmitir), no consigue, a pesar del intento, que te internes  en la narración.
En fin, una muy mala película de la que únicamente salvaría, siendo muy magnánimo, la banda sonora.
No comprendo los motivos por los que nos va a representar en los Óscar. En ocasiones siento que los académicos toman algo que no tomamos los demás.

Germán.

martes, 13 de octubre de 2015

IRRATIONAL MAN
DE
WOODY ALLEN

Asisto inconsolable a la agonía del cine de Allen sin poder contener la  melancolía. Me resulta del todo incomprensible esa fascinación suya por determinadas transgresiones que pueblan de forma reincidente su cine de los últimos tiempos. Me resulta incomprensible e indiferente por no decir que me provoca una cierta desazón, un creciente hastío y hasta una repentina crispación.  Es tal el enfado que me ha provocado “Irrational man” que  no siento ni el menor deseo de relatar el despropósito. Puedo compartir con el autor la curiosidad por determinadas formas de maldad de la amplia gama que nos ofrece el género humano, pero las propuestas por Allen  sobre el crimen frívolo y su vis adictiva, me resultan pueriles además de irreales, producto de la mente calenturienta de un octogenario que ha perdido la inspiración. El Allen brillante que me ha embelesado durante tantos años se ha desvanecido, me gustaría pensar que no para siempre, y es tal la decepción que siento,  que me he hecho el firme propósito de no participar del desaguisado y  de no seguir presenciando la debacle de la deriva tomada por su cinematografía. Si no se opera un milagro y se da un giro de 180º en el rumbo hace tiempo emprendido o, por evitar rodeos, si no hay una vuelta a los orígenes, a las señas de identidad que constituyen el verdadero genio del autor, esta será la última película suya que soporte. Aunque he de decir que en la próxima ocasión  estaré deseosa, cual amante agraviada, de darle una nueva oportunidad, porque la esperanza, dicen, es lo último que se pierde.
En otro caso, prefiero conservar el recuerdo del Woody Allen que tan excelentes momentos  me ha proporcionado.

Alicia dixit

lunes, 21 de septiembre de 2015

A PERFECT DAY
DE
FERNANDO LEÓN DE ARANOA

Excelente cambio de registro de Fernando León de Aranoa,  que hace su primera incursión en el cine rodado en inglés con un excelente resultado. Siguiendo los pasos de otros cineastas  que se desenvuelven  en ese terreno como pez en el agua - Isabel Coixet, Alejandro Amenábar o  J. A.  Bayona-  elige, con buen criterio,  rodar en inglés  su film sobre la vida  de los cooperantes en los conflictos bélicos.  Dadas los características cosmopolitas de este tipo de “organizaciones”, elegir el inglés que sirve como medio de comunicación en estas circunstancias (y casi en todas)  parece más que pertinente. Y claro, con las posibilidades que ello ofrece,  la elección del elenco ha sido inmejorable.  Un  poderoso Benicio del Toro, haciendo gala de su particular magnetismo,  llena la pantalla de veracidad con cualquier personaje que interprete,  pero éste, en particular, parece escrito para él. Tim Robbins, por su parte,  le da una perfecta réplica con su personaje dislocado. Las actrices –para mí desconocidas- están correctas.
Al margen de la valoración de las interpretaciones del film, brillantes en líneas generales, la película sabe introducirnos en la violencia, la barbarie y la irracionalidad de las guerras pasando todo ello  por el tamiz de ese sarcasmo tan característico del cine de León de Aranoa que nos permite sobrellevar la dureza de la narración, independientemente de las historias, más o menos personales que se utilizan como coartada. El conflicto de los Balcanes es una excusa  próxima en el tiempo y en el espacio, para enfrentarnos a  lo irracional de cualquier guerra y, por ende,  a lo desolador de la labor de los cooperantes en su empeño por asistir a sus víctimas.
No hay escenas de violencia explícita, ni bombardeos, ni batallas ni escenas gore  de ninguna clase. Aun así, algunas de ellas son tan demoledoras que producen una conmoción más efectiva que si de “acciones bélicas convencionales se tratara”. El descubrimiento en la casa abandonada del niño protagonista es un claro ejemplo de cómo impactar sin recurrir a la sangre ni a las vísceras.   Historias tan aparentemente secundarias  como la de la  venta de un balón, nos presentan en la pantalla la crudeza de lo irreparable de las pérdidas inevitablemente sufridas en cualquier guerra.  Todo ello aderezado por una situación  rocambolesca en torno a la que se desarrolla toda la historia (las dificultades para  limpiar un pozo contaminado por la presencia de un cadáver, para que la población del lugar pueda disponer de agua potable) no es más que una simple  muestra de las múltiples situaciones “surrealistas” que constituyen la normalidad en la vida de las personas en  guerra. Por otra parte, resulta particularmente grotesca  la burocracia, que incluso en este contexto, hace acto de presencia para dificultar, por no decir que para impedir,  la resolución de los problemas más cotidianos y en apariencia más  sencillos. La avaricia humana desprovista de toda humanidad se hace especialmente repugnante cuando se trata de sacar provecho de  las situaciones más dramáticas (los traficantes de agua). Y para hacernos el relato más creíble, hacen su aparición, igualmente, los conflictos interpersonales, que lejos de distraer del tema central – el conflicto bélico, en  cuestión- nos aproximan a la “normalidad” de los personajes que viven en estas circunstancias, y que son, al fin y a la postre, personas de carne y hueso.
Sabor agridulce el que nos deja la película de León de Aranoa, que aunque parezca mentira, es capaz de arrancarnos sonrisas de entre tanta desolación.
Maestría inigualable la mostrada por el director tanto en el empleo de las elipsis como  en el  sabio manejo del humor del que impregna el desgarro de sus  historias (ya sea el paro en “Los domingos al sol”;   la inmigración  en “Princesas”;  la marginalidad causada por la pobreza en “Barrio”  o la soledad  en “Familia”). Y su efecto es demoledor. Uno solo se apercibe del horror con una cierta distancia, transcurrido un cierto tiempo. Es lo que podríamos denominar cine de efecto retardado.
Enhorabuena, Fernando porque nos estremeces sin hacernos perder la sonrisa. Nos remueves  la conciencia sin que apenas  nos demos cuenta, sutilmente, con  exquisita delicadeza.  Más que cine lo que tú haces  es magia!!!!!


