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LA VIDA MISMA.GERMÁN

Si no puedes escribir, escribe

viernes, 28 de agosto de 2015


MI FAMILIA ITALIANA (LATIN LOVER)
DE
CRISTINA COMENCINI

Los  efectos de la  canícula han causado estragos en mi olfato cinematográfico este verano. Por ello,  y porque  mi mayor deseo al ir al cine ha sido el de encontrarme con cualquier refrescante y desenfadada comedia me decidí por “Mi familia italiana”.  No buscaba nada sofisticado, ni sesudo, ni denso. Ni dramático, ni trágico,  ni scary,  que para eso ya tenemos  bastante con las noticias diarias.  Me valía cualquier cosa liviana y divertida para pasar una tarde de verano al frescor del aire acondicionado (muy acondicionado, en general)  de las salas de cine. Y por eso esta fue una opción a considerar. El visionado del tráiler con ocasión de una anterior visita al cine, me llamó la atención sobre una película, que en otras circunstancias me habría pasado del todo inadvertida.
Y sí, tal como era de esperar,  es una comedia intrascendente, sin pretensiones y lamentablemente, sin gracia.
En torno a la muerte (la celebración del décimo aniversario de la defunción,  mejor dicho) de Saverio Crispo,  insigne galán del cine italiano y reconocido mujeriego,  se congregan  en su pueblo los hijos dispersos  del  fallecido latin lover, algunas de sus ex, y un viejo  compañero y amigo  que resulta haber sido algo más que eso. Reunión  en la que además de glosarse el pasado glorioso del ausente,  se pasa revista a  múltiples episodios de su vida y brotan  los conflictos familiares como prende la yesca al menor contacto con el fuego.  Saltan a la palestra envidias, rivalidades, conflictos latentes, rencillas, viejas querellas, líos de faldas y descubrimientos sorprendentes. Todos los enredos previsibles se producen como consecuencia del encuentro de las ramas italiana, española, nórdica y americana de la familia del difunto. Historias que se entrecruzan en un vaivén incesante de flash-backs donde se nos  presenta al famoso personaje,  para, finalmente, dejar caer el mito de apasionado amante que lo acompañó,  por el descubrimiento de una ya sospechada, si no conocida por muchos, culminada  homosexualidad.
Pues bien, nada hay de  reseñable en la película, salvo que se ha desperdiciado una historia que podría haber proporcionado buenos momentos al espectador, si se hubiera sabido aprovechar la idea original, que no siendo  en nada original,  sí ofrecía muchas posibilidades.
Desconocía a su directora, Cristina Comencini, antes de ver la película, y sigo igual después de verla, porque nada me aclara de cuáles sean sus intenciones al colocarse tras la cámara salvo las noticias sobre su notoria falta de gracejo.   La película solo se sustenta en el buen trabajo de los actores, yo diría que de la mayoría, incluidos  los del elenco español. Mágnifica está la recientemente fallecida Virna Lisi, que sin duda, en uno de sus últimos trabajos, da muestras de su gran clase como actriz de raza, además de lucir espléndida como mujer. Dándole la réplica, por el lado español Marisa Paredes está correcta. Pero espectacularmente espontánea, como es habitual en ella, está la excelente Candela Peña, que interpreta su papel con un desparpajo tal que siempre  te hace dudar  si está actuando o está ejerciendo  de sí misma.  Bien Lluís Homar y Jordi Mollá, al que hacía tiempo que había perdido la pista (debe andar haciendo las américas, desconozco con cuánto éxito). Y  con la presencia de Valeria Bruni Tedeschi, hermana de la ex primera dama francesa,  a la que no había tenido oportunidad de ver  con anterioridad y que está irreprochable en su papel.
En fin, que  esta película no  ha dejado huella alguna en mí. Y en estos casos renuncio a escribir la reseña para que no se me tache de exigente, pejigueras y hasta de un tanto desaboría –de picky como dirían los anglosajones- pero  dado que me he tropezado en el fondo de mi bolso con la entrada del cine  y aprovechando una pausa laboral, he decidido saltarme mis principios a la torera. Eso sí, lo hago mecánicamente, sin ningún entusiasmo, con  la misma frialdad con la que salí del cine el día de autos, por efecto de la película y del aire acondicionado.
Que si me entretuvo? Supongo que sí, pero siendo ésta  razón necesaria, nunca  es suficiente  para hacerme ir  al cine.  Porque entretenerme, entretenerme, también me entretiene el Pasapalabra………
Como eximente diré que estábamos a 40º  y quería  echarme unas risas a toda costa.  Ya me tomaré la revancha…….
Alicia dixit

