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LA VIDA MISMA.GERMÁN

Si no puedes escribir, escribe

viernes, 22 de febrero de 2013


EL CUERPO
DE
ORIOL PAULO


Me debato entre la sorpresa agradable y cierto grado de  frustración tras ver “El cuerpo”.  El guión, contra  la opinión de alguna  crítica demoledora leída por ahí, me parece bien pergeñado y mejor resuelto, coincidencia que  no resulta fácil  que se produzca en las películas del género (ni en la novelas). Pues bien, en “El cuerpo” tanto la trama como el desenlace me parecen de más que aprobado. La historia, salvo algún que otro truco, es original  a la vez que creíble. El final, sorprendente, produce el efecto deseado y deja un buen sabor de boca. Se ve que el “verdadero oficio” del autor es el de guionista. Pero además, obtiene el aprobado en otros aspectos del film: el ritmo es el adecuado para mantener la tensión y los recurrentes flash-backs están, para mi gusto,  bien traídos y bien utilizados (ni te pierdes, ni te confunden, ni son excesivos), el ambiente está bien logrado y la fotografía merece un notable. En otras palabras, la película se sigue con interés hasta el impactante final.  Qué hay, pues, que reprocharle a la cinta? Eso, a lo que los expertos dan  en llamar la “dirección de actores”. Aquí falla estrepitosamente Oriol Paulo, porque,  no se salva ni el potito. Todos están impostados y falsos. Con la única excepción de  Belén Rueda, magnífica en su papel, el resto del elenco flojea.  José Coronado, actor bastante irregular en mi opinión, está muy forzado, muy lejos de su mejor nivel; Hugo Silva, al que jamás había visto con anterioridad,  resulta del todo falso;  Aura Garrido, desconocida para mí, está sobreactuada,  estridente, pasada de rosca. Vamos, un desastre. Y es una pena porque con unas mejores interpretaciones se habría logrado un resultado más que aceptable, pero como es bien sabido, una película cuyos intérpretes no estén a la altura, no puede jamás devenir en una buena película. La imprecisión  en el dibujo de los personajes, la distancia y la falta de conexión con el espectador que provocan unos actores en horas bajas, hacen perder fuelle a cualquier  idea, a cualquier trama, a cualquier historia, por seductoras que aquellas pudieran ser.  Creo  que el gran defecto de  “El cuerpo” no es otro que  la  interpretación fallida de casi todos,  que desmerecen lo que hubiera podido ser un filme con punch. Lástima, otra vez será. Estaré atenta a lo que Oriol Paulo ruede en el futuro, porque se debe reconocer su capacidad creativa como  inventor de historias.  Y no es un mal comienzo para ser su opera prima-.Yo le daría un aprobado, a pesar de todo.
Alicia dixit



MAMÁ
DE
ANDRES MUSCHIETTTI

Alguna reminiscencia infantil me atrae irracionalmente al cine de terror. Y  digo irracionalmente, porque rara vez encuentro  películas dignas de elogio. En todo caso, y a pesar de las reiteradas decepciones, cada nueva visita al cine lleva asociada una renovada expectación ante el presagio de  una película verdaderamente aterradora. Así, acudo al cine con avidez a ver Mamá, al olor de numerosas alabanzas y críticas favorables, además de  por algún dato como el  del patrocinio de Guillermo del Toro, lo que parece una garantía de solvencia. Ésta puede ser una de esas escasas ocasiones tan deseadas. Pero no es el caso de “Mamá” que no da la talla  ni para  complacer  a preadolescentes ávidos de emociones fuertes. La película consiste en un pobre guión y  una  incesante sucesión de estereotipos del género sin solución de continuidad: parajes solitarios, cabañas abandonadas, niñas poseídas, espectros vivientes, luces que se apagan,  gritos y risas de ultratumba, muertes, desapariciones, locas y manicomios……….No falta ni uno. Y lo peor, es que la película no engaña a nadie.  A los 15 minutos ya se veía lo que podía dar  de sí, a pesar de lo cual permanecí en la sala hasta el final. Para convencerme del todo de que no era una primera impresión. Siempre  espero que se produzca, en cualquier momento, un cambio de rumbo que convierta una cinta plana en una emocionante. Soy una ingenua,  porque  esto apenas ocurre. 
Y lo primero que falla es el guión en el que se sustenta, bastante mediocre por tramposo: no se sabe cuál es el origen de tanta desgracia, y se hubiera agradecido una explicación: el detonante de todo es un acontecimiento trágico del que no se da razón en ningún momento posterior de la película. Parece una excusa, traída por los pelos  para justificar la catástrofe sufrida por las niñas, verdaderas protagonistas de la cinta.  Y ese pretendidamente angustioso pero incomprensible inicio, ya es un presagio de que mal acaba lo que mal empieza. A partir de ahí, la sucesión de acontecimientos previsibles es constante (las visitas a la cabaña abandonada  y sus nefastas consecuencias; la revelación de la verdad a través de  los sueños; las  fracasadas sorprendentes apariciones del espectro, o su simple y  permanente presencia………..). Nada novedoso. Y no solamente el principio es un pegote, sino que todo el argumento resulta fallido: así  la pretensión de hacer verosímil la historia de la novia roquera del protagonista, que  lo abandona todo en pos  del  cuidado de las endiabladas criaturas,  resulta poco menos que  absurda. O el despliegue desproporcionado medios  y efectos, empleados  con el único objetivo de asustar al espectador, porque no existe correspondencia entre aquellos y sus consecuencias últimas (así, el  brutal ataque al tío de las niñas del que milagrosamente sale vivo cuando todo apunta a que se ha partido la crisma, es una muestra de la poca sustancia del guión). Nada creíble: queriendo impresionar, resulta engañoso. Nada imprevisible: cada susto es pronosticable;  el factor sorpresa brilla por su ausencia.  Ni siquiera el imaginario del espectro es sugerente  a pesar de  los efectos especiales utilizados.
Cinta pretenciosa que no pasa de  vulgar. Vulgar donde las haya. No sé si voy a  tener ganas de insistir, porque   resulta  francamente difícil encontrar buen cine de terror. No me queda más que resignarme o volver sobre los clásicos. Shade!!