Alicia dixit

lunes, 7 de septiembre de 2015


SIN HIJOS
DE
ARIEL WINOGRAFD
El cine argentino ha demostrado hace mucho tiempo su gran  capacidad para el difícil oficio de hacer cine. El gran talento que derrocha le permite  atreverse con todo. Así con la película “Sin hijos” su director se ha decantado por un género que hasta la actualidad parecía reservado al cine típicamente de Hollywood,  basada en  una trama que de puramente compleja es completamente absurda. No se prescinde de ninguno de los recursos a los que no tienen acostumbrados las películas que solemos ver por televisión los fines de semana con guiones completamente previsibles de principio a fin: una niña repelente con vocabulario y madurez más propias de un adulto; un padre sobrepasado que no sabe cómo resolver una situación en la que él solito se mete por no saber refrenar sus deseos; una chica guapa con las ideas muy claras que al final acaba  resultando tal y como prevé el espectador.
Con estos mimbres, tan tópicos, consiguen trabar una historia entretenida que te hace mantener una sonrisa tonta durante toda la proyección y, en más de una ocasión, soltar alguna carcajada.
Seguro que esta película es considerada una aberración por aquellos cinéfilos que se erigen en defensores de un modelo de cine que se identifica con los cánones europeos (no sé muy bien en qué sentido europeos) pero que resulta bastante entretenida por intrascendente e imaginable. Además ha sabido jugar con la fecha del estreno, el verano, un momento fantástico en el que estamos bastantes más abiertos a eludir esas complejidades que parece que tienen que ir unidas al cine de autor.
En cuanto al elenco nada que objetar. El ideal para una comedia como esta Guadalupe Manent, la niña redicha,  está muy bien seleccionada, hasta el punto de que se  duda si realmente está actuando. Diego Peretti en su papel, en este film no podía hacer otra cosa diferente a lo que nos tiene acostumbrados. Finalmente, Maribel Verdú a la que el tiempo y el peso de la púrpura le van enseñando día a día, en esta interpretación está particularmente bien. Por poner un pero yo diría que el director desaprovecha, en cierto modo, a todo el elenco de secundarios que tienen una vis cómica estupenda y pasan un tanto desapercibidos por el magnetismo de Maribel Verdú y el torrente interpretativo de Diego Peretti. 
Una película desenfadada, sencilla, previsible, de estilo americano pero ideal para una tarde de  domingo de agosto, que aconsejo rematar con un buen vaso de horchata fresca a la salida del cine.
Germán.

