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LA VIDA MISMA.GERMÁN

Si no puedes escribir, escribe

lunes, 11 de abril de 2016

MADAME MARGUERITE
DE
XAVIER GIANNOLI
Si alguien busca en el cine el reflejo de la vida misma no puede perderse esta obra maestra de Xavier Giannoli. Nada más terminar y salir de la sala te vienen  a la mente el sinfín de conocidos que uno ha encontrado a lo largo de su vida que arrastran la misma pobreza mental. Estos,  en lugar de asumirse tal y como son (todos tenemos riquezas personales que explotar) prefieren crearse un personaje y afanarse en interpretarlo. Es tal el interés que ponen que llegan a poner en riesgo de forma alarmante su salud mental. Una vez que se encuentran en esta situación no resulta fácil retornarles a la vida real, a ver quién es el valiente……..!!!! Por lo tanto la espiral de interpretación se apoderará de ellos durante toda su vida. Algunos se mantendrán en esta ficción, al tiempo que dolorosa situación, y otros, por distintos avatares, recibirán un shock de tal magnitud que los dejará marcados para siempre.
Este es el drama de madame Marguerite a la que solo su fortuna personal la sostendrá dentro de su propio papel. Sus bienes son los que la permitirán mantenerse en su creencia de gran artista. Esta riqueza atraerá a una pléyade de chupópteros que ven en ella la posibilidad de mejorar su vida. La ignominia llega hasta tal punto que es imposible la marcha atrás. Así la van conduciendo hacia una situación en la que su destrucción es un camino sin retorno. Eso sí, el director le otorga un minuto de gloria con el que la destruye físicamente: el origen de la perturbación de la protagonista. Igualmente el director nos muestra con una maestría inigualable cómo su marido se ve imposibilitado para reconducir la situación. Los ventajista no le van ayudar y él va a transitar entre la observación del desastre y el intento por resolverlo, para finalmente aceptar la situación y pretender mantenerla antes de enfrentarse a un desenlace imposible de corregir.
La ambientación de la película es magistral. Las imágenes y las atmósferas que nos muestran nos arrastran, junto con los actores a una paulatina espiral de destrucción. Los que se aprovechan circulan entre los que directamente sacan partido hasta un punto en el que pueden verse perjudicados y  los que la abandonan a su suerte  y, por último los que conscientes del daño intentan reconducir la situación a destiempo. Lo llevan demasiado lejos y ya es muy tarde, solo cabe  huir hacia adelante a ver  cómo se sale de esta.
Una película magnifica que se atreve a mostrarnos de una forma muy lírica un tipo de patología muy común en la actualidad: el objeto último de la vida es  el triunfo. Pero no de una manera que nos aporte felicidad sino que nos autoconvenzamos  de que formamos parte de una élite de privilegiados que ejerce el  control,  cuando en realidad son un  instrumento útil de los que de verdad ostentan el dominio  para su propio beneficio, si no el hazmerreír de todos.  


Germán.
             

