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LA VIDA MISMA.GERMÁN

Si no puedes escribir, escribe

lunes, 27 de enero de 2014

EL LOBO DE WALL STREET
DE
MARTIN SCORSESE

Sin ánimo de resultar maximalista, diré que no creo que vuelva a ver una película de Scorsese si no cuento, previamente, con  la firme recomendación de alguien con criterio (y eso  excluye a la mayoría de  críticos cinematográficos, que  se dejan impresionar por el peso de la púrpura cuando se trata de determinados  intocables popes del cine universal). Al margen del apellido, las magníficas interpretaciones o las múltiples nominaciones a los premios más prestigiosos del cine mundial, a mí Marty hace tiempo que me deja fría. Pero El Lobo de Wall Street supera con creces la peor de las decepciones posibles. Mi relación con Scorsese es una sucesión de desencuentros. Ya me salí del cine  con “El aviador” (película larga y tediosa  como he visto pocas)  porque transcurrida una hora de  aquello, la cosa no daba más de sí.  Y en esta ocasión he vuelto a experimentar las mismas sensaciones: la película embarranca en un punto y  comienza a dar vueltas como si de una noria se tratara, girando sobre su eje para no llegar a ningún lado, hasta causar  la extenuación del espectador.
Aunque ya acudí al cine con un cierto escepticismo, (tengo una memoria de elefante para las películas fallidas) no imaginaba encontrarme algo tan fútil. Lejos de profundizar en los entresijos del mundo de las altas finanzas y la psicología de los tiburones de Wall Street, se enzarza en las cuestiones anecdóticas sobre las que oscila toda la película:  se limita a  describir  un mundo desquiciado, poniendo el foco sobre los excesos con las drogas y el sexo. Y toda la película es un continuo dar vueltas sobre los mismos asuntos, hasta el punto de convertirla en  astragante.
No es capaz de hacer la historia creíble, ni logra que empatices con los personajes de ninguna manera, aunque parece como si lo pretendiera. Del personaje representado por Leonardo di Caprio solo muestra su faceta menos amigable, aunque parece como si quisiera congraciarle con el espectador.  Es una película simplista en los planteamientos: los protagonistas son personajes avariciosos y amorales, sin más, lo cual siendo  factible,  resulta insólito, irreal,  enmarcado entre  los excesos  mostrados  que convierten la historia en  una pantomima, en un cómic.  Ni son verosímiles  las arengas del “jefe”  a sus empleados (tan del gusto americano) por desproporcionadas, ni son creíbles  los excesos con las drogas tal y como los describe,  ni las continuas borracheras de sexo son posibles, siquiera entre sujetos sobrios, cuanto menos con sujetos   tan pasados de rosca  como los descritos. Bien que el mundo de los brokers es una selva  sin reglas, bien que los excesos con las drogas de todo tipo estén a la orden del día en esos ambientes, bien que la riqueza que amasan algunos de los más exitosos financieros les  desequilibre y les convierta en sujetos insaciables de emociones fuertes o en  sexoadictos, pero nada de lo contado parece posible, por desorbitado.
Tengo un hartazgo de pastillas, drogas y prostitutas que me  ha dejado K.O. para una  buena temporada. Mediré muy mucho mi próxima elección.  
El lobo de Wall Street me ha producido un empacho  tal que me ha dejado inerte. Espero poder sobreponerme en  breve y recuperar mi avidez por degustar buen cine.
No, sr. Scorsese, no me ruboriza reconocer que no disfruto con  su cine y que no me dejo influenciar por las hordas de  incondicionales que le admiran. Así que  no pienso repetir más, después de este fiasco  salvo indicación en contrario de cinéfilos fiables. Porque ni olvido ni perdono las malas películas.