viernes, 28 de agosto de 2015


MI FAMILIA ITALIANA (LATIN LOVER)
DE
CRISTINA COMENCINI

Los  efectos de la  canícula han causado estragos en mi olfato cinematográfico este verano. Por ello,  y porque  mi mayor deseo al ir al cine ha sido el de encontrarme con cualquier refrescante y desenfadada comedia me decidí por “Mi familia italiana”.  No buscaba nada sofisticado, ni sesudo, ni denso. Ni dramático, ni trágico,  ni scary,  que para eso ya tenemos  bastante con las noticias diarias.  Me valía cualquier cosa liviana y divertida para pasar una tarde de verano al frescor del aire acondicionado (muy acondicionado, en general)  de las salas de cine. Y por eso esta fue una opción a considerar. El visionado del tráiler con ocasión de una anterior visita al cine, me llamó la atención sobre una película, que en otras circunstancias me habría pasado del todo inadvertida.
Y sí, tal como era de esperar,  es una comedia intrascendente, sin pretensiones y lamentablemente, sin gracia.
En torno a la muerte (la celebración del décimo aniversario de la defunción,  mejor dicho) de Saverio Crispo,  insigne galán del cine italiano y reconocido mujeriego,  se congregan  en su pueblo los hijos dispersos  del  fallecido latin lover, algunas de sus ex, y un viejo  compañero y amigo  que resulta haber sido algo más que eso. Reunión  en la que además de glosarse el pasado glorioso del ausente,  se pasa revista a  múltiples episodios de su vida y brotan  los conflictos familiares como prende la yesca al menor contacto con el fuego.  Saltan a la palestra envidias, rivalidades, conflictos latentes, rencillas, viejas querellas, líos de faldas y descubrimientos sorprendentes. Todos los enredos previsibles se producen como consecuencia del encuentro de las ramas italiana, española, nórdica y americana de la familia del difunto. Historias que se entrecruzan en un vaivén incesante de flash-backs donde se nos  presenta al famoso personaje,  para, finalmente, dejar caer el mito de apasionado amante que lo acompañó,  por el descubrimiento de una ya sospechada, si no conocida por muchos, culminada  homosexualidad.
Pues bien, nada hay de  reseñable en la película, salvo que se ha desperdiciado una historia que podría haber proporcionado buenos momentos al espectador, si se hubiera sabido aprovechar la idea original, que no siendo  en nada original,  sí ofrecía muchas posibilidades.
Desconocía a su directora, Cristina Comencini, antes de ver la película, y sigo igual después de verla, porque nada me aclara de cuáles sean sus intenciones al colocarse tras la cámara salvo las noticias sobre su notoria falta de gracejo.   La película solo se sustenta en el buen trabajo de los actores, yo diría que de la mayoría, incluidos  los del elenco español. Mágnifica está la recientemente fallecida Virna Lisi, que sin duda, en uno de sus últimos trabajos, da muestras de su gran clase como actriz de raza, además de lucir espléndida como mujer. Dándole la réplica, por el lado español Marisa Paredes está correcta. Pero espectacularmente espontánea, como es habitual en ella, está la excelente Candela Peña, que interpreta su papel con un desparpajo tal que siempre  te hace dudar  si está actuando o está ejerciendo  de sí misma.  Bien Lluís Homar y Jordi Mollá, al que hacía tiempo que había perdido la pista (debe andar haciendo las américas, desconozco con cuánto éxito). Y  con la presencia de Valeria Bruni Tedeschi, hermana de la ex primera dama francesa,  a la que no había tenido oportunidad de ver  con anterioridad y que está irreprochable en su papel.
En fin, que  esta película no  ha dejado huella alguna en mí. Y en estos casos renuncio a escribir la reseña para que no se me tache de exigente, pejigueras y hasta de un tanto desaboría –de picky como dirían los anglosajones- pero  dado que me he tropezado en el fondo de mi bolso con la entrada del cine  y aprovechando una pausa laboral, he decidido saltarme mis principios a la torera. Eso sí, lo hago mecánicamente, sin ningún entusiasmo, con  la misma frialdad con la que salí del cine el día de autos, por efecto de la película y del aire acondicionado.
Que si me entretuvo? Supongo que sí, pero siendo ésta  razón necesaria, nunca  es suficiente  para hacerme ir  al cine.  Porque entretenerme, entretenerme, también me entretiene el Pasapalabra………
Como eximente diré que estábamos a 40º  y quería  echarme unas risas a toda costa.  Ya me tomaré la revancha…….
Alicia dixit