jueves, 20 de agosto de 2015


THE CUT (El padre)
DE 
FATIH AKIN
Divulgar la causa armenia, saldar deudas emocionales y ser capaz de mirar el conflicto turco-armenio   con serenidad y rigor histórico,  parecen haber sido los retos asumidos por Fatih Akin al abordar esta película.
Proveniente de una tradicional familia turca, no parece haberle resultado fácil distanciarse de la versión “oficial” de los acontecimientos, para presentarnos  un sencillo y común relato del horror.  Pero lo ha conseguido y así,  ha situado la trama, en el lado del pueblo masacrado. No escatima recursos para relatarnos el drama desde la perspectiva de una  apacible familia de artesanos que sufre la separación primero, el  sufrimiento más descarnado  e irreversible seguidamente,    la exterminación de buena parte de sus miembros después, y finalmente el éxodo, la huida  del horror, de las dos hermanas gemelas e hijas del protagonista, en un largo  y accidentado peregrinar hacia tierras americanas.
Esta es la historia de la película, la de un hombre que padece innumerables  sufrimientos para acabar despojado de todo aquello  que daba sentido a su vida de hombre bueno.   Hasta que un buen día descubre que sus hijas, supervivientes del exterminio en el que perecieron sus más allegados, abandonaron el país, sanas y salvas con destino a Cuba. Y decide emplear sus  más que diezmadas fuerzas en  su búsqueda.
Otra road movie de las que tanto gustan a Fatih Akin. Todas sus películas contienen ese algo de búsqueda emocional y física,  de heridas abiertas que  tratan de cerrarse mediante el acercamiento  a  los mundos diferentes que luchan por  convivir pacíficamente y que  configuran su identidad. La  búsqueda que representa  la salvación. Este hombre,  muerto en vida, no tiene más esperanza que el reencuentro con sus hijas. Y emprende el viaje.
Se adentra  el autor en la historia del  genocidio armenio,  a partir de un relato que bien podría ser real y que pretende, según palabras del propio director,  estremecer a los espectadores sin importar el lado en el que se sitúen.
Pero en mi opinión, este film épico, rodado con esmero y con la delicadeza que define el cine de Akin, resulta un tanto excesivo. Para describir el sufrimiento del personaje del padre  no eran necesarias 2 horas y 18 minutos de metraje. La búsqueda resulta agotadora, pero de puro detallista. Hubiera podido abreviarse el relato y no se hubiera permitido que el espectador se disipara y acabara exhausto de tanta frustración. El exceso, en casi todo, acaba resultando estragante y produciendo el efecto contrario al buscado.  Te acaba distanciando del dolor, y provocando una cierta indiferencia.
Yo llegué un tanto fatigada al desenlace, quizá por exceso de puntillismo, quizá porque no se nos da una tregua. Ni siquiera al final.
El tema  da para mucho y no ha sido explotado en el  cine lo suficiente, por lo que podría haberse esperado algo diferente, especialmente si proviene  del   gran  Fatih Akin.  Y sí, en mi opinión, es un film impropio de su autor. Me explico,  había momentos en los que me parecía encontrarme ante el cine grandilocuente de superproducción de la fábrica Hollywood, al más  puro estilo Steven Spielberg.  Luego he sabido  que el autor del guion, junto con el propio Akin,  es Mardik Martin, afamado guionista americano de origen iraní (son suyos los guiones de “Malas calles” “Toro salvaje” o “Valentino”, por citar algunos ejemplos)  por lo que su  inconfundible sello de “American movie” no es producto de mi imaginación.  
Ajena a su autor, con una cierta pérdida de su personal impronta, así me ha resultado la película, a pesar de contar con muchos de sus rasgos inconfundibles. Entre estas señas de identidad se encuentran la multitud de simbolismos que plagan la película. Así el protagonista, pierde el habla y hasta la fe, como expresión de la más absoluta de las devastaciones en que puede sumirse el ser humano. Con la descripción del  dolor del padre  quiere mostrarnos el dolor de todo un pueblo.  Y bajo el minucioso relato asolador de acontecimientos,  siempre subyace  un poso de esperanza, un rayo de luz,  un atisbo de optimismo, representados  por  la bondad de algunos de los personajes con los que tropieza el protagonista.
Anyway, fallido  resulta el casting. El protagonista, Tahar Rahim (joven actor francés de origen argelino) no  se hace con el personaje. No consigue transmitirnos (o al menos a mí)  con nitidez la amargura que el personaje acumula a lo largo del film, ni los estragos del  paso del tiempo, que añadido al mucho dolor deja secuelas inevitables en el aspecto de cualquiera. Sin embargo, el protagonista aparece joven (lo es, tiene 34 años) por no decir jovial,  en todo momento. O no se han esmerado en su caracterización o  esta apariencia juvenil es algo premeditado.  Cualquiera que sea el  caso me  resulta francamente chocante.
No sabría si recomendarla. Me escabulliré diciendo que hay multitud de  películas imprescindibles  en el haber de Fatih Akin, por lo que siempre habrá otras opciones antes que  “El padre”.
Alicia dixit