Alicia dixit.

domingo, 26 de enero de 2014

LA GRAN FAMILIA ESPAÑOLA
DE
DANIEL SÁNCHEZ ARÉVALO
Creo que Daniel Sánchez Arévalo es un buen director de cine. Películas suyas como “Azul oscuro casi negro” o “Gordos” me causaron algo más que buena impresión, me parecieron muy buenas. Por eso no me ha extrañado, en principio, que “La gran familia española” haya sido nominada a los premios Goya.
Una vez vista la película, después de conocer su nominación, me he quedado un poco sorprendido. El film no tiene el nivel a que nos tiene acostumbrados este buen director. El guion es un tanto confuso en su clasificación, nos lo presentan como una comedia y finalmente tiene más aspecto de drama sentimental con una trama excesivamente forzada. La interpretación de todo el elenco, no pasará a la historia del cine español. La ejecución, en ocasiones, recuerda a una sucesión de videos de YouTube más que a una obra cinematográfica ¿Cuántos videos de YouTube nos han llegado a través del correo electrónico con inicios de celebraciones de bodas como la que nos presenta Daniel Sánchez Arévalo?
El desarrollo de la historia da la impresión de haberse realizado al revés. No parece una historia con un desenlace, sino la creación de un desenlace en torno al que se construye el nudo de la narración. Este método de construir la fábula le obliga al director a dar saltos narrativos que dificultan seguir la película e impide que te seduzca. Además, para mantener el metraje e intentar enganchar al espectador en cada salto se pierde algo de verosimilitud y continuidad.
Daniel Sánchez Arévalo no ha estado en esta ocasión muy inspirado. Confiemos en su capacidad y sigamos su obra futura. Sin duda es un buen creador.
Su nominación a los premios Goya, si consideramos su talento, está justificada. Si es por “La gran familia española” no parece muy explicable, salvo que el resto de la producción cinematográfica española sea de más discutible calidad. De ser así, la industria cinematográfica española debería iniciar una reflexión y empezar a abrir las puertas a nuevos talentos, que seguro que existen, que pueden relanzar una industria y un mercado muy necesitado de estímulos y revulsivos que acallen las opiniones de políticos desinformados y con espurios intereses ideológicos. El público está deseando que esto sea así. La sala del cine donde se proyectaba estaba a reventar, y no era un día de oferta en el precio.


Germán.

AGOSTO
DE
JOHN WELLS
“Agosto” es otro intento de adaptación de una obra de teatro al cine. La historia es la ya tan manida tormentosa relación que puede existir en el seno de una familia ¿Cuántas películas con este fondo de tragedia familiar nos quedan todavía por ver? Imposible de calcular. Cada cierto tiempo aparece en la cartelera una historia con este transfondo ¿No resulta un poco cansino este recurso?
Construir una historia con una trama como esta ya está suficientemente explotado. En este caso para intentar salvar la posible aversión de los espectadores a este producción, se ha contado con grandes intérpretes como Meryl Streep o Julia Roberts. Y para asegurase una jugosa taquilla se ha encargado la dirección a un especialista en series de televisión. Con estos ingredientes el beneficio económico está asegurado, pero el resultado de la obra no tiene por qué.
La película se desarrolla en el estado de Oklahoma durante el mes de agosto, sin duda para aumentar la sensación de molesta pesadez que casi siempre supone el tener que asistir a una reunión familiar como la descrita. Este recurso empleado en no pocas adaptaciones de obras de Tenneesse Willians al cine (“La gata sobre el tejado de zinc” o “Un tranvía llamado deseo”) ya ha perdido el efecto que pretende conseguir.
El guion contiene todos los elementos imprescindibles para trabar un drama: madre poliadicta (Almodovar sienta escuela), hija responsable en fase de divorcio, hija casquivana que no se encuentra a sí misma y que acude al encuentro con el último novio rico y chulo putas; hija sumisa que no ha sabido abandonar el nido familiar; hermana de la madre que le ha puesto los cuernos a su propia hermana con su marido; cuñado que inicialmente aparece como un calzonazos y acaba demostrando que de tonto no tiene un pelo; hija/sobrina adolescente con las hormonas a doscientos por hora y sobrino/nieto que…………..
Las interpretaciones de todo el elenco están excesivamente recargadas de recursos teatrales llegando incluso a desequilibrar la actuación del conjunto. Meryl Streep parece obligada a demostrar que la obra está pensada para su brillo personal y resulta sobreactuada. Julia Roberts parece como si pretendiera no querer dejar que le coman la tostada e igualmente resulta más que sobreactuada (si es que esto es posible con la participación de Meryl Streep). El resto influidos por estos dos personajes y mal dirigidos siguen la misma senda. Con estos mimbres la película más parece un serial radiofónico de los que oían nuestras madres/abuelas en la radio en los años sesenta (Luceciiiita) que una película del siglo XXI.
Si este film en lugar de verlo en un cine lo ves en tu casa en el DVD, tiene la ventaja de que puedes oírla sin necesidad de verla y mientras tanto realizar las labores domésticas y así no pierdes del todo el tiempo. Igualito que nuestras madres/abuela que deambulaban por la casa con la radio conectada de una habitación a otra mientras la arreglaban.
Cuando termines de hacer tus labores y de oír/ver la obra, tendrás la misma sensación que si hubieses ido a verla al cine. Esto es “Agosto”