jueves, 20 de agosto de 2015


THE CUT (El padre)
DE 
FATIH AKIN
Divulgar la causa armenia, saldar deudas emocionales y ser capaz de mirar el conflicto turco-armenio   con serenidad y rigor histórico,  parecen haber sido los retos asumidos por Fatih Akin al abordar esta película.
Proveniente de una tradicional familia turca, no parece haberle resultado fácil distanciarse de la versión “oficial” de los acontecimientos, para presentarnos  un sencillo y común relato del horror.  Pero lo ha conseguido y así,  ha situado la trama, en el lado del pueblo masacrado. No escatima recursos para relatarnos el drama desde la perspectiva de una  apacible familia de artesanos que sufre la separación primero, el  sufrimiento más descarnado  e irreversible seguidamente,    la exterminación de buena parte de sus miembros después, y finalmente el éxodo, la huida  del horror, de las dos hermanas gemelas e hijas del protagonista, en un largo  y accidentado peregrinar hacia tierras americanas.
Esta es la historia de la película, la de un hombre que padece innumerables  sufrimientos para acabar despojado de todo aquello  que daba sentido a su vida de hombre bueno.   Hasta que un buen día descubre que sus hijas, supervivientes del exterminio en el que perecieron sus más allegados, abandonaron el país, sanas y salvas con destino a Cuba. Y decide emplear sus  más que diezmadas fuerzas en  su búsqueda.
Otra road movie de las que tanto gustan a Fatih Akin. Todas sus películas contienen ese algo de búsqueda emocional y física,  de heridas abiertas que  tratan de cerrarse mediante el acercamiento  a  los mundos diferentes que luchan por  convivir pacíficamente y que  configuran su identidad. La  búsqueda que representa  la salvación. Este hombre,  muerto en vida, no tiene más esperanza que el reencuentro con sus hijas. Y emprende el viaje.
Se adentra  el autor en la historia del  genocidio armenio,  a partir de un relato que bien podría ser real y que pretende, según palabras del propio director,  estremecer a los espectadores sin importar el lado en el que se sitúen.
Pero en mi opinión, este film épico, rodado con esmero y con la delicadeza que define el cine de Akin, resulta un tanto excesivo. Para describir el sufrimiento del personaje del padre  no eran necesarias 2 horas y 18 minutos de metraje. La búsqueda resulta agotadora, pero de puro detallista. Hubiera podido abreviarse el relato y no se hubiera permitido que el espectador se disipara y acabara exhausto de tanta frustración. El exceso, en casi todo, acaba resultando estragante y produciendo el efecto contrario al buscado.  Te acaba distanciando del dolor, y provocando una cierta indiferencia.
Yo llegué un tanto fatigada al desenlace, quizá por exceso de puntillismo, quizá porque no se nos da una tregua. Ni siquiera al final.
El tema  da para mucho y no ha sido explotado en el  cine lo suficiente, por lo que podría haberse esperado algo diferente, especialmente si proviene  del   gran  Fatih Akin.  Y sí, en mi opinión, es un film impropio de su autor. Me explico,  había momentos en los que me parecía encontrarme ante el cine grandilocuente de superproducción de la fábrica Hollywood, al más  puro estilo Steven Spielberg.  Luego he sabido  que el autor del guion, junto con el propio Akin,  es Mardik Martin, afamado guionista americano de origen iraní (son suyos los guiones de “Malas calles” “Toro salvaje” o “Valentino”, por citar algunos ejemplos)  por lo que su  inconfundible sello de “American movie” no es producto de mi imaginación.  
Ajena a su autor, con una cierta pérdida de su personal impronta, así me ha resultado la película, a pesar de contar con muchos de sus rasgos inconfundibles. Entre estas señas de identidad se encuentran la multitud de simbolismos que plagan la película. Así el protagonista, pierde el habla y hasta la fe, como expresión de la más absoluta de las devastaciones en que puede sumirse el ser humano. Con la descripción del  dolor del padre  quiere mostrarnos el dolor de todo un pueblo.  Y bajo el minucioso relato asolador de acontecimientos,  siempre subyace  un poso de esperanza, un rayo de luz,  un atisbo de optimismo, representados  por  la bondad de algunos de los personajes con los que tropieza el protagonista.
Anyway, fallido  resulta el casting. El protagonista, Tahar Rahim (joven actor francés de origen argelino) no  se hace con el personaje. No consigue transmitirnos (o al menos a mí)  con nitidez la amargura que el personaje acumula a lo largo del film, ni los estragos del  paso del tiempo, que añadido al mucho dolor deja secuelas inevitables en el aspecto de cualquiera. Sin embargo, el protagonista aparece joven (lo es, tiene 34 años) por no decir jovial,  en todo momento. O no se han esmerado en su caracterización o  esta apariencia juvenil es algo premeditado.  Cualquiera que sea el  caso me  resulta francamente chocante.
No sabría si recomendarla. Me escabulliré diciendo que hay multitud de  películas imprescindibles  en el haber de Fatih Akin, por lo que siempre habrá otras opciones antes que  “El padre”.
Alicia dixit