jueves, 24 de marzo de 2016

THE GIFT
DE
JOEL EDGERTON


Como ya es sobradamente conocido, soy una incondicional de la novela negra y de su equivalente cinematográfico. Hasta de sus sucedáneos  menos tolerables soy seguidora. Lo reconozco, es una debilidad. Huelo a la legua, cual adiestrado sabueso, cualquier posible presa, y  una vez detectadas procuro asesorarme antes de abalanzarme sobre ellas, aunque no necesito demasiados argumentos para aventurarme a  su caza. Así, había tenido noticias del estreno de “El regalo” y  ante la expectativa de encontrarme ante un buen ejemplar, no pude evitar la ávida lectura de la reseña en prensa en busca de una buena coartada y contraviniendo mi propio principio de no dejarme condicionar por opiniones ajenas y no siempre fiables. En estas estoy cuando me encuentro palabras alentadoras sobre las bondades del film que me arrojaron en sus brazos, sin más reservas. Y así, me veo ante este thriller de formato clásico y esquema manido (pareja en apariencia feliz que ve trastocada su convencional  vida tras la aparición de un tercero, en este caso amigo de infancia del marido). He de decir que el inicio me hizo desconfiar,  y me previno sobre una aparente película de las múltiples que anidan en nuestras televisiones los fines de semana. En definitiva, nada  apuntaba  ser de interés más allá de la reiterativa historia del maligno maquinador que perturba con su intromisión  la vida plácida de gente corriente, provocando las consecuentes y predecibles tensiones.
Pues nada más lejos de lo esperado. A medida que la película avanza, los tópicos se trastocan y nada es lo que parece. Las sorpresas se encuentran dentro del mismo esquema de base. Ni el en apariencia malo es tan malo, ni el aparentemente bueno lo es tanto y aunque parezca imposible, después de haberme tragado miles de películas con este formato siento que el interés crece a medida que la trama se desarrolla y avanza. Los buenos y menos buenos son gente corriente y apegada a la realidad. Sin excesos ni caricaturas ni histrionismos. Me consigue atrapar gracias a un planteamiento novedoso y un imaginativo final. Lo cual no es poco, teniendo en cuenta que se hace muy difícil pergeñar nada original en este tipo de historias. Y con lo que en apariencia parecen medios escasos, se obtiene un resultado  más que digno. Las interpretaciones (con unos actores del todo desconocidos para mí) permiten hacernos creer la historia, que por otra parte refleja personajes del todo reconocibles. Lo cual acrecienta su encanto y lo distingue del resto de películas del género, que en general pecan de excesos en sus guiones con el objetivo de lograr un mayor impacto en el espectador. Aquí los personajes resultan cotidianos, y la historia perfectamente verosímil. Todos conocemos sujetos de las características de los aquí presentados, lo cual lejos de restarle efecto, se lo acrecienta. En mi opinión no hay nada más aterrador que la representación de los creíbles personajes desequilibrados que en un grado o en otro nos vamos encontrando por el camino. Y  es aquí donde radica todo el atractivo de este magnífico film, en su apego a la realidad.
Agradezco enormemente poder disfrutar de  thrillers de la calidad del aquí comentado,  porque hasta a mí me sorprende encontrármelos. Y porque me renuevan el entusiasmo.
Buen trabajo el de todos. Pero mi más sentidas felicitaciones para el guionista (que es uno de los protagonistas) que tiene el mérito de conseguir cautivar con una historia sobria, alejada del común de las películas del género, a pesar de estar encuadrada en un  marco poco propicio para la innovación y cuyo casi único recurso consiste en la exageración.
Otra vez,  enhorabuena.