Germán.

GENTE EN SITIOS
DE
JUAN CAVESTANY

         Personalmente me considero una persona amante del cine en general. No es de mi agrado mezclar tan honorable afición con sentimientos patrios, por ello me suelo aproximar al cine español con la misma actitud que me enfrento al cine de cualquier otra nacionalidad. El cine español ha tenido y tiene excelentes y, como no puede ser de otra manera, no tan buenos creadores. Puesto que se aproximan los premios Goya y resulta que no he tenido ocasión de ver cine nacional, o más bien los títulos que han llegado a la cartelera no me ha llamado suficientemente la atención, he tomado la decisión de ir a ver alguna obra e incluso alguna de las nominadas, de las que hablaré en otros posts.
         “Gente en sitios” me llamó suficientemente la atención, por diversos motivos que no vienen al caso, como para ir a verla. Mi sorpresa ha sido mayúscula. Esto ni es cine ni es na (es un como la ciencia económica que ni es ciencia ni es na). Se compone de una multiplicidad de pequeños historias que, por lo menos yo, no le encuentro ni relación, ni sentido. Para ser exactos, si le he encontrado cierto parecido, con esas pequeñas historias de cámara oculta que hacen en Canadá con las que nos deleita regularmente, nada más y nada menos que TeleMadrid. Real como la vida misma un bodrio superado con creces entre otros por el programa de televisión “Los mayores gamberros” y similares.
         Cuando acabé de ver la película seguía con la misma sensación que tenía antes de entrar en la sala, quería ver una película. O sea que vas al cine, pasas 83 minutos frente a la pantalla y transcurrido ese tiempo sigues teniendo ganas de ver una película. A todo lo anterior hay que añadir, porque es obligatorio: ¡con lo que cuestan las entradas!
         Una vez superado el impacto y ya de vuelta a casa pensé ¿me habré perdido algo? ¿Será un problema de que mi mente no es capaz de entender tan magna obra? Y leí algunas de las críticas. Todavía estoy pasmado con los calificativos que le dedican, de los que destaco uno: “Es un relato caleidoscópico” porque es el que más repiten y repiten algunos críticos y comentaristas cinematográficos, y yo me pregunto, ¿Qué demonios significa, un relato caleidoscópico? A la conclusión que llego es que en este caso supongo que para disimular la equivocada participación de algunos de los mejores actores del panorama nacional en este bodrio, se buscan calificativos abstrusos con apariencia intelectual. A esto yo también añado que es una forma de hacer patria, es decir, en vista de cómo está el panorama no carguemos mucho las tintas con estas obras no vaya a ser que acabemos dándole la razón a cierto ministro (que no la tiene). 
 Si tienes un fuerte impulso por ver cine español para fomentar la industria nacional o para no estar perdido en la gala de los premios Goya, o cualquier otra razón igual de loable, no se te ocurra empezar por: “Gente en sitios”.

Germán.