QU´EST-CE QU´ON A FAIT AU BON
DIEU?
DE
PHILIPPE
DE CHAUVERON
Precedida por su éxito en
Francia, no sorprenden las buenas sensaciones que produce esta comedia.
No es que el público francés
tenga un gusto más refinado, per se,
que el español, ni que el cine francés sea, por definición, más apetecible que
cualquier otra cinematografía del mundo, pero ante las comedias francesas avaladas
por el éxito de taquilla en el país vecino, me quito el sombrero, de antemano, porque rara vez me defraudan.
Todos los clichés posibles
sobre los matrimonios mixtos, los prejuicios y el choque cultural que de ellos
resultan, aparecen en esta película (tan de actualidad por motivos siniestros,
por otra parte) uno detrás del otro.
Pero no por predecible resulta menos divertida.
Puede achacarse a mi cada vez
menor nivel de exigencias o a que cada vez estoy más determinada a ver comedia,
en la medida de lo posible, sobre cualquier otro género, que “¿Qué hemos hecho
mal, Dios mío?” -en la traducción española- me haya resultado una comedia redonda,
completa, impecable que cumple con creces con el objetivo de divertir sin más
pretensiones.
Puede que cada vez soporte
peor a los pretenciosos de todo signo, lo que se puede hacer extensivo al cine,
en torno al cual he desarrollado una tolerancia cero cuando me encuentro ante
elucubraciones sesudas o experimentos de
cualquier orden o simplemente cine vanguardista para minorías que requiere de
un manual de instrucciones para su comprensión.
Cine independiente sí, pero
siempre que sea inteligible para el común de los mortales, que mis neuronas no
alcanzan a descifrar los mensajes ocultos de numerosas obras de culto de
reciente aparición (verbi gratia el último esperpento de González Iñárritu, Birdman, aclamada en numerosos círculos
cinéfilos).
Pues sí, no me duelen prendas
admitir que me conformo con poco- puede que en opinión de algunos- pero mis
preferencias van cada vez más por el cine sencillo, sin alharacas ni efectos especiales (que me dan dolor de cabeza) y de corte clásico.
Y esta película encaja
perfectamente en esta descripción. A mí me ha resultado además de entretenida, simpática y audaz, por más que sea previsible.
Al final va a resultar que lo
verdaderamente complicado es hacer cine sin sofisticaciones (en mi opinión,
innecesarias) que llegue al gran público por su sencillez y proximidad, porque las
pajas mentales, queda demostrado, están
al alcance de cualquiera. Buena prueba de ello da la cartelera constantemente.
Ideal para echarse unas risas
y distenderse. Quién da más?
Alicia dixit