Alicia dixit

sábado, 5 de marzo de 2016

“Carol”
de
TODD HAYNES

Ni la galardonada como mejor película “Spotlight” en los últimos “Óscars” que en mi opinión encajaría mejor en la categoría de “documentales”; ni la perfecta escenografía y  excelentes actores de  “La chica danesa”; ni  el pastelón “Brooklyn” con tintes de novela rosa (historia sobre la inmigración irlandesa a Nueva York) han dejado huella  alguna en mí, salvo el  grato sabor de boca que dejan las extraordinarias interpretaciones que las distinguen (solo hay que revisar la concentración de nominaciones que han concitado en la más reciente fiesta del cine de Hollywood). Pero como una buena película, en mi opinión, debe ser una confluencia de aciertos, más allá del buen trabajo de los actores (si bien este factor ocupa un lugar preeminente  y determinante en el conjunto) Carol reúne todos los ingredientes necesarios  para ser considerada una gran obra. Así, cuenta una historia  lésbica con  extrema sensibilidad (agradezco enormemente que nos ahorren las escenas de cama, que con frecuencia lejos de aportar frescura al film, distraen de lo esencial);  su  ambientación está perfectamente lograda (escenarios y vestuario te trasladan  a la Nueva York de los ´50 de inmediato);  las interpretaciones son admirables (mencionar la elegancia que Cate Blanchet  irradia en cada personaje que interpreta no es ninguna novedad, pero hay que decir que en esta ocasión,  resulta tan seductora que hasta yo misma podría caer rendida a sus pies);  su  estética primorosa, en fin, hacen de su visionado una experiencia placentera.   
Supe después de verla que se basaba en una novela de Patricia Highsmith (si bien que escrita bajo seudónimo) lo cual no me sorprendió a la vista del resultado, y dado que sus novelas, en general, resultan muy cinematográficas (no voy a enumerar ahora todas las que se han llevado al cine y que, con más o menos acierto, han sido un éxito de adaptación). De su habilidad como fabuladora  tampoco tengo nada que añadir, pero sí resaltaré que en esta ocasión la historia (autobiográfica) nada tiene que ver con sus  más habituales relatos de intriga.
Con extrema delicadeza nos narra la relación amorosa (en su contexto histórico)  de dos mujeres alejadas en muchos aspectos (por la diferente edad y la distinta clase social) pero unidas por la pasión. Y aunque puede suscitar opiniones contradictorias (algunos la tachan de excesivamente larga o de excesivamente lenta que son diferentes  maneras de decir lo mismo) en ningún momento me hizo perder un ápice de interés. Clavada como estaba al asiento, el realismo de la narración  y la atinada interpretación que de los personajes protagonistas hacen tanto la gran Cate Blanchet, como  la para mí desconocida Rooney Mora, consiguieron  mantenerme frente a la pantalla sin pestañear, además de tocarme la fibra sensible. Película distinguida en el fondo y en la forma con personajes  delicadamente refinados que convierten la cinta en un placer para los sentidos.
 Yo no aspiro a más….
                                                  

Alicia dixit


jueves, 11 de febrero de 2016

“LOS ODIOSOS OCHO”
DE
QUENTIN TARANTINO

En “Los odiosos ocho” nos encontramos ante el Tarantino en estado más puro. La quintaesencia de su cine está contenida en su última película, lo que  no es buena noticia para  los poco entusiastas, entre los que me encuentro.
Los  que no terminamos de sintonizar  con él, hemos celebrado (y disfrutado, por qué no decirlo) de sus últimos trabajos (“Malditos Bastados” o “Django desencadenado”), lo que nos ha llevado al cine en la creencia  de encontrarnos con el autor de los últimos tiempos.  Y no es que en estas películas no se hallara su esencia y sus inconfundibles rasgos, sus toques personales, sino porque más allá de ellos, se contaba con un cine sólido, bien construido, en definitiva, sugerente.  Sin embargo, a mí el Tarantino que más me interesa es el más alejado de sí mismo. Distanciado de estos recientes escarceos, “Los odiosos ocho” representa un regreso al pasado. Aquí Tarantino es más Tarantino que nunca. Se supera a sí mismo y nos ofrece más de lo de siempre, para mi sorpresa y disgusto.
La película comienza con unos chispeantes diálogos, que hacen presagiar una sesión placentera de cine, pero en pocos minutos, la cosa se tuerce, la expectación ante la novedad se desvanece  y todo queda reducido a los cuatro estereotipos recurrentes y previsibles, trufados de algún guiño al cine de suspense, más al estilo de “Se ha escrito un crimen” que otra cosa: cierta intriga que sirve de hilo conductor a  la violencia desmesurada  habitual (las hostias asestadas a la protagonista femenina ya comienzan a incomodarme desde el principio) que acaba derivando en una suerte de  orgía de tiros y sangre propia de una parodia  de terror para adolescentes.  
Este Tarantino hará las delicias de sus seguidores que podrán disfrutar de su ensoñación por el gore más estrafalario, y por tanto, cada vez menos novedoso, menos impactante pero  a mí no hace más que reafirmarme en mi escepticismo.
Predecible, la película  resulta un déjà vu interminable (hay que añadir el largo metraje  que la hace más insoportable, si cabe) que me mantuvo peleando contra el sueño  buena parte de la sesión.
Pues eso, este regreso a la estética y la dinámica de “Reservoir dogs” o de “Abierto al amanecer” me distancia de Tarantino (aún más)  y me hace dudar de sus intenciones (o habilidades, que uno  no sabe ya si es que no es capaz de  hacer nada diferente)  futuras.
Con franqueza, no sé si me quedan ganas de repetir con Tarantino, visto lo visto. Os lo comentaré cuando llegue el momento de enfrentarme al dilema. Hoy por hoy,  solo me produce hastío, por lo que el divorcio es irreversible.