viernes, 14 de agosto de 2015


REQUISITOS PARA SER UNA PERSONA NORMAL
DE
LETICIA DOLERA

Qué gusto da estar desplazado y disfrutando  de vacaciones y además encontrar la película perfecta para  complementarlas. Esta ha sido mi sensación cuando en medio de mi descanso estival  he visto el típico cine de pueblo, sí de los que ya no quedan, con una cartelera que muchas salas de Madrid querrían  para sí y ¡oh! sorpresa allí estaba, “Requisitos para ser una persona normal”. Una comedia de lo más refrescante, el tipo de cine que en no pocas veces añoramos, sencillo, romántico,  alegre, tierno, vitalista y que además se permite hacer guiños a determinados comportamientos  humanos. Así nos muestra  nuestra capacidad para articular frases sin sentido sobre el arte moderno y, lo peor, que sean escuchadas. También para ponernos frente al espejo sobre la conducta que adoptamos al elevar a liturgia casi espiritual el consumo de algún producto, que no requiere mucha elaboración que digamos, como es el “gin tonic”. Por no mencionar la eterna realidad de que con frecuencia  es mucho  mejor ser feliz con una persona con la que te entiendes que con la que representa la pareja ideal. Esto último es algo que parece indiscutible pero que no se practica con tanta asiduidad como nos creemos. Una película que también refleja desde un punto de vista vitalista y sin tapujos, para esto están las comedias, la situación de la juventud de nuestro país, esta que es la mejor preparada de nuestra historia. Tampoco elude el conflicto familiar sobre todo el que se produce cuando se pretenden mantener las relaciones fallidas a costa de lo que sea, sí esto sucede todavía ahora después de 34 años de ley del divorcio. Igualmente plantea magistralmente el concepto tener una discapacidad frente al de  ser discapacitado.
Sobre el elenco de actores elegidos para acompañar a la protagonista, sólo cabe un comentario, son perfectos: Camen Machi hace una pequeña aportación simplemente magistral; Manuel Burque, desconocido para mí, al que espero verlo mucho más después de este más que notable trabajo; Miqui Esparbé representando al novio que toda madre quiere para su hija y Alexandra Jiménez que muestra como nadie a la chica que ha conseguido ser una madre y pareja digna de aparecer día sí y día también en la revista TELVA.
 Acertado, todo muy acertado en una película muy ligera pero que se puede permitir pegar unos cuantos zascas con una elegancia similar a la imagen que traslada su directora y protagonista ante la que no te queda más remedio que caer rendido.
Mira tú por dónde resulta que contamos en España con una Audry Tautou y la tenemos relegada a hacer cortos y cosas muy menores a pesar de su evidenciado talento  tanto como guionista como  directora y actriz. Esto sería impensable en Francia. Esperemos que nuestra industria lo entienda, lo acepte y le permita ocupar el puesto que ya le corresponde después de esta obra. Leticia Dolera es un regalo para la cámara.
Germán.  

martes, 7 de julio de 2015


LEARNING TO DRIVE
DE
ISABEL COIXET

Cuando el viernes me puse a revisar los estrenos  de la semana, me encontré con la agradable sorpresa  del último film – El padre- de Fatih Akin, del que no hacía más de ocho días -curiosa coincidencia-  tuve el placer de ver “Im Juli”, después de años sin noticias suyas.

Cuando ya creía firme la decisión de no esperar ni un día más de lo necesario para ir a verla, me sorprendió, asimismo,  el  estreno de la última de Isabel Coixet.