viernes, 14 de agosto de 2015


REQUISITOS PARA SER UNA PERSONA NORMAL
DE
LETICIA DOLERA

Qué gusto da estar desplazado y disfrutando  de vacaciones y además encontrar la película perfecta para  complementarlas. Esta ha sido mi sensación cuando en medio de mi descanso estival  he visto el típico cine de pueblo, sí de los que ya no quedan, con una cartelera que muchas salas de Madrid querrían  para sí y ¡oh! sorpresa allí estaba, “Requisitos para ser una persona normal”. Una comedia de lo más refrescante, el tipo de cine que en no pocas veces añoramos, sencillo, romántico,  alegre, tierno, vitalista y que además se permite hacer guiños a determinados comportamientos  humanos. Así nos muestra  nuestra capacidad para articular frases sin sentido sobre el arte moderno y, lo peor, que sean escuchadas. También para ponernos frente al espejo sobre la conducta que adoptamos al elevar a liturgia casi espiritual el consumo de algún producto, que no requiere mucha elaboración que digamos, como es el “gin tonic”. Por no mencionar la eterna realidad de que con frecuencia  es mucho  mejor ser feliz con una persona con la que te entiendes que con la que representa la pareja ideal. Esto último es algo que parece indiscutible pero que no se practica con tanta asiduidad como nos creemos. Una película que también refleja desde un punto de vista vitalista y sin tapujos, para esto están las comedias, la situación de la juventud de nuestro país, esta que es la mejor preparada de nuestra historia. Tampoco elude el conflicto familiar sobre todo el que se produce cuando se pretenden mantener las relaciones fallidas a costa de lo que sea, sí esto sucede todavía ahora después de 34 años de ley del divorcio. Igualmente plantea magistralmente el concepto tener una discapacidad frente al de  ser discapacitado.
Sobre el elenco de actores elegidos para acompañar a la protagonista, sólo cabe un comentario, son perfectos: Camen Machi hace una pequeña aportación simplemente magistral; Manuel Burque, desconocido para mí, al que espero verlo mucho más después de este más que notable trabajo; Miqui Esparbé representando al novio que toda madre quiere para su hija y Alexandra Jiménez que muestra como nadie a la chica que ha conseguido ser una madre y pareja digna de aparecer día sí y día también en la revista TELVA.
 Acertado, todo muy acertado en una película muy ligera pero que se puede permitir pegar unos cuantos zascas con una elegancia similar a la imagen que traslada su directora y protagonista ante la que no te queda más remedio que caer rendido.
Mira tú por dónde resulta que contamos en España con una Audry Tautou y la tenemos relegada a hacer cortos y cosas muy menores a pesar de su evidenciado talento  tanto como guionista como  directora y actriz. Esto sería impensable en Francia. Esperemos que nuestra industria lo entienda, lo acepte y le permita ocupar el puesto que ya le corresponde después de esta obra. Leticia Dolera es un regalo para la cámara.
Germán.