Alicia dixit


viernes, 8 de enero de 2016

EL PUENTE DE LOS ESPIAS
DE
STEVEN SPIELBERG

Ir al cine a ver una película de Spielberg es garantía de asistir a una obra en la que primará la elegancia en su ejecución. “El puente de los espías” no defrauda. Sobre este director siempre planean críticas por una supuesta blandura o por ser deudor de su factura netamente americana. Por mi parte, ni lo afirmo ni lo niego. Aunque la verdad cada vez que veo un film suyo a la salida se me queda una sonrisa tonta de haber pasado un buen rato ¿quién puede pedir más en los tiempos que corren?
La historia, basada en un hecho real, nos muestra las tensiones de la guerra fría con una perfecta ambientación. Esa etapa de la historia de la humanidad, siempre se nos ha presentado como la confrontación de dos principios, el de la libertad y el de la igualdad. En la industria cinematográfica se ha reducido a una organización maniquea del mundo: los buenos contra los malos (los buenos siempre son los yanquis, claro está). Y, en efecto, hasta cierto punto el argumento está estructurado manteniendo esa  dualidad, pero solo en su estructura. Spielberg ha encargado el guion a los hermanos Coen y estos introducen importantes matices que hacen que la obra tenga esenciales diferencias respecto de las clásicas obras de la guerra fría. Así, dan una especial relevancia al mundo civil frente al militar. El protagonista, un abogado de prestigio de vida ordenada, el mejor representante del “American way of life”, se ve envuelto en una situación que fundamentalmente, le incomoda. Tanto es así que su mayor deseo es resolverlo cuanto antes, quitarse el abrigo y tenderse en la cama de su confortable casa. Cero sentimientos patrióticos. A medida que se ve implicado en resolver el encargo, el personaje va tomando una dimensión cada vez más humana, de forma que ignora el lenguaje de la patria -ese en el que lo más importante es salvar a la reina del tablero aunque haya que sacrificar un peón- además de defenderlo desde su personal sentido de las libertades individuales y de su interpretación de la democracia. Los Coen construyen una historia de espías que no tiene nada que ver con lo que conocíamos hasta ahora. Además, reelaboran las relaciones de la guerra fría,  sin dinamismo, casi sin intriga, con un toque de elegancia y sobriedad propias de los verdaderos momentos heroicos.
En cuanto a la interpretación, nada que no esperásemos de Tom Hanks, un maestro. Este no solo está siempre dispuesto a seguir a Spielberg sino que la relación entre ambos es siempre perfecta. Parece como si se necesitaran el uno al otro para culminar cualquier narración.
En definitiva, sí, es una película netamente americana con toques específicos para su mercado, es decir que incluye alguna que otra ñoñería pero que en su desarrollo nos pone al descubierto una serie de matices muy interesantes. Si lo que buscas es cine atractivo y formal Spielberg nunca desilusiona.