A pesar de sus últimos trabajos, francamente decepcionantes,  nunca me resigné  a aceptar que  la directora catalana hubiera perdido la capacidad  de emocionarme, como hizo con sus primeras películas (“Cosas que nunca te dije” “A  los que aman”,  la extraordinaria “Mi vida sin mí”,  “La vida secreta de las palabras” o “Elegy”). De manera que me surgieron las dudas. Y finalmente opté, impulsada por mis deseos de reconciliación,  por “Aprendiendo a conducir” que parecía, sobre el papel, más ligera de ver. (Dejo el genocidio armenio para mejor  ocasión).

En todo caso, la elección fue más que acertada (sin menospreciar la película de Akin, que será, sin duda, la siguiente). He recuperado a Isabel Coixet para mi lista de imprescindibles y eso  ya es suficiente  gratificación. Me he reencontrado con una de las directoras que  mejor es  capaz de contar, con tono apacible,  sosegado, armonioso las historias épicas de los héroes de la vida cotidiana (en general heroínas). Gente capaz de sobreponerse a las constantes adversidades de la vida con dignidad, con entereza. Gente honesta,  decidida, de esa  con la que nos encantaría cruzarnos por el camino  más a menudo.

Y esta es, como bien se ha  dicho, una historia de segundas  oportunidades. Una historia real como la vida misma, con la que cualquiera puede sentirse identificado en alguna medida. Y como es habitual en su cine, esta película rezuma optimismo por cada uno de sus fotogramas.

Siendo una historia corriente (Wendy, neoyorquina madura, independiente e inteligente a la que abandona su marido por irse con una jovenzana) parece como si fuera la primera vez que nos la contaran.

Las otras vidas que se entrecruzan con la de Wendy son igualmente verosímiles (las sorpresas en los matrimonios concertados que no difieren tanto de las que  se producen en los matrimonios “convencionales” tras años de vida en común;  la dureza de la inmigración; los, con frecuencia, patéticos encuentros amorosos entre personas talluditas……) de  manera que juntas conforman una historia de coincidencias y desencuentros creíbles.

Mención especial merece la extraordinaria interpretación  de los grandísimos Patricia Clarkson y Ben Kingley, actores que repiten con  Isabel, después de Elegy.  Su sola presencia justificaría la visita al cine. Nos hacen creer sus personajes, hasta el punto de  que pareciera que los conocemos de toda la vida.

Ben Kingsley borda el papel de hindú sij (y no solo el acento, sino los movimientos, una forma de andar peculiar….) hombre de honor y fuertes convicciones, que aunque fiel a sus principios  no puede resistirse al atractivo de  la personalidad  arrolladora de  Patricia Clarkson.
Patricia Clarkson, por su parte, en apariencia desorientada y perdida tras el abandono del marido, es capaz de, con  firmeza, valentía y  clarividencia, salir airosa de la ruptura y enfrentar su nueva vida con bríos renovados.

El encuentro fortuito de los dos personajes protagonistas, pone sobre la mesa lo que  es obvio, por mucho que algunos se empeñen  en negarlo: son  siempre más las cosas  que nos acercan a los humanos que aquellas que nos diferencian, por muy culturalmente alejados que estemos unos de otros.

Ambas interpretaciones están de lujo  y la propia “Learning to drive” es una de las películas más redondas de su autora. Película inclasificable, pero fácilmente descriptible: impecable. Sin ir más lejos, la escena del sexo tántrico pasará a los anales del cine como una de las más divertidas jamás rodada (haciendo gala de un humor mucho más sutil e inteligente que el de otras escenas  míticas como  la del orgasmo fingido por Meg Ryan en “Cuando Harry encontró a  Sally”, por ejemplo).

He disfrutado, en definitiva,  todo lo que el cine  puede hacerme disfrutar.

Bienvenida de nuevo, Isabel. Esta vuelta a los orígenes (cine rodado en EEUU, con actores anglosajones  y en inglés) nos ofrece lo mejor de ti. Espero que sigas así por mucho tiempo.

Alicia dixit.


