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sábado, 10 de febrero de 2018

El plástico


NUESTROS CONGÉNERES

Nuestros congéneres y en especial aquellos que habitamos las zonas más desarrolladas del planeta vivimos un momento dulce en lo referente a la información y a la comunicación. Podríamos decir que incluso vivimos bajo una saturación, lo que se conoce como Information Glut. El desarrollo de los Smartphone y  el prodigioso invento al que jamás la humanidad pudo llegar a imaginar que llegaría, Internet ha situado a nuestra raza en un escalón superior del conocimiento.
¿Si aceptamos todo lo manifestado anteriormente por qué no seguimos los dictados de la razón en nuestros comportamientos cívicos? pues este es uno de los misterios que, en un sentido literario, más me atormentan.
No parece necesario insistir más en el problema que los plásticos y otros residuos similares están creando en el medio ambiente. Además, este problema es especialmente importante en algunas áreas de nuestro planeta, por ejemplo en el mar Mediterráneo. Este piélago que en el caso de nuestro país es el soporte estructural de nuestra principal industria, el turismo tiene una importancia tal que en sus costas pernoctan unos 64 millones de turistas. Todos ello sin menospreciar su belleza que ha inspirado a no pocos artistas.
Esta realidad- la belleza y el ser motor económico de la industria turística- es conocida por todos los habitantes de nuestro país. No exagero cuando digo todos puesto que en España hay más de 50 millones de líneas móviles, el ochenta y siete por ciento de ellas se soportan en smartphones (con conexión a internet). También somos el quinto país del mundo que más tiempo pasa con el teléfono conectado. A todo lo demás hay que añadir a todos los medios de comunicación en cualquier soporte y, en particular, la televisión. Esta, además de bombardearnos con excelsos programas en los que se compra y se vende la vida privada; también ofrece plataformas para la exposición, sin complejos, de nuestras patologías y otros aspectos sobre los que me niego a profundizar. En los huecos que deja la parrilla de programación igualmente nos ofrecen suficiente información acerca de los problemas medioambientales por los que atraviesa el mar Mediterráneo
Todo lo anterior nos permite certificar, casi sin ningún enero de duda, que la población española conoce profundamente los problemas medioambientales que padece nuestro Mare Nostrum.
En los últimos tiempos, privilegios de la edad, paso largas temporadas en sus costas, en aquellas en las que gran parte de sus visitantes no son extranjeros sino turismo nacional. Cuando te aproximas a sus arenas blancas y finas no hay paso que des en el que no te cruces o sientas en tu pie un plástico, una colilla, un bote de hoja de lata, una botella de plástico. Si te bañas en sus aguas - yo, como muchos otros, tengo que hacerlo con gafas natatorias graduadas - es bastante frecuente que veas una bolsa de plástico nadando con la misma elegancia que los hace una medusa u otro tipo de residuos desde tapones del bolígrafo de esos que tienen un agujero en su punta para que si te lo tragas puedas respirar, hasta restos de material deportivo, etc. Todas las mañanas un  equipo de esforzados trabajadores intenta limpiar las playas, sí todas las mañanas ¡que frustación!
La situación ha llegado a tal nivel que el Ayuntamiento de la localidad ha lanzado una campaña de publicidad muy simpática y enternecedora en la que identifica algunos estereotipos de visitantes playeros: La plantalatas, La abracadabra, El faquir, El nicotino. Todo esto para intentar sensibilizar al público en general para intentar conseguir que el ya cuasi basurero no vaya a más. Es decir como no tenemos suficiente información el Ayuntamiento se ve obligado a realizar una campaña que saque un poco los colores a una muchedumbre la cual ya está enterada del problema.
En ocasiones recibo llamadas de buenos amigos y familiares que de la forma más cariñosa posible me recriminan que con la edad me estoy transformando en una persona más asocial de lo que normalmente era. A lo que yo siempre contesto, bueno es que cada día creo menos en nuestros congéneres.
Septiembre 2017
Germán Domínguez Adrio


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