Germán.

miércoles, 6 de enero de 2016

UNA PASTELERÍA EN TOKIO
DE
NAOMI KAWASE


“Una pastelería en Tokio” nos deleita con la delicadeza propia del cine nipón. Con su ritmo pausado, sus tempos tan peculiares te abduce from the very beginning y consigue tocar la fibra del espectador de manera casi inadvertida. La aproximación a las relaciones entre los personajes se realiza a través del relato en tiempo real de los acontecimientos. Pero no por ello resulta aburrido, sino que más bien al contrario, te sitúa de tal manera en la historia que pareciera como si el espectador fuera otro protagonista más de la trama: conoces a los personajes al tiempo que ellos se descubren a sí mismos; anticipas sus acciones en la misma medida en que ellos lo hacen; descubres sus secretos mientras se los revelan los unos a los otros; observas sus conductas en el momento mismo de producirse; les tomas afecto de la misma forma en que ellos comienzan a sentirlo. Película sobre los afectos de la gente corriente que lucha contra las más crueles de las estigmatizaciones. Gente al margen que se reconoce y se busca como el animal busca a su semejante, con la inocencia de un niño y el hambre de un solitario. Gente resistente en la que mirarnos en los momentos de abatimiento. Gente que nos enseña que en nuestras manos está nuestro destino, por muy determinado que éste pueda parecer de antemano. Naomi Kawase hace gala de una gran habilidad para empatizar con personajes atormentados, ya sea por sus duras experiencias vividas, ya sea por unos rasgos de su personalidad que los alejan del común de los mortales. Y asombra la capacidad de la autora de mostrar sentimientos a flor de piel de forma que no te está permitido sentirte ajeno a lo que acontece en la pantalla. Y sorprende esa facilidad para provocar la emoción que parece tan natural, tan espontánea en su cine, porque proviene de una cultura caracterizada por la contención afectiva, la ausencia de expresión de los sentimientos, por una malentendida frialdad, fruto de un arraigado respeto por el otro como base de toda conducta. En esa contradicción puede que resida su encanto. O al menos, es ahí donde yo lo encuentro.  Esta mirada concienzuda sobre gente aguerrida en multiples batallas y numerosos sufrimientos, esa vision incisiva de una realidad que con frecuencia nos rodea pero que nos pasa inadvertida, convierten en una pieza única a la vez que valiosísima, esta película.
No apta para los adictos a la acción, pero muy recomendable para los amantes de emociones fuertes, que son las que tienen que ver con los sentimientos más universales.
Cine delicioso, en una palabra…….

Alicia dixit

domingo, 3 de enero de 2016

A WALK IN THE WOODS
DE
KEN KWARPIS

Como suele ser habitual, encuentro opiniones contradictorias sobre el último trabajo de Robert Redford (en la interpretación y en la producción), lo cual no me desanima  de mi propósito de verlo. Me siento inexplicablemente atraída por la película, por lo poco que conozco del argumento y por el cartel de actores que la interpretan. Aunque  he de confesar que nunca he  tenido una especial predilección por Robert Redford, no puedo por menos que reconocerle el  mérito y los logros de algunas  de sus magníficas interpretaciones que por numerosas no voy a enumerar aquí. Y lo que sí le admiro  es su condición de gran cineasta en todas sus facetas (hay que recordar que además de  su actividad como actor, productor y director, Redford ha sido el promotor de algún prestigioso festival de cine independiente y en definitiva un mecenas para más de algún talentoso principiante). Así, además de su cuota de responsabilidad en algunos grandes hitos de la historia del cine, puede predicarse de él un indiscutible criterio en la selección de las películas que interpreta, que dirige o que produce y un incuestionable buen hacer que  dignifica  todo lo que toca.  
Dándole la réplica, su partenaire,  el  maldito Nick Nolte, siempre me ha resultado un actor de indudable garra.
Es esta una película sobre el crepúsculo de la vida de dos antiguos compañeros de andanzas que se reencuentran  tras años de distanciamiento.  En la recta final coinciden en el proyecto de emprender la senda de Los Apalaches, ruta de más de 3.000 km a lo largo de la costa este de los EEUU, lo que les permite ahondar en sus sentimientos además de compartir la retrospectiva de sus vidas.
Algunos atribuyen a la película un exceso de blandura que yo no comparto. Y sí, esta aventura tardía emprendida por estos amigos tan dispares para exorcizar la vejez y la muerte, me parece tierna y divertida.
El tono de comedia empleado por Ken Kwarpis, hace del relato,  que bien podría  haber tenido tintes melodramáticos, una historia desenfadada y cálida.
El viaje les permite rememorar las diferencias que los han mantenido alejados durante años, y que, sin embargo,  evidencia la complicidad necesaria para sobrellevar sin sobresaltos las aventuras que comparten. Y hace aflorar el afecto latente que un día les unió en las ya lejanas aventuras de juventud.
Canto a la amistad, que resalta la superación de las divergencias cuando se comparten unas circunstancias que finalmente nos igualan a todos en la adversidad de afrontar el tramo final de la vida. 
De cada uno de los personajes se obtiene una enseñanza. Cada uno de los protagonistas resulta enternecedor por diferentes razones, pero la peripecia de ambos resulta, además de                 reconfortante -porque nos presenta la idea del milagro de la amistad-  cercana.
He leído algún reproche por la participación de dos figuras como las de Redford y Nolte en una película menor, alejada  de sus verdaderos talentos. No puedo por menos que discrepar. Esta película tierna y conmovedora (inspirada en hechos reales que son la base de un best seller) se engrandece y gana en calidez y proximidad con la participación de estos dos grandes actores que encajan perfectamente en los personajes que encarnan, pareciendo  más que nos hallamos ante una interpretación de sí mismos que ante una buena actuación.
No dudaría en volver a verla, porque me ha servido para recrear, con las dosis de humor necesarias,  la muy extendida dificultad del ser humano de  aceptar el fin de la propia existencia. Y lo bueno de contar con amigos, incluso cuando todo parece amortizado...........
 Alicia dixit.