martes, 30 de junio de 2015


IM JULI
DE
FATIH AKIN


Para rematar el curso de alemán, la profe (desde aquí mi homenaje a su buen hacer) nos ha puesto  la impresionante “Im Juli”, película que fue en su momento (2000) un éxito de crítica y taquilla en su país de origen (desconozco si circuló fuera del circuito germanófilo). Y ha sido, sin duda, un magnífico colofón para un curso divertido y estimulante.  Cuando nos comentó su intención de traer a clase este film del turco-alemán Fatih Akin,  me vinieron a la memoria  las películas vistas  de este autor (Gegen die Wand, Auf der anderen Seite y Soul kitchen, en sus títulos originales) y el buen sabor de boca que cada una de ellas me dejó, en su momento.
Fatih  posee un don para  contar historias. Su cercanía, su naturalidad,  su gran capacidad para transmitir emociones me  han convertido en una fiel e incondicional admiradora desde siempre. Pero lo había olvidado.
“Im Juli”  me ha erizado el vello. Me ha sacudido (de satisfacción)  y me ha refrescado  las emociones ya sentidas con la  sencillez con la que ya lo había logrado en las  anteriores ocasiones.
Película previa a las ya vistas por mí, “Im Juli” anticipa perfectamente lo que  ha sido,  a continuación, su universo fílmico: la confluencia de dos mundos supuestamente antagónicos (el alemán y el turco) pero que resultan a los ojos del espectador perfectamente ensamblados. Sentimientos como el amor “romántico” planteado sin florituras ni  prejuicios.  El itinerario que siempre recorren sus protagonistas a lo largo de las distintas geografías y los distintos paisajes humanos, como símbolo de la búsqueda de la identidad y en último término de la felicidad, acompañados por otros múltiples  simbolismos que le permiten  explicarnos su peculiar visión del mundo.
Por si faltaba algo, las  peripecias y aventuras de sus protagonistas  transforman cada película en una  perfecta obra  para el entretenimiento.
Pero llaman especialmente la atención la dulzura que impregna cada relato y la ternura de  cada uno de sus  personajes,  y le convierten en un maestro de su tiempo, en un rara avis del  cine alemán  tan escueto  y tan poco generoso (o al menos  la mayor parte de lo que de él  se deja ver  por estos lares).
Fatih Akin nos habla sobre lo verdaderamente importante de la vida cotidiana  con una sencillez inaudita.  Cada obra suya es turbadora y a la vez ingenua. “Im Juli” rebosa optimismo y entusiasmo.
Una road movie colorida y chispeante  como hacía tiempo que no veía en el cine, con el sabor característico de las películas del autor, relatada como  si de un  cuento oriental se tratara,  es,  sin duda,  una obra imprescindible de su filmografía.
Cine lírico por excelencia que no dejará a nadie indiferente. Si no lo conocéis ya es hora de que lo hagáis. Yo, por mi parte, prestaré más atención a la cartelera por si nos llega alguna de sus más recientes creaciones.
Imperdonable perdérselas.
Alicia dixit


sábado, 27 de junio de 2015

NUESTRO ÚLTIMO VERANO EN ESCOCIA
DE
GUY JENKIM

El humor británico goza de un merecido prestigio que tiene, como no podía ser de otra manera, su correlato en su cinematografía. Yo aprecio casi por igual  su cine “satírico” (del que son auténticos maestros)   y lo que  podríamos denominar como  de cine “social”. De  la combinación de ambos resultan las comedias más hilarantes que uno pueda disfrutar.  “What we did on holiday” mezcla a la perfección elementos de ambos estilos  para conformar  una comedia –que resulta no serlo tanto- verdaderamente conmovedora.
La pareja formada  por un escocés y una  inglesa   en franca crisis matrimonial, con sus tres  hijos de edades comprendidas entre los   5/6     y  10/12 años   con  muy marcadas personalidades, componen una entrañable familia, que ensambla perfectamente con el ambiente estrambótico de la rama familiar escocesa a la que van a visitar a propósito  del 75 cumpleaños del abuelo, que padece un cáncer terminal.
La personalidad arrolladora del abuelo (espléndido Billy Connolly) incluso en las peores circunstancias, es una lección de vida para todos. Su personal visión del mundo  y sus extravagantes maneras   lo convierten  en un free spirit que hace las delicias de los más jóvenes.  Esta  singular relación entre nietos y abuelo propiciará   una rocambolesca situación  que va a suponer un catalizador para las relaciones familiares.
Un manejo inteligente del  humor “negro”  británico tan característico y  una cierta sátira social planteada desde la perspectiva de los niños protagonistas, hacen reír y emocionarse a partes iguales. .
Su frescura, agilidad, magníficas  interpretaciones (todos  están impecables en sus  respectivos papeles) y excelente  remate (se mantiene, al final,  el tono jovial reinante a lo largo de todo el film, cuando podría presagiarse un final lacrimógeno) convierten a “Nuestro último verano en Escocia” en una de las mejores opciones que ofrece la cartelera estival. Y por qué no decirlo, el cantarín acento escocés  y el siempre sugerente escenario  de las High Lands (cuando se vive en el sur, claro) son  otros más   de sus  múltiples alicientes.
Película hecha para  el  agrado de todos los públicos, es un valor seguro. No hay, además, mucha oferta de interés en las salas. Todo son razones para no perdérsela.