Alicia dixit.


  

domingo, 10 de febrero de 2013



LINCOLN
DE
STEVEN SPIELBERG
        
         Estados Unidos es una joven nación con una antigua democracia. Este tipo de argumentos aparentemente contradictorios son los que maneja Steven Spìelberg con una maestría inigualable. Ejemplos de ello  nos sobran en su filmografía. En ésta, su última película, los maneja tal y como él sabe hacer.
         Lincoln, ese gran Presidente republicano de USA que ha pasado a la historia como el que abolió la esclavitud, merecía una película de la industria cinematográfica estadounidense. Los estados-nación y sus sociedades, necesitan que se les recuerde, recurrentemente, la existencia de sus héroes y de sus grandes pensadores, políticos, académicos, científicos, etc., porque  conforman una parte importante de sus valores culturales.
         Spielberg realiza esta hagiografía de Lincoln con una factura impecable, como corresponde a este genio del séptimo arte. La forma utilizada para hacer cinematográficamente grande a este referente histórico de su país es, sin centrarse tanto en la historia,  enfocar el relato en la democracia y la maquinaria que la hace funcionar: la política. Asimismo elude, conscientemente, el fácil recurso a la guerra de secesión, asunto que trata como un simple elemento de fondo.
         Spielberg nos muestra como hacía mucho tiempo nadie lo hacía, la grandeza de la política, esa actividad tan denostada por muchos, cuyas formas, en ocasiones, no poseen la cualidad de ser un ejercicio noble. Si lo  son,  en general, sus resultados últimos. Sin política y sus poco nobles artes no se hubiese podido abolir esa ignominia que pesa sobre la humanidad, la esclavitud. 
         Spielberg, igualmente, consigue demostrarnos que los partidos políticos no siempre han sido como son en la actualidad. Para ello remarca con su gran talento la oposición del partido Demócrata y la favorable actitud abolicionista de gran parte del partido Republicano unido en torno a los principios de su líder.
         Lincoln, no es una película rigurosamente histórica. De hecho el director elude pasajes de su vida y de su obra que quizás hubiesen engrandecido su figura pero que no parecen los más adecuados para una necesaria reivindicación de sus grandes referentes históricos. Lincoln fue coetáneo de Marx y Engels y coincidía con ellos en algunos de sus postulados, llegando incluso a publicar artículos en el mismo medio de comunicación. Quizás este aspecto de la vida de Lincoln le hubiese restado a la historia cierta grandeza en favor del rigor. Está claro que no es lo que buscaba el director.
         Esta es una buena película que nos muestra, con acierto, la necesidad de la política para ordenar nuestra convivencia, sin escatimar esfuerzos en mostrarnos lo sórdido de su acción, sin lugar a dudas, algo que se puede pasar por alto si el fin es de la dimensión de medidas como la abolición de la esclavitud.
Germán.