sábado, 2 de enero de 2016

SUFRAGISTAS
DE
SARAH GAVRON

El mundo de los derechos civiles sólo ha avanzado por la valentía y determinación de algunas gentes. Estas se han enfrentado a injusticias manifiestas que no se veían como tales en su momento.
Película necesaria porque faltaba en la filmografía universal. Se han hecho muchas otras obras sobre los diferentes tipos de discriminaciones que han existido  y existen pero yo no recuerdo ninguna sobre la igualdad  entre hombres y  mujeres.
La batalla por la igualdad de derechos es una lucha que nunca se acaba por lo que es obligado mantener la memoria viva de sus orígenes. Es preciso entender las dificultades a las que se enfrentaron, en su momento, las pioneras de la equidad de derechos entre hombres y mujeres y nada mejor que la capacidad narrativa del cine para mostrárnoslo.
La necesidad de recordarnos la lucha por este logro no afecta, en los tiempos que vivimos, únicamente a los hombres (los primeros responsables  de impedir que no se desarrolle la igualdad entre ambos sexos). También incumbe a esas mujeres que deslumbradas por el éxito laboral desprecian derechos que tanto esfuerzo ha habido que emplear para conseguir.
La película tiene un guion sencillo pero sí muy efectivo que nos muestra de una forma muy realista las condiciones de vida de las mujeres a principios del siglo XX. Todo comienza con una obrera de una lavandería de Londres  que se ve envuelta en un incidente en el que participa una compañera suya. A partir de ese momento  la protagonista toma contacto con el colectivo de mujeres activistas y se va implicando cada vez más en un movimiento con el que día a día se va sintiendo más identificada. Una causa que es sistemáticamente despreciada por una sociedad patriarcal y, en consecuencia, brutalmente reprimida. La directora para que la historia no pierda vigor la enriquece mostrando la burla general a la causa de las sufragistas y cómo estas se ven  obligadas a recurrir a acciones muy llamativas para que se visualice su revuelta.
La interpretación de Carey Mulligan es perfecta aportando una fortaleza a un  guion que por sí mismo no tiene. Sorprende por su brevedad el papel de Meryll Streep. Desconozco si su presencia se debe a una operación de marketing promocional aunque yo, personalmente,  prefiero pensar que se debe más a que esta magnífica actriz ha entendido la necesidad de que esta película exista y ha prestado su nombre y su imagen al elenco para que no se olvide que la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres está plenamente vigente.
Germán.