Alicia dixit

sábado, 23 de mayo de 2015

LA FAMILIA BÉLIER
DE
ÉRIC LARTIGAU

He tomado la  firme decisión de  no leer con anticipación  las críticas de las películas que planeo ver. Decididamente prefiero dejarme llevar por el olfato, dejarme sorprender, porque no hay nada más decepcionante que ver frustradas las  propias expectativas.
 Y eso exactamente me ha ocurrido con “La familia Bélier”  sobre la  que todo el mundo contaba  las mil maravillas.
Sin más prolegómenos, y yendo al grano diré que me ha parecido una película ñoña, sentimentaloide  y repleta de clichés sin gracia alguna. Podía esperarse  por razón de la historia (y en mi caso así era)  una propuesta original  sobre las tan manidas relaciones familiares. Pero para mi desgracia nada ha resultado ser como esperaba: el  planteamiento inicial (familia de sordomudos con la única excepción de  la hija mayor, de 16 años) que hacía presagiar algo novedoso y fresco, sin embargo   resulta ser una colección  de tópicos planteada con una  emotividad más que naif, pueril.

Se dan todos y cada uno de los lugares comunes imaginables: familia que se apoya en la hija mayor, la que por tanto, soporta un exceso de responsabilidad en la  gestión de  la granja familiar, y en definitiva en el sostenimiento de todos.  Una supuesta organización del trabajo (el padre se ocupa de  las tierras, la madre elabora los quesos, la hija atiende los animales y  el tenderete donde se venden los productos elaborados en los mercadillos locales, actúa de interlocutora en la gestión del negocio, etc……..) oculta una evidente   posición  desequilibrada de la  balanza, que se inclina sobre el  lado de la  joven protagonista. Además de todo lo anterior   asiste a clase, tiene amigas, y se interesa por los chicos, como es natural,  y  se descubre poseedora de una voz prodigiosa.

Un profesor de canto detecta en ella  un gran talento vocal  por lo  que se propone prepararla para  unas exclusivas pruebas selectivas en París. De manera fortuita se abre  ante la joven una expectativa  de futuro  imprevisto, estimulante  y prometedor pero que implica  el abandono de la casa familiar.

Y en torno a la posibilidad de  su ida a París  giran los emergentes conflictos personales y familiares: el deseo de la joven por aventurarse a una vida “distinta”  contrapuesto a su  sentido de  la responsabilidad, que la liga a su familia de forma irremediable. Por su parte, la  familia  se enfrenta, asimismo,  al dilema de la pérdida de apoyo que supone la ida de la joven,  y la oportunidad del  futuro  plagado de  sugerentes perspectivas  que se presenta ante sus ojos.  

Lo dicho,  si  a que sobre el papel el guion ya  apuntaba maneras, le añadimos  la tradición del buen cine francés hecho con solera y solvencia, tal combinación de elementos parecerían avocar a un acierto seguro, pero salvo la frescura de la interpretación de la protagonista (que sorprendentemente se estrena en el cine) el resto es melífluo. Los personajes caricaturizados de los padres granjeros resultan más que cómicos, grotescos; se ridiculiza el ambiente rural  en contraposición con el “aire  exclusivo de la ciudad” encarnado por  el chaval venido de la capital;  los números musicales no me parecen  la mejor elección (lo cual sorprende especialmente dada la gran tradición de música popular francesa);  el desenlace final más que conmovedor resulta verdaderamente lacrimógeno, en fin.  

El éxito que la precede, puede tener que ver con el carácter chovinista de nuestros vecinos del norte- del que, por otra parte, tendríamos mucho que aprender en la defensa de lo autóctono - más que con las cualidades objetivas del film.

Pretendiendo emular la gran película del género “Los niños del coro”, no le llega ni a la suela de los zapatos.

Película mediocre en el planteamiento aunque digna en el resultado, porque el oficio de los cineastas franceses obra milagros, como  el que aquí ocurre.  Por ello y solo debido a esa profesionalidad que les avala, la película se deja ver. El  potencial, en mi opinión desaprovechado del film  me hace desconfiar de la audacia del director. Je suis  sincèrement désolée,  mais hay demasiada oferta en el mercado  como para dar segundas oportunidades.  No reincidiré con este  director.

Alicia dixit